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Científicos argentinos y chilenos descubrieron restos de un cocodrilo de 148 millones de años

Científicos argentinos y chilenos descubrieron restos de un cocodrilo de 148 millones de años

Japón, 23 jul 2021 (ATB Digital).- Una nueva especie de reptil prehistórico, ancestro de los cocodrilos modernos que habitó la Patagonia hace aproximadamente 148 millones de años junto a los dinosaurios fue descubierto en la cordillera de la región de Aysén por científicos chilenos y argentinos.

Bautizado como Burkesuchus mallingrandensis, su hallazgo fue publicado recientemente en la revista Scientific Reports del grupo Nature.

Este animal prehistórico tenía el tamaño de un lagarto, y no superaba los 70 centímetros de largo. Caminaba en cuatro patas, las cuales poseían una postura intermedia entre aquella vertical de los antepasados de los cocodrilos y la de los cocodrilos vivientes, que se proyectan más hacia afuera. Su cuello, lomo y cola estaban cubiertos por una doble hilera de placas óseas de función protectora, superpuestas de modo similar a un tejado.

Su nombre significa “el cocodrilo de Burke procedente de Mallín Grande” y es un homenaje al estadounidense Coleman Burke (1941-2020), amante de la Patagonia y apasionado por la paleontología, quien tuvo un rol fundamental en las diversas actividades del laboratorio (LACEV).

“A pesar de que sus mandíbulas y dientes no han quedado preservados, las relaciones de parentesco del Burkesuchus llevan a suponer que era un depredador de animales pequeños, probablemente invertebrados, que capturaría a orillas de las lagunas donde vivía”, indicó Fernando Novas Investigador del Conicet y jefe del Laboratorio de Anatomía Comparada y Evolución de los Vertebrados (LACEV) del Museo Argentino de Ciencias Naturales “Bernardino Rivadavia”.

Para Federico Agnolín, Investigador del CONICET y Fundación Azara quien fue el descubridor de los fósiles, el “Burkesuchus nos habla de los orígenes de los cocodrilos modernos y cómo, ya hace 150 millones de años, comenzaron a modificar su anatomía, adoptando un modo de vida anfibio”.

“Tuvimos la fortuna de contar con gran parte del cráneo de este animal. Esta es la parte más importante para estudiar los cocodrilos, pues nos muestra muchos rasgos que nos ayudan a saber si se trataba o no de una nueva especie, y con qué otros cocodrilos está relacionada”, mencionó Agnolín. (Agencias)

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