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Unión-Hertha, un derbi histórico a la sombra del Muro de Berlín

Unión-Hertha

Alemania, 30 oct 2019 (ATB Digital).- Con el primer derbi berlinés en la Bundesliga, los hinchas de fútbol de la capital alemana vivirán el sábado una jornada histórica. ¿Se creará una enésima rivalidad en este deporte o se perpetuará el espíritu fraternal de la Reunificación?

“Será un partido muy especial, sobre todo treinta años después de la caída del Muro”, estima en declaraciones a la AFP Elmar Werner, de 65 años e hincha desde 1979 del Unión, club del Berlín Oriental, cuyas gradas albergaban en su día a numerosos opositores al régimen comunista.

El Hertha, por su parte, es el gran club del Berlín Occidental, por lo que su historia es muy diferente.

La historia de Berlín no se parece a la de Liverpool, Glasgow, Sevilla o Roma, ciudades europeas que cuentan con derbis especialmente tensos y emblemáticos.

“No tenemos nada contra el Hertha”, estima Elmar Werder, para quien este partido es “una bonita oportunidad para la unidad”.

Otro hincha histórico del Unión de Berlín, Andreas Cramer (60 años), apoya esas palabras: “En su día, algunos hinchas del Unión iban incluso a apoyar al Hertha, sobre todo cuando jugaba en competiciones europeas. Pero cuando el Muro cayó nos convertimos en competidores”.

Gran fiesta
Los aficionados de más edad recuerdan el primer partido entre ambos equipos, un amistoso en enero de 1990 que se convirtió en una fiesta popular, dos meses y medio después de la apertura del Muro.

Los dos equipos se han enfrentado luego en cuatro ocasiones, todas ellas en la segunda división (temporadas 2010-2011 y 2012-2013).

El Berlín Oriental tuvo su dosis de rivalidad futbolística y política con los duelos del Unión y el Dinamo, el equipo apoyado por la Stasi, la policía secreta del régimen de la República Democrática Alemana (RDA).

En esos derbis ante el Dinamo (ahora en la cuarta división), el público del Unión solía gritar “¡El Muro debe desaparecer!” cuando los jugadores rivales formaban una barrera en las faltas.

Treinta años más tarde, los aficionados de Hertha y Unión, que durante los años de la división confraternizaron tanto, se preguntan qué deriva tomara su nueva rivalidad en los próximos años.

“Me alegré mucho cuando subieron a la primera división” al final de la pasada temporada, señala Manon Düring, una aficionada del Hertha de 55 años.

“He crecido con el Muro, Berlín tiene mucho que ofrecer, pero la ciudad necesita una fuerte cultura futbolística. Es una ocasión para desembarazarnos de esa división política Este-Oeste y de unificar la ciudad”, defiende.

Hinchas voluntarios
“No creo que el derbi se vaya a convertir en algo malsano”, vaticina Daniel Rossbach, de 29 años y fan del Unión. “Pero habrá rivalidad”, apunta.

Para Timo Dobbert, un hincha del Hertha, estamos ante una ocasión de crear una cultura diferente, como Berlín ha hecho en otros campos ajenos al deporte: “Creo que sería formidable que Berlín fuera la única ciudad de Europa en la que dos clubes de la primera división y sus aficionados son solidarios entre ellos”.

“Berlín, el Hertha y el Unión, podrían convertirse en el símbolo vivo de la historia de esta ciudad, que estuvo dividida y luego se reunificó. Algo que no se encuentra en otra parte”, sentencia.

El partido del sábado se disputará en el pequeño y pintoresco estadio del Unión, el Alten Försterei, en el que los 22.000 espectadores se caracterizan por su entusiasmo y el ruido que generan.

El estadio, además, les pertenece en cierta forma, ya que acumularon 140.000 horas de trabajo entre los hinchas de manera voluntaria para su reconstrucción en la campaña 2008-2009.

El futuro del derbi dependerá también del Unión de Berlín, ya en la parte baja de la clasificación y que tendrá que pelear por continuar en la élite.

Tres décadas después de la caída del Muro, el pequeño club es el único de los que existían en la extinta RDA en jugar en la primera división. Otros dos sobreviven en segunda división, el Dinamo Dresde y el Aue.

Los otros han caído a divisiones inferiores, lastrados por la falta de una estructura económica de apoyo y sin capacidad para retener a sus mejores jugadores.

El RB Leipzig es una excepción. Se fundó veinte años después de la caída del Muro en una ciudad que estaba en la RDA, impulsado por el dinero de la multinacional Red Bull.

(Ryland James y David Courbet/AFP)

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