Mundo, 16 de sep 2024 (ATB Digital).- El impacto de los eventos climáticos extremos, como el fenómeno de El Niño, ha moldeado la historia de la Tierra en formas que aún estamos descifrando. Un nuevo estudio, publicado en Science y liderado por investigadores de la Universidad de Bristol y la Universidad de Geociencias de China (Wuhan), revela que estos eventos podrían haber jugado un papel crucial en la extinción masiva más devastadora que el planeta ha experimentado: la extinción del Pérmico-Triásico, hace aproximadamente 252 millones de años.
Los científicos han conocido durante mucho tiempo que las erupciones volcánicas masivas en Siberia, que liberaron enormes cantidades de dióxido de carbono, desataron un calentamiento global extremo. Esto condujo a la desaparición de ecosistemas tanto marinos como terrestres. Sin embargo, lo que hasta ahora permanecía en el misterio era por qué la vida en tierra, incluidas plantas e insectos generalmente resistentes, sufrió de manera tan catastrófica.
El estudio sugiere que los intensos y prolongados eventos de El Niño exacerbaron los efectos del calentamiento, provocando un clima caótico e impredecible que resultó letal para muchas formas de vida.
Algo más que calentamiento global
Alexander Farnsworth, coautor principal del estudio, afirma que el calentamiento global por sí solo no explica por qué la extinción fue tan devastadora. Según él, cuando los trópicos se vuelven demasiado calientes, las especies suelen migrar a latitudes más frías.
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Sin embargo, la investigación reveló que los aumentos en los gases de efecto invernadero no solo calentaron el planeta, sino que también intensificaron la variabilidad climática, haciendo el entorno más impredecible y salvaje, lo que dificultaba la adaptación de las especies.
Los hallazgos muestran que el calentamiento del Pérmico-Triásico fue acompañado de eventos de El Niño mucho más intensos y prolongados que los observados en la actualidad. Durante esta crisis, las fluctuaciones climáticas extremas —desde décadas de sequía hasta años de inundaciones— devastaron los ecosistemas terrestres y marinos. La gran mayoría de las especies no pudieron adaptarse a tiempo a este cambio radical. Sin embargo, gracias a algunas especies que sobrevivieron, la vida en la Tierra logró recuperarse con el tiempo, aunque de manera lenta y dolorosa.
Para llegar a tales conclusiones, el estudio analizó la proporción de isótopos de oxígeno en fósiles de conodontos, diminutas criaturas marinas extintas, para reconstruir el registro de temperatura de la época. Los resultados fueron alarmantes: se descubrió una sorprendente caída en los gradientes de temperatura entre las bajas y medianas latitudes, lo que indica que el planeta entero se volvió insosteniblemente caliente. Estas condiciones extremas no solo afectaron a los océanos, sino que las temperaturas en tierra alcanzaron niveles mortales para la mayoría de las especies.
Farnsworth destacó que los eventos de El Niño contemporáneos ya están provocando cambios significativos en los patrones de lluvia y temperaturas, como lo evidenció la ola de calor que asoló América del Norte en 2024, donde las temperaturas fueron 15°C más altas de lo normal. Sin embargo, estos eventos, aunque peligrosos, han sido breves. Durante el Pérmico-Triásico, los eventos de El Niño persistieron durante décadas, sumiendo al planeta en sequías prolongadas seguidas de inundaciones catastróficas, lo que hizo casi imposible para las especies adaptarse.
Una lección para la crisis climática actual
Lo que hizo que la extinción del Pérmico-Triásico fuera tan distinta de otras extinciones masivas fue el papel de El Niño, lo que provocó un colapso climático global. Se desencadenaron incendios forestales masivos, como lo demuestra la abundante cantidad de carbón vegetal encontrada en las rocas de ese período.
Así, las temperaturas extremadamente altas en los trópicos destruyeron la vegetación, lo que resultó en la incapacidad de las plantas para absorber CO2, acelerando aún más el cambio climático. Esto ayuda a explicar por qué la extinción en tierra ocurrió antes que en los océanos, un misterio que desconcertó a los científicos durante décadas.
Solo las especies que lograron migrar rápidamente sobrevivieron. Sin embargo, la capacidad de adaptación de la mayoría de las plantas y animales era limitada, lo que explica la magnitud de la pérdida de biodiversidad durante este evento.
La extinción masiva del Pérmico-Triásico no solo es una advertencia del impacto devastador que el cambio climático puede tener en la biodiversidad, sino que también ofrece lecciones importantes para nuestro tiempo. Los fenómenos de El Niño de hoy ya están afectando severamente los ecosistemas, blanqueando corales y causando la muerte masiva de peces.
Si bien las condiciones geográficas actuales no son las mismas que las de hace 252 millones de años, las dinámicas climáticas interconectadas que condujeron a la Gran Mortandad tienen ecos de los desafíos ecológicos que afrontamos en la actualidad.
FUENTE: NATIONAL GEOGRAPHIC