Santa Cruz, 16 de feb 2025 (ATB Digital).- Los propietarios del local comercial señalaron que los ladrones hurtaron unos 500 anillos de oro que estaban en exposición
La Policía Boliviana lleva adelante las investigaciones para esclarecer un atraco ocurrido el sábado a una joyería en la popular zona de Los Pozos en la capital oriental, de la que los autores se llevaron un cuantioso botín que asciende a Bs 500.000.
Según los primeros reportes de las autoridades del orden, los malhechores llegaron hasta el lugar donde está situada la joyería en un micro de transporte público, ingresaron al recinto, encañonaron a los responsables y se llevaron joyas valuadas en medio millón de bolivianos.
Los propietarios del local comercial señalaron que los ladrones hurtaron unos 500 anillos de oro que estaban en exposición.
La joyería se encuentra en la calle Charcas. Allí, los delincuentes tomaron el lugar por la fuerza, además rompieron los vidrios. Después de perpetrar el hecho ilícito salieron velozmente con todas las alhajas en su poder y un fajo de dinero que sacaron de las cajas registradoras.
Joyería
Un vendedor resultó herido de bala. Uno de los atracadores le disparó en una pierna cuando éste intentó evitar el robo.
Ya fuera del recinto, los delincuentes huyeron un tramo a pie y después abordaron una motocicleta que los esperaba dos cuadras más adelante.
De acuerdo con los testimonios de testigos que observaron el robo, eran dos jóvenes de mediana estatura que llevaban gorras y barbijos para no ser identificados.
Una persona los vio subir al micro en la terminal de buses, luego bajaron intempestivamente del motorizado y corrieron hasta que ingresaron a la joyería. Desde afuera los transeúntes relataron que solo vieron volar pedazos de vidrios de las ventanas.
Elementos de la Fuerza Especial de Lucha Contra el Crimen (FELCC) acudieron al lugar por aviso de los vecinos. Cuando llegaron los ladrones ya habían escapado.
Ahora las investigaciones corren su curso para dar con la identidad de los delincuentes y con su paradero.
Fuente: La Razón