El 6 de julio de 1907, en el barrio de Coyoacán en Ciudad de México, nació Magdalena Carmen Frida Kahlo Calderón, quien con el tiempo se convertiría en una de las artistas más influyentes y reconocidas del siglo XX. Conocida mundialmente como, Frida Kahlo, dejó una huella imborrable en el arte y la cultura gracias a su gran talento y su espíritu inquebrantable.
Frida, fue hija de un fotógrafo alemán y una madre mexicana, vivió una infancia marcada por la enfermedad, tragedia y la adversidad. De pequeña contrajo polio, lo que afectó su pierna derecha y le dejó una marca permanente en su salud. Sin embargo, el 17 de septiembre de 1925, Frida sufrió un terrible accidente; el bus en el que viajaba fue arrollado por un tranvía. Con tan solo 18 años esta experiencia definió gran parte de su vida y obra. Este accidente la dejó con múltiples fracturas y dolores crónicos que la acompañaron hasta su muerte.
Durante su prolongada convalecencia, Frida comenzó a pintar, utilizando su arte como un medio para expresar su dolor físico y emocional. Sus autorretratos, con frecuencia crudos y surrealistas, eran el refejo de su sufrimiento, pero también formaban parte de su conexión con la cultura mexicana, sus raíces indígenas y su búsqueda de identidad.
El 21 de agosto 1929, Frida contrajo matrimonio con el muralista y pintor Diego Rivera, una relación que fue apasionada como tormentosa. Dentro de la relación hubo amor, conflictos y peleas, un divorcio en 1939 y un segundo matrimonio entre ambos tan solo un año después. A pesar de los desafíos personales, Rivera fue una figura fundamental en la vida de Frida, quien encontró en él un apoyo y una fuente de inspiración.
A lo largo de su vida, Kahlo participó en varias exposiciones en México, Estados Unidos y Europa, logrando un reconocimiento que trascendía las fronteras. Su obra, que fusionaba elementos de la naturaleza, la mitología y la iconografía mexicana, capturó la atención de varias personas que posteriormente serían sus admiradores.
Después de su muerte en 1954, Frida Kahlo continuó ganando popularidad y se convirtió en un icono del feminismo y la lucha por la igualdad. Su casa en Coyoacán, conocida como La Casa Azul, fue convertida en un museo que atrae a miles de visitantes cada año, quienes buscan conocer más sobre la vida y el legado de esta importante mujer mexicana.