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El covid-19 se llevó 1.591 vidas desde 2020 en Chuquisaca

Chuquisaca, 23 de mar 2025 (ATB Digital).- El 10 de marzo se cumplieron cinco años de la llegada de la pandemia a Bolivia. En Chuquisaca, el impacto del covid-19 fue devastador, lo que dejó una profunda cicatriz entre las familias chuquisaqueñas. Desde el 27 de marzo de 2020, fecha en que se registró el primer caso en el departamento, hasta el 15 de marzo de este año, el virus se cobró la vida de 1.591 personas, según datos del Servicio Departamental de Salud (Sedes).

Sucre fue el epicentro de la tragedia y concentró la mayor cantidad de decesos, con 1.356 víctimas. Sin embargo, la pandemia no perdonó a ningún municipio de Chuquisaca y todos lamentaron al menos una pérdida humana.

Después de la capital, Monteagudo fue el municipio más afectado con 55 fallecimientos. Le siguieron Camargo (30), Culpina (19) y San Lucas (16), los municipios con mayor número de muertes.

En total, 86.905 personas en el departamento fueron diagnosticadas con covid-19, de las cuales 85.314 lograron recuperarse, según el balance del Sedes. Además, se descartaron 305.255 casos sospechosos.

El año 2022 marcó el pico de la pandemia en Chuquisaca, con 43.612 casos positivos. Le siguieron 2021 (29.562 casos) y 2020 (9.049 casos). En los últimos dos años se observó una disminución significativa en el número de contagios: 3.132 casos en 2023 y 1.454 en 2024.

Con relación a la vacuna contra el covid-19, solo el 65% de la población se inmunizó contra la enfermedad.

GESTIÓN DE LA CRISIS

El exjefe de Epidemiología del Sedes, Jhonny Camacho, que estuvo a cargo de la gestión de la pandemia en sus inicios, recordó que el virus provocó pánico entre la población. “Se apoderó de la gente y provocó zozobra. Me acuerdo bien que todo el mundo iba a hacer colas, así como ahora se hace colas por gasolina y diésel. Esas veces, hacían colas en las farmacias para comprar barbijos”, señaló.

Tras los primeros casos importados, añadió que, considerando las limitaciones del sistema de salud, las medidas de aislamiento que se implementaron en Sucre funcionaron bien en las primeras semanas. “Pero ya cuando empezaron a aparecer (los positivos) de 5, de 10, de 20”, la velocidad de los contagios llevó al colapso del sistema de salud, agregó.

“Se nos rompió todo. El colapso fue total. No había espacio para poder internar a tanta gente (…). Fueron días muy negros, muy negros para la humanidad y, en este caso, para la población en Sucre, en el departamento”, rememoró.

Agregó que la pandemia sacó tanto lo peor como lo mejor de la sociedad, y puso como ejemplo la vez que unos vecinos impidieron el retorno a sus hogares de personal de salud por miedo a contagiarse. “Pero también (la pandemia) sacó cosas lindas de otra gente, como la solidaridad”, agregó.

Camacho dijo que la llegada de las vacunas fue crucial, aunque apuntó que no estuvieron exentos de controversia y politización. “Pero algo quedó claro: (gracias a las vacunas), muchos de nosotros vencimos la covid y podemos contar esto”, señaló, pese a las campañas antivacunas y la desinformación que se generó en ese entonces.

Pese a la emergencia, por otro lado, Camacho lamentó que la pandemia no dejó mejoras significativas en equipamiento ni en la infraestructura hospitalaria de Sucre. Eso, entre otros aspectos, debido a la corrupción. Agregó que hoy equipos donados en ese entonces se encuentran obsoletos o inservibles.

Pese a las carencias, Camacho destacó que la contención inicial en Chuquisaca fue reconocida como una de las mejores a nivel técnico en el país, lograda con pocos profesionales y recursos limitados, por lo que agradeció al equipo que trabajó y colaboró con él durante la emergencia sanitaria.

LECCIONES NO APRENDIDAS

El jefe de Epidemiología del Sedes, César Ríos, quien formó parte del personal que trató a los positivos en la Villa Bolivariana, en un balance, dijo que la pandemia dejó muchas lecciones, pero lamentó que no se estén aprendiendo. Puso como ejemplo los equipos de biología molecular (PCR). Dijo que muchos de estos laboratorios en el país están inoperativos por el costo de los reactivos, en el caso de Chuquisaca, mencionó los dos que se instalaron en el San Pedro Claver y el Santa Bárbara.

PRÓXIMA PANDEMIA

Ríos, por otro lado, advirtió que no estamos exentos de una próxima pandemia y señaló que no se están tomando en cuenta las lecciones que dejó el covid-19 en cuanto a infraestructura y recursos humanos, remarcando que se prescindió de varios profesionales tras la emergencia del covid-19. “Muy probablemente, la próxima pandemia se dé por el virus de la influenza aviar”, alertó.

Por último, dijo que hay preocupación por las secuelas a largo plazo del covid-19, como problemas neurológicos y disminución de la capacidad pulmonar. “En realidad, hemos visto de que muchas personas, por ejemplo, han desarrollado algunas patologías, especialmente relacionadas al sistema nervioso y falta de memoria. Algunas personas han desarrollado disminución de la capacidad ventilatoria a nivel pulmonar. Se estima que los efectos de estas secuelas podrían ser más evidentes en los próximos tres a cinco años”, indicó.

FUENTE: CORREO DEL SUR

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