La Paz, 30 de mar 2025 (ATB Digital).– Fael Lara irrumpe en el panorama artístico contemporáneo del país con su primera exposición individual, «Reflejos Etéreos», inaugurada el pasado miércoles en la prestigiosa Daniela Mérida Gallery, en La Paz. Esta muestra superlativa de 170 obras representa no solo el debut formal de Lara en el circuito de galerías, sino también la culminación de años de exploración artística y búsqueda de una identidad pictórica propia.
Descendiente de la tercera generación de una de las familias artísticas más reconocidas de Bolivia, Lara ha enfrentado el desafío de construir un camino propio en un territorio marcado por la tradición. Su obra, influenciada por Willem de Kooning y Antoni Tàpies, se caracteriza por una gestualidad libre y visceral donde las figuras se desvanecen como reflejos en el fondo, evocando la impermanencia y la interconexión de todo lo existente. El artista nos invita a un viaje interior donde la sutileza cobra forma tangible.
La exposición «Reflejos Etéreos» reúne trabajos en diversos formatos y técnicas, desde óleos y acrílicos hasta collages con materiales reciclados, evidenciando la versatilidad y el espíritu experimental del artista. Cada pieza refleja un proceso intenso de introspección, donde el color y la textura se convierten en vehículos para una exploración estética y filosófica que trasciende lo puramente visual. Como el propio Lara expresa: «mi pintura es un reflejo de mis procesos internos, una manera de explorar la impermanencia y la conexión con el universo».
Para Daniela Mérida, curadora de la muestra y directora de la galería, el trabajo de Fael Lara representa una renovación necesaria en el panorama artístico boliviano, tradicionalmente dominado por el realismo y la figuración convencional. La decisión de apostar por un artista emergente con una propuesta que rompe estructuras subraya el compromiso de este espacio cultural con la evolución del lenguaje artístico en el país. «El arte necesita renovarse constantemente y es nuestra responsabilidad dar espacio a quienes están construyendo nuevos discursos y estéticas», afirma Mérida, destacando la solidez técnica de Lara y su urgencia por innovar.
Esta entrevista exclusiva con Escape, de La Razón, nos sumerge en el universo creativo de Fael Lara, explorando su formación, influencias y proceso artístico. A través de sus palabras, descubrimos a un creador que concibe el arte como un viaje interior, del cual extrae fragmentos de sí mismo para compartirlos con el público, «como un extranjero que llega con fotos de su país». Hasta el 6 de abril, «Reflejos Etéreos» permanecerá abierta al público.
«Reflejos Etéreos» marca tu primera exposición individual. ¿Cómo describirías la evolución de tu trabajo hasta llegar a este punto?
Mi trabajo ha sido una exploración amplia por varias técnicas y estilos. Sin desmerecer a ninguno, estudié el realismo, figuración, abstracción, pero también me gustó explorar con materiales no convencionales y en todo este proceso buscar mi propia identidad pictórica.
Tu obra está influenciada por Willem de Kooning y Antoni Tàpies. ¿Cómo has integrado esas referencias en tu propio lenguaje pictórico?
Han sido muy importantes, ya que abrieron la visión de mi percepción del arte, la cual antes de ellos era más académica y convencional. De Kooning trato de tomar la parte gestual y las manchas con las que logra componer una obra de manera espontánea y fresca.
Y de Tàpies, la simpleza y la materia también. Su obra me ayuda a dejar el horror vacui que a veces sentimos los artistas por el miedo al vacío. Muchas veces, menos es más; es muy importante entender los silencios en una obra, y Tàpies es un maestro en eso. Quien me ayudó a entender a estos artistas fue mi tío Gustavo Lara, quien una vez me dijo: «Para apreciar estas obras no se debe entender sino sentir, sentir el color, la textura, sin tratar de darle un sentido o un parentesco a algo, apreciar la composición de la abstracción pura».
Mencionas que tu pintura es una exploración de la impermanencia y la conexión con el universo. ¿Cómo se traduce esto en tu proceso creativo y en el resultado final en «reflejos Etéreos»?
Es muy importante para mí no aferrarme a las cosas y estar consciente de que el cambio es la naturaleza del universo. De este pensamiento me inspiro y así vivo y pinto, con manchas sueltas que no buscan definir los límites de un ser, sino que no sepas dónde comienza y dónde acaba, o si el fondo también es parte de él. Estos seres que pinto se desintegran y se unen con el fondo, recordándome que nada permanece y que todo se mueve, que yo soy como una gota de agua en el mar del universo y que estoy mezclado con todo y con todos. El entender esta mezcla me ayuda a comprender que soy uno con todo.
Perteneces a una familia con una fuerte tradición artística. ¿Cómo has manejado la influencia de tu legado familiar para encontrar tu propia identidad como artista?
Estar en una familia de artistas ha sido algo mágico. Más allá de compartir la parte plástica, lo más bello es convivir con gente que vive su vida como si cada día fuera un lienzo en blanco. Así comprendes que la obra de arte más grande del universo es la vida y que en cada pensamiento y acción que tienes decides cómo pintarla. Aprendí de mi familia más que técnicas, cosa que traté de desarrollar por mi propia cuenta. Fue ver la vida con otros ojos, y eso es algo de lo que estoy agradecido de por vida.
La curadora Daniela Mérida destaca tu búsqueda de nuevos discursos y estéticas. ¿Qué crees que aporta tu trabajo al panorama del arte contemporáneo?
Sí, creo que mi búsqueda en la plástica puede contribuir a expandir la visión del arte nacional. Sé que afuera mi estilo ya ha sido muy experimentado, pero que acá no. No digo que esté descubriendo la pólvora solo porque el estilo de arte que hago no sea convencional en el país; recalco que afuera ha habido y existen muchos artistas con una técnica similar a la mía, pero en el país no se han explotado demasiado estas variantes.
Usualmente, en las escuelas de arte nacionales suele primar el realismo y la figuración convencional, y no digo que sea algo malo. Por el contrario, incluso mi propia base es muy académica y me ha servido mucho el dibujar del natural y comprender la anatomía humana, pero también debemos romper las formas habituales de representar la realidad.
En la historia ha habido movimientos artísticos enormes que a veces no han llegado a manifestarse en su totalidad en el país, y sería lindo que aquí también nazcan, no solo como individuos que pintan distinto, sino como movimientos completos. Que nazcan para crear debate y puntos de vista nuevos sobre el arte. Creo que debemos abrir la mente y apreciar e incentivar nuevas visiones para que el país tenga exponentes de talla internacional en todos los estilos. Hasta la fecha, pienso que se han hecho casi todas las variantes de técnicas en la pintura y estilos de arte en el mundo. Ahora podemos disfrutar de la variedad en su esplendor: hiperrealismo, abstracción, arte conceptual, performance, video arte, neoexpresionismo, etc. Creo que es bueno aprender a apreciar todos los estilos y también distinguir en cada una de esas ramas buenas y malas obras. Hay obras buenas y malas en todos los estilos; no podemos catalogar a una como mala solo por no entenderla o por no poder apreciarla inmediatamente. A veces hay que aprender a ver con otros ojos; eso nos da una riqueza visual y conceptual que abre la mente hacia nuevos pensamientos y nuevas formas de mostrar la realidad.
Trabajas con una gran variedad de técnicas y materiales. ¿Cómo decides qué recursos utilizar en cada obra y qué papel juega la experimentación en tu práctica?
Así es, me gusta jugar con los formatos y las superficies en las que pinto. Cada una de ellas me da una sensación diferente; incluso pintar en cartones cortados o metales oxidados me ayuda a transmitir lo que siento, fuera de la forma habitual de pintar en lienzo, que también me encanta. Por otro lado, me gusta pegar en mis pinturas telas y objetos con los cuales convivo. Todo esto es un proceso de investigación, el cual es como un laboratorio. Busco en cada experimentación autoconocerme más a través del arte.
«Reflejos Etéreos» se presenta como un punto de inflexión en tu carrera. ¿Qué esperas que esta exposición represente para tu futuro como artista?
«Reflejos Etéreos» es la exhibición más importante que he hecho hasta ahora. He realizado varias exhibiciones individuales y colectivas en centros culturales importantes como la Fundación Simón I. Patiño o el Museo Tambo Quirquincho, entre otros centros culturales en la ciudad de La Paz, y dos individuales en la ciudad de Santa Cruz. Esta muestra es el resultado de la indagación por muchos caminos en la plástica, que me llevaron a un resultado que me tomó mucho tiempo conseguir en la búsqueda pictórica. Este es un gran paso para mí como artista, mostrando con sinceridad mi ser y la indagación y profundización que tuve todo este tiempo con la técnica que estoy manejando ahora.
El arte es un viaje hacia el interior, del cual los artistas sacamos fragmentos profundos de nosotros mismos, los cuales compartimos con nuestro público, como un extranjero que llega con fotos de su país. El pintor lo hace de su mundo interno, proyectando sus sentimientos en un lienzo, como el revelado de una foto interna que exterioriza con un pincel. Exactamente de eso se trata la muestra: de un viaje interno que viene del reflejo que te provoca el trabajar una pintura enfrentando el vacío de un lienzo en blanco. Al mirar hacia la nada, solo puedes mirar o viajar hacia dentro, por eso se llama «Reflejos Etéreos»: mirando dentro de ti, acabas viendo el universo dentro de ti. De este viaje interno nace esta exhibición para todos ustedes.
Quiero agradecer a los auspiciadores como Bagó, Monopol y Aranjuez, entre otros, ya que gracias a ellos es posible esta muestra. También a la galería Daniela Mérida y a su lindo equipo por apoyarme y apostar por algo nuevo.
Fuente: La Razón