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Leonid Rogozov: El médico que se realizó una operación a sí mismo

Leonid Rogozov: El médico que se realizó una operación a sí mismo

Mundo, 08 ene 2025 (ATB Digital).- ¿Te imaginas tener una urgencia médica en medio de ninguna parte? Para quienes viven lejos de la civilización, quizás esta es una de sus mayores preocupaciones. Ahora, además de esa primera situación peliaguda, imagina que eres el único médico en kilómetros a la redonda y que la vida de quien está en peligro es la tuya.

Pues bien, así comenzó la extraordinaria historia de Leonid Rogozov, un joven cirujano soviético que, en 1961, se enfrentó a una situación en medio de la Antártida que pondría a prueba su sangre fría: realizarse una cirugía a sí mismo para salvar su vida.

LA SINERGIA ENTRE MEDICINA Y AVENTURA

Leonid Rogozov nació el 14 de marzo de 1934 en Chita, una ciudad en el extremo oriental de Siberia. Creció en una época difícil, marcada por las secuelas de la Segunda Guerra Mundial y los retos de una Unión Soviética en reconstrucción.

No obstante, desde joven, Rogozov mostró interés por la medicina, una disciplina que lo apasionaba por su capacidad de transformar vidas. Este interés lo llevó a ingresar en el Instituto Médico Pediátrico de Leningrado, donde se graduó en 1959 como cirujano.

Tras completar sus estudios,  Rogozov comenzó a trabajar como médico residente en un hospital en Leningrado. Sin embargo, curiosidad e inquietud lo llevaron a aceptar una misión fuera de lo común: unirse a la sexta expedición antártica soviética como el único médico de la estación Novolazárevskaya.

En aquel momento, estas misiones tenían motivaciones mucho más allá de su carácter científico: tenían un trasfondo político, ya que eran parte de la carrera internacional por establecer presencia en la Antártida. Aun así, para Rogozov, era una oportunidad única de combinar su amor por la medicina con el desafío de trabajar en condiciones extremas.

De esta forma, con apenas 27 años, Rogozov partió hacia el continente más remoto del planeta. Allí, enfrentó las duras condiciones del invierno antártico: temperaturas heladas, tormentas de nieve y una soledad que, para muchos, podría resultar abrumadora. Como único médico en la estación, su responsabilidad era cuidar la salud de todos sus compañeros. Pero pronto, ese deber lo incluiría a él mismo.

LA CIRUGÍA MÁS DIFÍCIL

En abril de 1961, en pleno invierno antártico, Rogozov comenzó a experimentar dolor abdominal que se intensificó rápidamente. Como médico, reconoció los síntomas de una apendicitis aguda y entendió las graves implicaciones: si el apéndice se perforaba, la infección podría propagarse y ser mortal.

El problema era que, debido a las condiciones climáticas, no había forma de evacuarlo ni de recibir ayuda médica externa. La única opción que tenía era realizarse una autoapendicectomía, algo prácticamente inédito en la historia médica.

El 1 de mayo de 1961, después de preparar un espacio quirúrgico improvisado, Rogozov comenzó la operación. Para la intervención, contó con la ayuda limitada de tres compañeros: uno le pasaba los instrumentos, otro sostenía un espejo para que pudiera observar lo que hacía y un tercero estaba allí por si surgía una emergencia.

Con anestesia local, que él mismo administró, realizó una incisión en su abdomen y procedió a extirpar el apéndice inflamado. Durante la operación, tuvo que detenerse varias veces debido al mareo de la anestesia y al agotamiento, pero nunca perdió la determinación: era una cuestión de vida o muerte. Después de casi dos horas, logró completar la cirugía y suturar la herida.

Contra todo pronóstico, la operación fue un éxito. Rogozov comenzó a recuperarse rápidamente y, en cuestión de semanas, volvió a sus funciones como médico de la estación. Su valentía y habilidades no solo le salvaron la vida, sino que también dejaron asombrados a sus colegas y al mundo entero cuando la noticia se conoció.

MÁS ALLÁ DE LA ANTÁRTIDA

Tras regresar a la Unión Soviética, Leonid Rogozov recibió numerosos reconocimientos por su hazaña. Aunque evitó el protagonismo, su historia se convirtió en un ejemplo de lo que la determinación y la preparación pueden lograr en condiciones extremas. Continuó su carrera médica en Leningrado, donde trabajó en hospitales y se dedicó a la enseñanza, transmitiendo su experiencia y conocimientos a nuevas generaciones de cirujanos.

Más allá de su famosa operación, Rogozov también contribuyó al desarrollo de la medicina en entornos remotos. Su experiencia inspiró a médicos y científicos a reflexionar sobre cómo enfrentar emergencias médicas en lugares aislados, como bases antárticas, submarinos o incluso futuras misiones espaciales.

Aunque hoy en día las tecnologías modernas y las mejores comunicaciones han reducido los riesgos, su historia sigue siendo un recordatorio de la importancia de la preparación y la inventiva en situaciones críticas.

FUENTE: NATIONAL GEOGRAPHIC

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