Mundo, 18 de feb 2025 (ATB Digital).- ¿Alguna vez has intentado hacer un castillo con naipes? Si la respuesta es sí, seguramente ya sepas que no se trata, precisamente, de algo sencillo. De hecho, es algo relativamente complejo. Encontrar el punto exacto de equilibrio, aquel en el que las cartas se sostienen las unas sobre las otras sin tambalearse no es una tarea fácil, pero es posible. Y, aunque parezca ficción, ese tipo de puntos de equilibrio donde las fuerzas se igualan y nada actúa sobre el objeto, no existen solo a nuestro alrededor, sino que también son factibles en lugares en nuestro universo.
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Noelia Freire
Se trata de puntos especiales donde las fuerzas gravitatorias de dos cuerpos masivos, como el Sol y la Tierra, se equilibran de tal forma que cualquier objeto puede permanecer estable sin necesidad de gastar energía en mantenerse en su sitio. Y no, no son recientes: fueron descubiertos hace más de dos siglos por un matemático llamado Joseph-Louis Lagrange y, en honor a él, han pasado a ser conocidos como puntos de Lagrange.
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UNA BALANZA ENTRE GRAVEDAD Y MOVIMIENTO
Como seguramente ya sepas, en nuestro universo, todo se mueve en un delicado equilibrio de fuerzas. Dentro de esta frágil estabilidad, ocurren todos los procesos celestes y estelares que conocemos. Por ejemplo, los planetas giran alrededor del Sol porque la gravedad los atrae, pero también porque se están moviendo con una velocidad suficiente como para no caer directamente hacia él. Es casi como si se mantuvieran en una especie de eterna caída controlada.
No obstante, entre el Sol y la Tierra, podemos encontrar espacios donde esa estabilidad se hace mucho más grande. Concretamente, existen cinco de estos lugares y, en ellos, se vuelve posible que un satélite o una nave puedan quedar “anclados” sin necesidad de hacer ningún tipo de corrección de la trayectoria. ¿Cómo es esto posible? Pues porque, en esas zonas, se iguala la atracción que sienten con la fuerza centrífuga del movimiento orbital. Como resultado, cualquier objeto puede quedar en una posición casi fija, casi como si hubiera encontrado un sitio donde “descansar” sin ser arrastrado o expulsado.
CINCO ESTACIONAMIENTOS GRAVITATORIOS
¿Y dónde se encuentran exactamente esos puntos de equilibrio? Conocidos como puntos de Lagrange en honor a su descubridor, las cinco regiones están distribuidas alrededor del sistema que forman la Tierra y el Sol. Por ejemplo, el primero, L1, está situado entre los dos cuerpos principales, es decir, en el medio de nuestro planeta y el Sol. Este es un lugar ideal para telescopios y satélites que estudian la actividad solar, ya que desde ahí pueden observar el Sol sin que la Tierra les bloquee la vista, como es el caso del telescopio SOHO.
Los cinco puntos de Lagrange ilustrados en el sistema que forman la Tierra y el Sol.
Por su parte, el punto L2 está ubicado más allá del segundo cuerpo. Es decir, en la misma línea que une los dos objetos, pero en el lado opuesto. En el caso del Sol y la Tierra, L2 está siempre a la sombra de nuestro planeta. ¿Te das cuenta por qué este es un punto tan privilegiado? Concretamente, porque cualquier satélite alojado en él quedará protegido de la luz solar, pudiendo observar el universo con gran calidad.
El punto L3 se encuentra al otro lado del sistema, es decir, en la misma órbita que la Tierra, pero en el lado opuesto del Sol. Para que puedas visualizarlo correctamente, podríamos decir que, si hubiera un planeta en ese lugar, nunca lo veríamos, porque siempre estaría oculto detrás del Sol. De hecho, esta última hipótesis ha sido protagonista de muchas especulaciones en ciencia ficción, aunque no te preocupes, se trata de un lugar completamente vacío.
Finalmente, los puntos L4 y L5 se encuentran en posiciones completamente diferentes: están situados formando un triángulo equilátero con los dos cuerpos principales. Y sí, ya sabes lo que dicen de que la forma más firme es un triángulo, ¿no? Efectivamente, estos puntos son mucho más estables que los anteriores, lo que significa que los objetos situados ahí pueden quedarse por mucho tiempo sin necesidad de ajustes. Concretamente, en nuestro sistema solar, son zonas ocupadas por los asteroides troyanos, que viajan junto a planetas como Júpiter en una especie de escolta gravitacional.
El JAmes Webb se encuentra en el segundo punto de Lagrange, protegido por la Tierra de la luminiscencia solar. En la iamgen, concepturalización del telescopio orbitando en el Espacio.
EL APARCAMIENTO PRIVADO DEL JAMES WEBB
Como es natural, la mayoría de los satélites y misiones lanzadas al espacio, van sirviéndose de los puntos de Lagrange, bien para mantenerse en un punto estable, o bien para irse desplazando hacia próximas metas. Y el James Webb no iba a ser menos. Para este gran telescopio de observación espacial, el punto de estacionamiento coincide con el L2 del sistema Tierra-Sol. Considerado como uno de los sistemas más avanzados que la humanidad ha construido hasta ahora, el James Webb necesitaba un espacio donde operar sin las interferencias de la luz solar o los reflejos de la Tierra.
Y L2 resultó ser el sitio ideal para él. Al mantenerse siempre a la sombra del planeta, se permite que el telescopio se mantenga en la oscuridad y tenga una vista despejada del universo. Además, la estabilidad de este punto significa que el telescopio no tiene que gastar grandes cantidades de combustible para corregir su posición, lo que prolonga de manera considerable su vida útil.
Gracias a ello, el James Webb ha podido captar imágenes realmente impresionantes del espacio profundo, ayudándonos a comprender mejor que nunca los orígenes del universo.
FUENTE: MEDIOS INTERNACIONALES