Mundo, 17 de feb 2025 (ATB Digital).- ¿Te imaginas estar tan conectado a alguien que, cada vez que algo te afecte, esa persona lo sienta al instante, sin importar la distancia? ¿O saber cómo está sin necesidad de palabras, solo por el vínculo que los une? Pues algo muy parecido ocurre en el mundo cuántico: cuando dos partículas están entrelazadas, cualquier cambio en una se refleja instantáneamente en la otra, sin importar cuán lejos estén.
Se trata de una forma de “conexión” muy singular, que provoca que todo lo que le suceda a una, afecte a otra. Si tú quieres estudiar la partícula A, tan solo tendrás que analizar B: si ambas están entrelazadas cuánticamente, lo sabrás al instante. Y sí, suena a la receta perfecta para la comunicación instantánea, ¿verdad? Puede que incluso te haga preguntarte: ¿podría permitirnos, entonces, enviar información a una velocidad mayor que la luz? Al final, el entrelazamiento parece que viola ese principio máximo, ¿no? ¡Te lo contamos!
NADA MÁS RÁPIDO QUE LA LUZ
Desde el año 1905, cuando Einstein formuló la Teoría de la Relatividad, es bien conocido que existe un límite insuperable de velocidad en el universo: la velocidad de la luz en el vacío, también conocida como 299.792.458 metros por segundo. Es decir, unos 300.000 km por segundos y, según la física actual, nada que tenga masa puede llegar a alcanzarla jamás… y mucho menos superarla.
Thank you for watching
Pero ¿por qué? Pues bien, la respuesta es sencilla si tenemos en cuenta la famosa relación entre masa y energía propuesta por Einstein: a medida que un objeto aumenta su velocidad, también aumenta su energía cinética, así como su masa y, por lo tanto, más difícil será de seguir acelerándolo. Así, para que un objeto fuese capaz de alcanza la velocidad de la luz, haría falta una cantidad infinita de energía, algo realmente imposible con la tecnología y las leyes físicas actuales.
Pero hay malas noticias: aparentemente, este límite no solo afecta a los objetos físicos, sino también a la información. De esta forma, cualquier mensaje que queramos enviar, necesita un medio de transmisión, ya sean ondas de radio, pulsos láser, cables de fibra óptica…. Y sí, todos estos métodos dependen, en una u otra manera, de la velocidad de la luz. Ahora bien, ¿sería posible que el entrelazamiento pudiera burlar esta barrera?
UNA CONEXIÓN CASI MÁGICA
Si todavía no has entendido bien en qué consiste esto del entrelazamiento, puedes quedarte con la siguiente idea: el entrelazamiento ocurre cuando dos partículas se vinculan de tal manera que sus estados están entrelazados, sin importar cuán lejos estén. Es decir, aunque estén separadas por años luz, si cambiamos el estado de una de ellas, la otra también se modificará instantáneamente.
¿Parece la base para una comunicación ultrarrápida, no? Todo sería tan sencillo como entrelazar dos partículas, enviar una a la otra parte del mundo y, en teoría, “hablar” de forma instantánea a través de ellas. No obstante, como ya te estarás imaginando, no todo es tan sencillo: aunque las partículas están conectadas, no podemos controlar la información que se transmite entre ellas.
Cuando estudiamos las propiedades de una partícula que está entrelazada, su estado se define por completo en ese momento y la otra partícula asume de forma automática el estado opuesto. Sin embargo, esto es un proceso completamente aleatorio: no podemos elegir qué mensaje enviar, porque la mecánica cuántica afirma que los resultados de estas mediciones son completamos impredecibles, no podemos controlarlos.
LA ALEATORIEDAD CUÁNTICA
Así, la única forma de que el entrelazamiento cuántico nos sirviera como canal de comunicación sería que pudiésemos manipular la información enviada. Lamentablemente, la naturaleza cuántica no deja que eso ocurra: cada vez que intentamos “forzar” un estado, el propio acto destruye por completo la relación que existe entre ambas. Es como si el hecho de involucrarnos en el proceso, lo rompiera de forma permanente.
A pesar de ello, no pienses que el entrelazamiento no puede sernos de utilidad en otros ámbitos. De hecho, todo lo contrario. Actualmente, el entrelazamiento ya se está utilizando, por ejemplo, para crear sistemas de ciberseguridad superseguros en los que cualquier intento de interceptar un mensaje o una información, la destruye antes de que pueda ser espiada.
Y es que no hay otra: por ahora, la velocidad de la luz sigue siendo el límite absoluto de la transmisión de información. Pero bien es sabido que, en ciencia, nada puede asegurarse al 100% y, en muchas ocasiones, reglas que parecían inquebrantables han terminado por romperse gracias a nuevas teorías y descubrimientos. ¿Quién sabe? Quizás en el futuro, alguna nueva tecnología sea capaz de abrir una puerta, todavía no descubierta, para burlar las barreras del espacio y del tiempo.
FUENTE: MEDIOS INTERNACIONALES