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La “nieve de sangre” que tiñe la Antártida no es lo que parece

Mundo, 31 de mar 2025 (ATB Digital).- A pesar de ser un fenómeno vistoso y atractivo, que la “nieve de sangre” cubra las montañas y valles de la Antártida y los Alpes no es una buena noticia para el planeta.

Si te piden que pienses en algo de color amarillo, ¿qué es lo primero que se te viene a la cabeza? ¿Quizás el Sol o unos girasoles? ¿Y si te dicen algo blanco? Puede que tu respuesta sean las nubes o, incluso, la nieve. No obstante, ¿sabías que es posible observar nieve de otra tonalidad? Concretamente, teñida de manchas rojizas, tal y como si alguien hubiera derramado vino sobre el hielo. Se trata de un fenómeno que tiene nombre propio, “nieve de sangre” o “nieve rosa” y que ha sido todo un atractivo para los científicos desde hace siglos.

Sin embargo, contrario a lo que su nombre pueda sugerir, esto no tiene nada que ver con sangre ni con contaminación. De hecho, su origen es completamente natural y está ligado a unos diminutos organismos que habitan en la nieve: las microalgas.

LA NIEVE QUE CAMBIA DE COLOR

Así, esta “nieve de sangre” es el resultado de la proliferación de microorganismos en el hielo. Porque sí, aunque la nieve parece un territorio completamente hostil para la vida, existen ciertas especies que han logrado, con el paso de los años, adaptarse a esas condiciones tan extremas. Y, si lo piensas un segundo, seguro que te tiene sentido: cuando las temperaturas suben durante los meses cálidos, la nieve comienza a derretirse ligeramente en la superficie, dando paso a las condiciones ideales para que estas formas de vida despierten y comiencen a multiplicarse.

No obstante, no te pienses que ves la nieve roja porque estas microalgas son rojas. Todo lo contrario: el cambio de color ocurre porque las algas producen pigmentos especiales que las protegen del Sol y del daño causado por la radiación ultravioleta. De esta forma, a medida que las algas se expanden, van tiñendo la nieve de tonos rosados o rojizos, transformando los paisajes de montaña y las regiones polares en una visión casi surrealista.

LA ALGA TRAS EL MISTERIO

Concretamente, la gran protagonista de que este fenómeno ocurra es un alga determinada: la Sanguina nivaloides. Se trata de un ser diminuto, no visible a simple vista, que pasa la mayor parte de su vida en estado latente, es decir, congelado en la nieve y en el hielo. Sin embargo, cuando la temperatura de la nieve sube y esta comienza a derretirse, estas algas “despiertan” y entran en una fase mucho más activa de crecimiento y reproducción.

nieve de sngre
Ministerio de Ciencia de Ucrania

Las microalgas de la familia sanguina solo proliferan por encima de los 2.000 metros de altura.

Pero, como estarás pensando, lo que hace especial a la sanguina nivaloides es un capacidad para producir un pigmento rojo conocido como astaxantina. Este compuesto actúa como una especie de protector solar natural, el cual ayuda a las algas a sobrevivir en los momentos en los que se intensifica la radiación ultravioleta. Y, aunque te sorprenda, la astaxantina es una sustancia con la que seguro ya has entrado en contacto alguna vez en tu vida: se trata del mismo pigmento anaranjado que da color a algunos mariscos o peces como el salmón.

No obstante, aunque estas microalgas han sido parte importante de los ecosistemas nevados durante millones de años, los científicos han comenzado a prestarles más atención en los últimos años debido a su impacto en el medio ambiente. ¿La razón? Han descubierto que, aunque no generan una contaminación como tal, la aparición de estas microalgas altera la capacidad de la nieve para reflejar la luz solar.

UN IMPACTO PARA EL PLANETA

Tal y como afirmó un artículo publicado en 2019 en la revistaMicrobiology Ecology, mientras que la nieve blanca refleja hasta el 90% de la luz solar, aquella teñida de rojo reduce este índice significativamente. Este efecto produce consecuencias terribles para el medio ambiente: si la nieve refleja grandes cantidades de luz, absorbe menos calor, permitiendo que su temperatura se mantenga baja y no se acelere el proceso de derretimiento.

Sanguina nivaloides
Di Mauro, Biagio & Garzonio, Roberto & Baccolo, Giovanni & Gilardoni, S. & Rossini, Micol & Colombo, Roberto. (2021). Light-Absorbing Particles in Snow and Ice: A Brief Journey Across Latitudes

Células de Sanguina nivaloides encontradas en los Alpes durante el verano de 2020.

Para agravar la situación, este aumento en la tasa de fundición de la nieve es particularmente preocupante en un contexto de cambio climático como el que estamos viviendo. En la Antártida, los científicos han registrado que la proliferación de Sanguina nivaloides está contribuyendo a la pérdida de millones de toneladas de nieve cada año. Y algo similar ocurre en los Alpes donde el deshielo se ha intensificado considerablemente en las últimas décadas.

Lo peor de todo es que todo apunta a que, además, se está produciendo un efecto de retroalimentación: a medida que la nieve se derrite más rápido, se crean más áreas húmedas, lo que favorece todavía más la proliferación de las algas. Al final esto genera un círculo vicioso en el que la presencia de las microalgas contribuye, indirectamente, al calentamiento global y, consecuentemente, a la disminución de los glaciares y de la nieve estacional.

Fuente: National Geographic España

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