Mundo, 27 de abr 2025 (ATB Digital) .- La longevidad ha sido considerada uno de los logros más significativos de la humanidad en las últimas décadas. Sin embargo, este fenómeno, que ha permitido a las personas vivir más tiempo, también ha generado una serie de desafíos, tanto biológicos como científicos y hasta culturales. A medida que la expectativa de vida continúa aumentando, los trastornos asociados con el envejecimiento, en particular la demencia, se han convertido en un problema creciente para la salud pública mundial.
La vejez de ahora nada tiene que ver con la de hace 50 años. Alexandre Kalache, experto en salud pública, redefinió el concepto de envejecimiento. El médico epidemiólogo, nacido en Río de Janeiro y exdirector de la Organización Mundial de la Salud (OMS) entre 1995 y 2009, afirmó en una nota con Infobae que la longevidad será uno de los grandes temas del siglo XXI y destacó que “las sociedades contemporáneas se han alejado de la enfermedad y se acercan cada vez más a la salud”.
La pregunta que ya se impone no es si vamos a llegar a vivir 100 años, sino cómo llegaremos a ese momento. Valter Longo, biólogo y profesor en la Universidad de California del Sur, aseguró en una entrevista con Infobae que “es posible alcanzar los 100 años y más, pero solo para quienes toman todas las medidas necesarias para llegar allí. Los demás vivirán hasta los 80 años, y los últimos 30 o 40 años estarán marcados por el consumo de numerosas drogas”.
Por eso no es casual que cada vez más existan técnicas, tratamientos y hasta clínicas especiales que se dedican a ofrecer programas de longevidad (Longevity reset). Hoy, el reflejo de este nuevo paradigma de bienestar, se ve apoyado por ciencia. Al citado Longo, llamado “Gurú de la longevidad”, se le suman casos como el del biólogo y genetista de Harvard David Sinclair,un experto en envejecimiento que es conocido por sus investigaciones para entender por qué envejecemos y cómo ralentizar este proceso. Sus ponencias y recomendaciones tienen mucho impacto, como por ejemplo, los alimentos que come en su día a día.
Los preceptos enfocados en la buena alimentación, el descanso y el ejercicio físico, son hoy el tridente que la medicina recomienda, a esta altura, como parte del ABC de la longevidad. “Me he vuelto realmente bueno para no morir”,le dijo a Infobae Brian Johnson, un millonario estadounidense que se hizo famoso —hoy ya es un especie de influencer de la longevidad— por llevar un particular estilo de vida donde es monitoreado por 30 médicos para reducir su edad biológica.
Longevidad y demencia
El doctor Jay Olshansky, investigador en la Universidad de Illinois Chicago, junto con científicos de las universidades de Harvard, California en Los Ángeles y Hawái, presentó datos que respaldan su visión sobre los límites de la longevidad humana. En un estudio recientemente publicado en Nature Aging, señalaron que la expectativa de vida dejó de crecer al ritmo que se observó en el siglo XX.
Entre otros aspectos, Olshansky destacó que extender la vida humana únicamente para reducir enfermedades podría ser contraproducente si los años adicionales no son saludables. Propuso, en cambio, un cambio de enfoque hacia la extensión del “healthspan”, es decir, los años de vida vividos en buena salud. El estudio también subrayó que la medicina y la ciencia aún tienen el potencial de mejorar la calidad de vida en edades avanzadas, con beneficios significativos para el bienestar de las personas mayores.
Es aquí donde toma relevancia el informe de la Comisión de Demencias de Lancet 2024, presentado recientemente, el cual proporciona claves fundamentales sobre cómo prevenir y tratar la demencia, esta enfermedad neurodegenerativa que afecta a millones de personas en todo el mundo, y que toca de cerca la esperanza de vida y la longevidad.
Este informe subraya la importancia de abordar la demencia no solo desde un enfoque clínico, sino también a través de la prevención y el manejo temprano. Según los expertos, existen varios factores modificables que pueden reducir la incidencia de la enfermedad. Entre estos se encuentran la mejora de la reserva cognitiva y física acumulada a lo largo de la vida, junto con la reducción del daño vascular.
La demencia afecta a más de 55 millones de personas en todo el mundo, una cifra que, según las proyecciones, podría casi triplicarse para 2050. No obstante, abordar distintos factores de riesgo a lo largo de la vida, desde la infancia, podría prevenir o retrasar casi la mitad de los casos, según un extenso informe realizado por 27 expertos en demencia.
La Comisión de Demencias de Lancet insiste en que la detección temprana y la intervención adecuada pueden mitigar significativamente el impacto de la enfermedad en las poblaciones. A medida que la longevidad reconfigura las estructuras sociales, también está cambiando la forma en que pensamos sobre el envejecimiento. “Se alteró para siempre la pirámide demográfica de los países, incrementando la proporción de personas mayores en la población”, sostuvo en una entrevista con Infobae el Dr. José Jáuregui, médico recibido con diploma de honor de la UBA, especialista en Clínica Médica, Geriatría y Medicina Familiar y Preventiva, presidente de la Asociación Internacional de Gerontología y Geriatría.
Este cambio demográfico ha generado lo que el especialista describe como “un mundo distinto al que ocurría hace 50 o 100 años atrás”. Jáuregui explicó que este fenómeno no se detendrá en el corto plazo y continuará acentuándose en las próximas décadas, lo que obliga a la sociedad a repensar sus enfoques sobre la salud, el bienestar y el cuidado de los mayores.
Según Jáuregui, la longevidad no solo debe entenderse como una cuestión de más años de vida, sino como una oportunidad para transformar la calidad de vida en la vejez. “Hay una paradoja. El ser humano no quiere envejecer, quiere ser joven, quiere seguir los mismos parámetros culturales que siempre hemos tenido. Pero a su vez, tampoco nos queremos morir tan pronto”, destacó el especialista, quien subraya que esta tensión refleja el deseo de vivir más años, pero al mismo tiempo, la resistencia a aceptar las realidades de esa prolongación de la vida.
Este dilema plantea desafíos tanto a nivel individual como colectivo, ya que muchas sociedades aún no han logrado asimilar plenamente los cambios culturales asociados con el envejecimiento de la población.
La longevidad saludable va más allá de la mera prolongación de la vida. La implicancia de vivir no solo más tiempo sino mejor, se refleja en una calidad de vida que permita a las personas mayores participar activamente en la sociedad. “Podemos hacer cosas para que el envejecimiento sea mejor, más saludable, más digno”, insistió Jáuregui, quien destacó que “las mujeres que nacieron en este siglo tienen, porcentualmente, casi un 30% más de chances de vivir 100 años”. Este dato resalta según el experto, la importancia de adoptar enfoques preventivos para garantizar que los años adicionales que ganamos no se traduzcan en años de deterioro físico o mental.
En este contexto, el informe de la Comisión de Demencias de Lancet 2024 ha identificado una serie de factores de riesgo modificables que pueden prevenir o reducir la incidencia de la demencia.
Entre estos factores se encuentran la pérdida de visión, el colesterol alto y otros ya bien establecidos como la hipertensión, el sedentarismo, el tabaquismo, el consumo excesivo de alcohol, la obesidad y la diabetes. El informe también resalta la importancia de mantener una vida activa, tanto física como mentalmente, para reducir significativamente el riesgo de desarrollar enfermedades neurodegenerativas. Esta recomendación resalta la necesidad de un enfoque integral de salud que considere tanto los aspectos físicos como los mentales del bienestar.
En relación a la importancia de los habitos, en un nota reaciente con Infobae, el doctor Alejandro Jungerconsideró que el mayor desafío para las personas que buscan un “mapa” hacia una vida saludable son sus propias creencias limitantes. “Que es demasiado drástico, incómodo, peligroso, que no voy a tener el poder de voluntad…”, comentó a este medio.
Prevención y cuidado integral para una vejez saludable
La longevidad extendida ha puesto de relieve una serie de enfermedades que, aunque no son exclusivas de las personas mayores, se manifiestan con mayor frecuencia en edades avanzadas. El Alzheimer y el Parkinson, por ejemplo, son enfermedades neurodegenerativas que, a pesar de los avances científicos “aún no tienen cura definitiva”, añadió Jáuregui, quien es además director médico de We Care, al destacar la importancia de continuar con la investigación y las estrategias preventivas.
Fuente: INFOBAE