La Paz, 09 de oct 2024 (ATB Digital).- Cuando Jhocemar García Rodríguez escuchaba su sentencia de 30 años de privación de libertad sin derecho a indulto en la cárcel San Pedro de Sacaba, la mujer a la que le quitó la vida, Julieta Mejía Arce, era velada en Chiñata, a poco tiempo de ser llevada al cementerio, mientras su familia se despedía entre llantos y dolor.
Julieta se convirtió en la decimoquinta víctima de feminicidio en Cochabamba, un caso que dejó a dos huérfanas de madre y a una familia sumida en el dolor. Ayer se realizó el entierro de la mujer, de 36 años, quien fue asesinada por su pareja, Jhocemar, el domingo 6 de octubre por la tarde en su vivienda en Chiñata, Sacaba.
El autor admitió su culpa y se sometió a una audiencia de procedimiento abreviado, donde recibió la pena máxima. Aunque reconoció su responsabilidad, el Ministerio Público —según el fiscal departamental de Cochabamba, Osvaldo Tejerina— presentó todos los elementos recolectados durante la investigación, entre los que se incluyen el acta de autopsia, declaraciones de testigos, informes policiales y otros documentos. El sentenciado será trasladado al penal San Pedro de Sacaba una vez que sea dado de alta de la clínica donde recibe atención médica tras haberse autolesionado.
Julieta era madre de dos hijas: una de 20 años y otra de 13, siendo la mayor testigo del crimen. El domingo, los vecinos vieron a Julieta y a Jhocemar entrar en la casa y, unas horas después, una ambulancia llegó al lugar. En el interior, la pareja había sostenido una discusión, supuestamente motivada por celos, en la que el hombre agarró un cuchillo de cocina y la apuñaló 19 veces.
La hija, al percatarse del ruido, ingresó a la habitación de su madre y se encontró con una escena desgarradora. Su madre estaba ensangrentada. La joven corrió y cerró la puerta para evitar que el agresor escapara, luego salió en busca de ayuda. Después, llegó la ambulancia, pero Julieta ya no presentaba signos vitales. Jhocemar, quien se había autolesionado con u cuchillo, fue auxiliado primero al Hospital México y luego trasladado a una clínica, donde fue estabilizado y actualmente se encuentra en proceso de recuperación, en condición estable y fuera de peligro.
De Jhocemar, de 30 años, se sabe que era agresivo, ya que, según vecinos, fue arrestado hace aproximadamente una semana por golpear a su madre, pero fue liberado tras llegar a un acuerdo. Trabajaba como taxista. Por su parte, Julieta tenía una tienda en el Trópico de Cochabamba y llegaba a su casa en Chiñata con regularidad. La recuerdan como una mujer luchadora y alegre que, además, cuidaba de su madre con cáncer.
FUENTE: OPINIÓN