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Einstein tuvo que ser rescatado más de 30 veces para evitar que se ahogara en las aguas de Nueva York

Mundo, 10 abril 25 (ATB Digital).- A Albert Einstein, Premio Nobel de Física de 1921, se le atribuyen un gran número de frases célebres en los que trata desde temas políticos hasta aquellos relacionados con la propia naturaleza humana. En este artículo te dejamos las 10 que nos parecieron más relevantes o impactantes.
Ahora bien, una de las frases que poca gente asociará con el genio de la física es acerca de una de sus aficiones, la navegación, y dice de la siguiente forma: «Mi sistema de navegación es zarpar, hacerlo rápido, sin pensar en la energía o la velocidad, echarse hacia atrás, dejar que el barco vaya a la deriva».

El Einstein más (o menos) navegante
Casi parece una broma que un físico teórico cuyos estudios han sido fundamentales para comprender el mundo como lo hacemos en la actualidad, tuviese una visión tan peculiar de la navegación a vela. En este deporte, los navegantes aplican las leyes de la física para surcar las aguas. Calculando los ángulos de las velas, la fuerza y la dirección del viento, los botes pueden realizar auténticas virguerías para someter las fuerzas de la naturaleza y emplearlas a voluntad.
Sin embargo, el genio de la física simplemente se dejaba llevar en su barco, llamado Tinef. Es cierto que tenía nociones de navegación, pero según comentaban otros marineros del puerto de Cutchogue, al este de Nueva York, era mucho mejor físico que marinero. En total, según comentó Robert Rothmann, un comerciante local, en un artículo de The New York Times, más de 30 personas afirmaron que, en algún momento habían rescatado a Einstein de las aguas por haberse quedado encallado o, directamente porque había volcado y no podía volver a la costa.

Una afición anterior a Estados Unidos
Para su 50 cumpleaños, en 1929, cuando todavía vivía en Caputh, Alemania, unos amigos de la alta sociedad le regalaron un barco, el Tümmler «Propósito» que hizo las delicias del físico. Como le escribió su mujer, Elsa a Maja, la hermana de Einstein: «Nuestro velero es magnífico; Albert tiene su propio embarcadero en el jardín, disfruta intensamente de la felicidad que le produce navegar. El velero es un regalo de unos amigos muy ricos (¡15.000 marcos!). Remarco este pretencioso comentario para que te hagas una idea del magnífico barco en el que navega tu hermano».
Lamentablemente, solo 3 años más tarde tendría que exiliarse del país por el ascenso del nazismo, ya que fue incluido en la lista de «personas que suponen un peligro para el país» por el partido Nazi. Este hecho supuso dejar su barco atrás, aunque trató de hacer todo lo posible por evitar que acabase cayendo primero en las manos de la policía prusiana y, posteriormente, en la Gestapo. Para ello, contactó a un conocido suyo llamado Hermann Schumann para preguntarle si podría llevar su velero a los Países Bajos antes de que lo confiscasen. Lamentablemente, Schumann no pudo cumplir el deseo de Einstein, ya que el viaje habría supuesto poner su vida en peligro.

El destino de Tümmler
El día en el que confiscaron el barco, se publicó la siguiente noticia en el periódico Vossiche Zeitung:

«Confiscada la lancha motora de Einstein. La lancha motora del profesor Einstein que estaba amarrada en un astillero de Caputh, cerca de Potsdam, fue confiscada e incautada para el Reich. Se dice que Einstein había planeado introducir el velero de contrabando en un país extranjero. El velero está valorado en 25.000 RM (Reichsmark)».

Con esta noticia, además de tratar de dañar la imagen de Einstein, comenzó una cuenta atrás. En estos casos, cuando la policía confisca algún tipo de vehículo, si no se utiliza durante un tiempo acaba saliendo a subasta pública. En este caso, el Tümmler estuvo más de un año parado hasta que se vendió por 1300 marcos en mayo de 1934 y, tras la venta, siguió navegando las aguas alemanas.

Al finalizar la guerra, en 1945, Einstein envió una carta a Caputh para tratar de averiguar el paradero del barco. Aunque las autoridades y miembros de la comunidad se volcaron para tratar de encontrar a Tümmler, únicamente le pudieron seguir la pista hasta finales de los 30. Al comenzar la guerra, el rastro se perdía completamente. Y así ha sido hasta la actualidad. Por ello, el Tinef fue su último barco, un nombre que en ocasiones se ha traducido del Yiddish como “un reemplazo que no es tan bueno como el original”.

Esta faceta marinera de Einstein es, desde luego, menos conocida que sus contribuciones al campo de la física, pero ayudan a acercar el genio a la persona. Einstein, al fin y al cabo, también tenía sus aficiones, le gustaba navegar y, aunque no fuese particularmente bueno en ello, le ayudó a crear amistades. Además, amigos suyos comentaban que cuando los invitaba al barco, normalmente el paseo iba acompañado de un discurso sobre las novedades del campo de la física. Einstein lo tenía claro, no siempre hay que estar centrado en el trabajo, si no que las aficiones son vitales para despejar la mente y ayudar a pensar.

Fuente: National Geographic

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