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Aniversario siniestro

Aniversario siniestro

Mikhail Ledenev

El 21 de noviembre se cumplen 10 años desde el inicio de las protestas antigubernamentales en el corazón de la capital ucraniana, Kiev, el así llamado “Euromaidán”.

Fue abiertamente apoyado por fuerzas externas, sobre todo por un país que está muy lejos de las fronteras ucranianas. Las manifestaciones se estaban incentivando deliberadamente, el resentimiento popular lo calentaban los medios prooccidentales, así como las redes sociales que estaban ganando fuerza. El entrenamiento “Calle vs Estado” bajo el lema de una “Revolución naranja” ya fue ejercitado en 2004. El candidato supuestamente prorruso, en realidad proucraniano, V.Yanukovich logró ganar otra votación popular para ser expulsado definitivamente del país en febrero de 2014. Se fió demasiado de mediadores franceses, alemanes y polacos que le habían garantizado seguridad —e incumplieron.

“Euromaidán” pasó a la historia como una operación generosamente pagada desde afuera con la finalidad de convertir a Ucrania en un “proxy” occidental, “anti-Rusia” a través de ruptura de vínculos familiares, lingüísticos, culturales, económicos y de otra índole. Una parte de las élites regionales ucranianas se puso a promover enérgicamente sus intereses egoístas, saquear recursos estatales, vender los terrenos más fértiles del mundo, en general: cultivar prácticas corruptas. El ultranacionalismo bajo banderas fascistas constituyó la base ideológica del proceso. Los héroes de la lucha contra Hitler fueron sustituidos por los lacayos nazi, tipos como Bandera, Shujévich, etc. De radicales hinchas futboleros se formaron destacamentos de asalto a ser convertidos posteriormente en la fuerza de choque de las FFAA ucranianas, los batallones “Azov” y “Aidar”, entre otros. No escondían sus convicciones nazi ocupando el sector político “más a la derecha, imposible”. El carácter criminal de aquellos grupos era tan obvio que lo reconocían incluso los políticos occidentales.

Todavía no se han aclarado episodios oscuros de aquellos acontecimientos. El gatillo del golpe de Estado fue el tiroteo de los manifestantes en Maidán por algunos francotiradores. Hasta ahora no se conoce quiénes fueron, la investigación en Ucrania está atascada. Hay fuertes indicios de una participación provocativa de personajes con los pasaportes georgianos. Muy probable que los organizadores del “Maidán” sacrificaran a sus compañeros para desencadenar la violencia. Otro hecho trágico es la masacre en la Casa de los Sindicatos en Odessa, donde 42 personas fueron quemadas vivas por no querer romper los vínculos con Rusia. Nadie fue condenado. Ni han comparecido ante tribunales los autores de múltiples atentados contra los ciudadanos de Mariúpol, quienes celebraron pacíficamente el Día de la Victoria sobre el nazismo el 9 de mayo de 2014.

La consecuencia de dicho frenesí antirruso fue el estallido del conflicto en Donbás con un triste balance de más de 11 mil víctimas. ¿Se acordarán de la frase del oligarca y el entonces presidente ucraniano Poroshenko de que los niños de Donbás “tendrían que esconderse en sótanos”, mientras que los ucranianos gozarían de una vida tranquila? Kiev desencadenó así la llamada operación “antiterrorista” en contra de sus propios ciudadanos prorrusos de Donetsk y Lugansk, bombardeándolos incesablemente.

Los intentos de las autoridades rusas de encontrar una solución pacífica al conflicto respetando los derechos de los ciudadanos de Donbás y Lugansk llevaron a la firma de los Acuerdos de Minsk. Fueron violados cínicamente por los mandatarios occidentales, lo cual fue reconocido recientemente por la canciller  alemana Merkel y el presidente francés Hollande. Ahora el objetivo se ha quedado al descubierto: ganar tiempo para abastecer de armamento a Kiev, expandir la OTAN y convertir Ucrania en un portaaviones insumergible.

Mikhail Ledenev embajador de la Federacion de Rusia en el Estado Plurinacional de Bolivia