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La Internacional Comunista, una criatura de la Primera Guerra Mundial

La Internacional Comunista

Rusia, 30 oct 2018 (ATB Digital).- La Internacional Comunista, Komitern en ruso, se abrió camino durante la Primera Guerra Mundial y se fundó tras el triunfo de la Revolución Rusa, en medio de la sed de justicia y de igualdad social que se propagó en las trincheras.

Desde el inicio de la guerra, en 1914, Lenin llamó a las organizaciones obreras europeas a crear un nuevo movimiento comunista mundial para remplazar a la Segunda Internacional Obrera, disuelta al iniciarse el conflicto.

“La moral burguesa y sus valores humanistas quedaron alterados con la Primera Guerra Mundial para los soldados que pasaron años en las trincheras y en medio de la sangre”, resume para la AFP el historiador ruso Alexander Kolpakidi.

La Tercera Internacional se creó en 1919 por iniciativa de los bolcheviques, que habían llegado al poder dos años antes. Reagrupaba a los partidos comunistas de una veintena de países, con la URSS, evidentemente, a la cabeza.

“El Komitern es hijo de la Primera Guerra Mundial”, destaca el historiador Alexander Vatlin, quien explica que, una vez de vuelta en sus hogares, los excombatientes y los prisioneros de guerra se convirtieron en un terreno fértil para las ideas revolucionarias.

Los dirigentes del nuevo movimiento comunista heredaron mucho de su experiencia militar. El Komitern tenía sus “comisarios”, su “Estado Mayor” e imponía a sus miembros una disciplina digna del frente de guerra.

“Los obreros y los campesinos aprendieron a utilizar las armas durante la guerra”, por eso el movimiento revolucionario tuvo éxito en Alemania y en Hungría, explica Alexander Vatlin, quien ve en estos movimientos insurreccionales de inspiración comunista, que no lograron imponerse a largo plazo, “la continuación de la Primera Guerra Mundial” por otros medios.

“Revolución mundial”
Tras la llegada al poder en Rusia de los bolcheviques, Lenin soñaba con que la revolución se expandiera a otros países. Uno de los lemas de esa época proclamaba: “De la guerra mundial a la revolución mundial”,

El Komitern estaba al servicio de esta revolución mundial soñada por Moscú.

Entonces se crearon multitud de organizaciones internacionales: federaciones de sindicatos, uniones de juventud, mujeres o deportistas, o asociaciones humanitarias, todas ellas dependientes del Komitern y estrechamente controladas por Moscú.

“La ideología de la Internacional Comunista era una especie de religión, con adeptos que creían sinceramente en la construcción de un mundo nuevo, ideal, feliz, sin pobreza ni conflictos militares”, añade Alexander Kolpakidi.

“El Komitern, que inicialmente se creó como una organización subversiva, remplazó de facto durante el periodo de entreguerras a los aliados de Moscú (que perdió con la revolución) y Stalin la fue poniendo progresivamente al servicio de sus intereses”, señala Kolpakidi.

Espionaje
Los agentes del Komitern, con formación en acciones clandestinas, montaron redes de espionaje casi por todo el mundo en beneficio de la Unión Soviética, a menudo encubiertas en estructuras controladas por el Komitern. Otros cerraron en el extranjero tratados reales o ficticios, condenados a muerte por Stalin.

El Komitern también tenía el objetivo de luchar contra el sistema colonial europeo y ayudar a los movimientos de independencia y de liberación nacional, con el fin de crear nuevos aliados para la URSS.

Un año antes de su disolución en 1943, el Komitern disponía de células clandestinas en Europa, Estados Unidos, Turquía, China, Irán y en las Indias.

El Komitern se disolvió oficialmente para privilegiar la creación de frentes nacionales de resistencia a la ocupación alemana. Los dirigentes del Komitern desempeñaron un importante papel en estos movimientos.

Tras la Segunda Guerra Mundial, los nuevos dirigentes de los países del campo socialista también eran en gran medida exagentes del Komitern: Wilhelm Pieck y Walter Ulbricht en la RDA, Klement Gottwald en Checoslovaquia, Wladyslaw Gomulka en Polonia, Josip Broz Tito en Yugoslavia y Gueorgui Dimitrov en Bulgaria.

Una vez garantizada la formación de un bloque de países satélites en Europa del Este, la URSS puso la vista en nuevos continentes y, siguiendo la tradición del Komitern, financió los movimientos revolucionarios o de liberación nacional en África, Asia y América Latina.

“Las inversiones de la URSS en el Komitern la ayudaron durante la Guerra Fría, hasta el estallido del país, en 1991”, destaca Alexander Kolpakidi.

(AFP)

Imagen:AFP

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