El 7 de noviembre fue elegido como Día Internacional de la Física Médica porque ese mismo día, en 1867, nació en Polonia Marie Skłodowska-Curie, una de las figuras más influyentes en la historia de la ciencia y la medicina. Conocida principalmente por su investigación pionera sobre la radiactividad, Curie fue una visionaria que combinó los principios de la física con la medicina, dando lugar a la disciplina que hoy conocemos como física médica. Desde 2013, cada año se elige un tema específico para resaltar aspectos clave de esta rama de la ciencia, y este año el tema seleccionado es “Inspirando a las próximas generaciones de físicos médicos”.
Marie Curie no solo es célebre por su descubrimiento del polonio y el radio, sino también por su innovador trabajo en el uso de los rayos X para el diagnóstico de enfermedades. En un momento en que la medicina y la física aún no estaban tan estrechamente vinculadas, Curie identificó el potencial de la radiactividad para diagnosticar y tratar enfermedades. Su trabajo abrió un campo completamente nuevo, y su enfoque práctico y visionario llevó a la creación de dispositivos portátiles de rayos X, una herramienta clave en el diagnóstico médico. Estas innovaciones no solo mejoraron los tratamientos, sino que también salvaron innumerables vidas.
Durante la Primera Guerra Mundial, la importancia de la contribución de Marie Curie se hizo aún más evidente. En un contexto bélico donde los avances científicos eran cruciales, Curie ideó y construyó el primer dispositivo portátil de rayos X y un camión de rayos X móvil para ayudar a los médicos a diagnosticar a los soldados en el frente. La colaboración de su hija Irène Curie, quien trabajaba como enfermera en la Cruz Roja, fue fundamental para el funcionamiento de estas unidades móviles, las cuales permitieron a los médicos realizar diagnósticos en condiciones extremadamente difíciles.
Irène, hija de Marie y Pierre Curie, creció inmersa en un ambiente científico que fomentó su interés en la investigación. A los 18 años, ya ayudaba a su madre con los dispositivos de rayos X y, al mismo tiempo, trabajaba como enfermera. Con el tiempo, Irène continuó su propia carrera científica y se dedicó a investigar la radiactividad artificial, un campo que profundizó junto a su esposo, Frédéric Joliot. El trabajo de ambos condujo a un descubrimiento clave: la radiactividad artificial, por el cual Irène y Frédéric recibieron el Premio Nobel de Química en 1935.
Este descubrimiento fue crucial para el desarrollo de la medicina nuclear, una disciplina estrechamente relacionada con la física médica. Gracias al trabajo de Irène y Frédéric Joliot-Curie, fue posible crear compuestos químicos radiactivos en cantidades adecuadas para aplicaciones médicas, abriendo nuevas posibilidades para el diagnóstico y tratamiento de enfermedades. De esta manera, el legado de Marie Curie y su familia sigue siendo fundamental para el progreso de la física médica, que ha permitido avances extraordinarios en la medicina moderna.
Hoy en día, la física médica es una profesión esencial en la medicina radiológica, garantizando que las tecnologías avanzadas se utilicen con la máxima seguridad y eficacia. Este campo continúa inspirando a nuevas generaciones de científicos y profesionales a seguir el ejemplo de figuras como Marie y Irène Curie, quienes no solo revolucionaron la ciencia, sino que también dejaron un legado de innovación y dedicación al servicio de la salud humana. La celebración del Día Internacional de la Física Médica, en el aniversario del nacimiento de Marie Curie, es un recordatorio de la importancia de la investigación científica y su impacto directo en el bienestar de la sociedad.