El 15 de diciembre de 1939, hace 85 años, se estrenó en Atlanta, Georgia, el icónico melodrama cinematográfico Lo que el viento se llevó (Gone with the Wind), una de las películas más influyentes y exitosas de la historia del cine. Basada en la novela homónima de Margaret Mitchell, la película fue dirigida por Victor Fleming y se convirtió en un fenómeno cultural inmediato, capturando la atención del público con su épica narrativa, su impresionante elenco y sus deslumbrantes paisajes cinematográficos.
La película, protagonizada por Clark Gable como Rhett Butler y Vivien Leigh como Scarlett O’Hara, narra la tumultuosa historia de amor entre ambos personajes en el contexto de la Guerra Civil Estadounidense y la posterior reconstrucción del sur. Con una duración de casi cuatro horas, Lo que el viento se llevó es conocida por su majestuosa producción, su ambientación histórica precisa y su dramática exploración de los temas del amor, la guerra, la supervivencia y la identidad.
El estreno en Atlanta fue un evento de gran magnitud, en especial porque la película se desarrollaba en el sur de Estados Unidos, lo que le dio un toque especial a la premiere. Fue una de las primeras películas en proyectarse en formato technicolor, lo que ayudó a destacar aún más la belleza de los paisajes y los trajes, convirtiéndose en un referente visual dentro del cine mundial. Lo que el viento se llevó fue un éxito rotundo en taquilla, lo que le permitió ganar varios premios Óscar, incluyendo Mejor Película, Mejor Dirección, Mejor Actriz para Vivien Leigh, y Mejor Actor de Reparto para Hattie McDaniel, quien se convirtió en la primera mujer afroamericana en ganar un premio de la Academia.
Hoy en día, Lo que el viento se llevó sigue siendo considerada una obra maestra del cine clásico, aunque su legado también ha sido objeto de debate debido a las representaciones de la esclavitud y las tensiones raciales en la película. A pesar de las controversias, su impacto en la industria cinematográfica es indiscutible, y su estreno hace 85 años sigue siendo recordado como uno de los momentos más significativos en la historia del cine estadounidense.