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La silicosis, una antigua enfermedad pulmonar, resurge en España de la mano de las encimeras

Mundo, 04 de abr 2025 (ATB Digital).-Un informe del Ministerio de Sanidad advierte del pronunciado crecimiento de los casos de silicosis causados por sílice cristalina en España, la mitad de ellos en el sector de las encimeras de cocina.

En las cocinas de medio país relucen encimeras tan resistentes como hermosas, superficies pulidas que prometen elegancia y durabilidad. Sin embargo, tras ese brillo cristalino se oculta una amenaza silenciosa: la silicosis.

Esta antigua enfermedad pulmonar, antaño ligada al mundo minero, ha resurgido con fuerza en España impulsada por el auge de los aglomerados de cuarzo. Entre 2007 y 2024 se han registrado 5.930 partes médicos, con un pico de 520 casos en el último año, la cifra más alta jamás anotada. Ya no hablamos solo de túneles ni de minas: hablamos de talleres, de fábricas y de viviendas modernas donde la piedra artificial reina.

¿Qué es la silicosis?

La silicosis es una dolencia incurable provocada por la inhalación prolongada de partículas de sílice cristalina, una sustancia que se libera al cortar o pulir estos materiales compuestos. Su presencia en el aire es imperceptible, pero su efecto en los pulmones es devastador: fibrosis pulmonar, deterioro respiratorio progresivo y, en muchos casos, una muerte prematura.

Aunque esta patología parecía erradicada con la modernización industrial, su reaparición en el siglo XXI revela una cruda realidad: nuevos sectores laborales, como el de la elaboración de encimeras, han heredado este oscuro legado.

Los datos

El estudio presentado por el Ministerio de Sanidad y el Instituto Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo (INSST) advierte que casi la mitad de los casos de silicosis actuales están vinculados a la fabricación y mecanizado de aglomerados de cuarzo y al tratamiento de piedra natural como el granito o la pizarra.

Estas industrias, impulsadas por el boom de la construcción desde los años 90, han visto un crecimiento exponencial en la demanda de materiales de alta resistencia y estética refinada. Con ello, también ha crecido el riesgo para quienes trabajan día a día modelando estas piezas.

Diferentes agencias sanitarias han reevaluado en la última década los riesgos de la sílice cristalina respirable, y el resultado es que su impacto va más allá de la propia silicosis, ya que también se relaciona con el cáncer de pulmón y otras patologías respiratorias y cardíacas.

Así, desde 2018, además, se han documentado 46 partes de cáncer de pulmón directamente relacionados con la exposición a sílice, 19 de ellos en el último año. La silicosis, lejos de ser la única consecuencia de este polvo letal, aparece también asociada a enfermedades autoinmunes, como la artritis reumatoide, y a afecciones cardíacas. En el 60 % de los casos, se diagnostican patologías inmunomediadas junto con la silicosis. Esta combinación complica el diagnóstico, retrasa los tratamientos y agrava el pronóstico de los afectados.

Perfil del afectado

El perfil del afectado también ha cambiado. Ya no son mineros veteranos quienes encabezan las estadísticas, sino trabajadores jóvenes, en su mayoría hombres de entre 30 y 49 años, que reciben diagnósticos de una enfermedad que debería estar extinguida. La disminución de la edad media de los pacientes es un reflejo directo del tipo de trabajo que ahora encierra los mayores riesgos: actividades industriales modernas, dentro de fábricas y talleres de mecanizado.

Además, se ha detectado un preocupante infrarregistro de la silicosis como enfermedad profesional. Esto significa que muchos casos no se contabilizan como tales, trasladando el peso económico al sistema público de salud. Entre 1997 y 2020, el 97,5 % de los procesos asistenciales fueron financiados por el Sistema Nacional de Salud, lo que revela no solo una cuestión sanitaria, sino también un desafío administrativo y ético para la gestión pública de la enfermedad.

Geográficamente, la incidencia se concentra especialmente en Galicia, que lidera el número de partes con un 28,1 %, seguida por Andalucía, el País Valencià, Castilla y León y Euskadi. Estas regiones agrupan las principales plantas de fabricación y transformación de cuarzo artificial, así como canteras de piedra natural. Por sectores, más del 65 % de los casos se reparten entre la “Fabricación de otros productos minerales no metálicos” y la “Extracción de minerales no metálicos ni energéticos”.

El coste económico

El coste económico también es significativo. En los pacientes de entre 40 y 59 años, el tratamiento de procesos asistenciales con diagnóstico principal de silicosis oscila entre los 6.126 y los 7.218 euros.

En mayores de 60 años, estos costes, aunque menores, suponen un impacto constante en el sistema. Pero el precio real es humano: personas jóvenes que ven su salud devastada, su calidad de vida deteriorada y sus horizontes laborales truncados por una exposición que, con los controles adecuados, podría haberse evitado.

El catedrático de la Universidad de Granada (UGR) y coautor del documento, Alfredo Menéndez Navarro, ha afirmado sobre la prohibición “en el informe se recomienda plantear el debate y esta es sin duda una medida que habrá que considerar”.

Sea como fuere, este nuevo rostro de la silicosis interpela directamente al consumidor. Cada encimera que brilla en una cocina, cada superficie que decora un baño, puede haber pasado por las manos de alguien cuya salud ha sido hipotecada. En ese sentido, optar por materiales más seguros, exigir prácticas laborales responsables y reclamar regulación efectiva son pasos esenciales.

Fuente: National Geograpic España

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