Mundo, 27 de dic 2024 (ATB Digital).- Este 25 de diciembre llegó a los cines de Estados Unidos una nueva iteración de Nosferatu, el primer vampiro que apareció en pantalla.
Esta versión, dirigida por Robert Eggers, ha sido muy aplaudida por la crítica y el público en general, sumándole a Eggers otro éxito en su carrera después de lo logrado con La Bruja y El Faro.

La interpretación de Bill Skarsgård como el Conde Orlok/Nosferatu, también ha tenido una gran recepción. No obstante, está lejos de generar el terror que hace ya más de un siglo creó el actor Max Schreck, el Nosferatu original.
El misterio y las leyendas que rodean a Max Schreck en la película muda Nosferatu (1922), han alimentado su estatus como figura icónica del cine de terror. Durante la producción del filme, comenzaron a circular rumores que sugerían que Schreck podría ser un vampiro real, una idea potenciada por su inquietante actuación y la apariencia grotesca del personaje. Su nombre, que en alemán significa “temor”, también contribuyó a las especulaciones, llevando a algunos a creer que se trataba de un seudónimo o una broma interna del equipo de producción.
Según los relatos de la época, era un actor reservado que mantenía un perfil bajo en el set. A menudo se mantenía en maquillaje completo incluso fuera de las tomas, causando miedo entre sus compañeros de set. Incluso llegó a brindar un par de entrevistas completamente caracterizado.
Rolf Giesen, autor de La historia de Nosferatu, donde se cuentan todos los pormenores de la cinta, narró que esto fue lo que la prensa encontró al conversar con Schreck:
“Los periodistas vieron muchas ratas arrastrándose y también entrevistaron a Schreck. Él les dijo que se alegraba de que el papel estuviera ‘jugado’, es decir, que estaba casi acabado”.
Del fracaso al reconocimiento mundial
Incluso con toda esta inesperada publicidad, Nosferatu enfrentó numerosos obstáculos desde su estreno. Todo comenzó con las demandas legales por plagiar la novela Drácula de Bram Stoker por parte de la familia que le sobrevivía al legendario escritor. Esto retrasó el estreno de la cinta en Estados Unidos, llegando casi 10 años más tarde al continente americano.
Al llegar a Hollywood, las críticas no fueron muy amables con el proyecto de Murnau (quien por cierto, había ganado un Oscar en 1927 por su cinta Amanecer), pero siempre se destacó la extraordinaria interpretación de Schreck.
Con el paso de las décadas, y gracias a las leyendas que surgieron en torno a la figura de Max Schreck, la película fue percibida de una manera completamente diferente.
Fuente: Infobae