Cochabamba, 02 de mayo 2025 (ATB Digital). – El lunes, un recluso de El Abra, en Cochabamba, fue asesinado por otro interno. En lo que va del año, al menos una decena de muertes se han registrado en penales de Bolivia.
Hacinamiento, infraestructura colapsada y una corrupción enquistada: estos son solo algunos de los males que carcomen el sistema penitenciario en Bolivia. Las cárceles del país se han convertido en escenarios donde reina la violencia, circulan el alcohol y las drogas, y donde la vida vale cada vez menos.
El caso más reciente ocurrió el lunes 27 de abril al mediodía en el penal de El Abra, en Cochabamba. Mauricio Antonio Saavedra A. fue asesinado a puñaladas por otro interno, Miguel Ángel S.M., en un hecho que vuelve a poner en evidencia el descontrol y la violencia que imperan en las cárceles bolivianas. En lo que va de 2025, las muertes violentas en las cárceles del país ya superan las registradas durante todo 2024, cuando se contabilizaron nueve decesos. La cifra actual ya asciende, al menos, a una decena.
Este último hecho se produjo en medio de una rencilla que se arrastraba desde 2024. Ese año, Mauricio Antonio Saavedra A., un joven de 27 años encarcelado por asesinato, ya había sido atacado por el mismo interno que este lunes acabó con su vida.
El asesinato ocurrió a plena luz del día en el penal de El Abra, una cárcel ubicada en la zona del mismo nombre, en el municipio de Sacaba, a la altura del kilómetro 4 de la avenida Villazón. El recinto, que cuenta con tres bloques —A, B y C—, alberga a más de 1.000 reclusos, casi el triple de su capacidad original.
El crimen provocó un alboroto en el ingreso a población. Varios internos intentaron auxiliar a Mauricio, mientras otros buscaron agredir al atacante, Miguel Ángel S.M., quien confesó haber cometido el delito. La agresión ocurrió tras una discusión que terminó en un ataque con cuchillo.
Mauricio murió mientras era trasladado al área de sanidad. Las heridas fueron tan graves que no resistió y falleció en el camino. Tras el hecho, el agresor fue aislado. Cabe destacar que, tras el primer ataque registrado en 2024, las autoridades solicitaron el traslado de Miguel Ángel a otro penal, pero la medida no se concretó. Según explicaron, ese proceso no se ejecutó por “temas judiciales”.
El Abra es uno de los siete recintos penitenciarios de Cochabamba, pero se considera el de máxima seguridad del departamento. Sin embargo, como ocurre en la mayoría de las cárceles del país, la violencia y el hacinamiento no son los únicos problemas: las drogas, el alcohol y los objetos prohibidos, como celulares y otros equipos, circulan con facilidad. El 26 de abril, durante una requisa, la situación quedó nuevamente expuesta cuando se encontraron nueve sobres tipo boticario con marihuana escondidos en unos tenis blancos en una celda del Bloque B. Este hallazgo, lejos de ser aislado, refleja la frecuente evasión de los controles, a pesar de la presencia de equipos tecnológicos y personal encargado de las requisas, lo que deja entrever posibles fallas en el sistema de seguridad.
La falta de control dentro del penal se manifiesta también en hechos que afectan a los visitantes. En febrero de este año, una mujer embarazada que acudió a visitar a su pareja fue golpeada en diversas partes del cuerpo por él, quien se encontraba bajo los efectos del alcohol, una sustancia prohibida en las cárceles. En octubre de 2024, otra muerte violenta sacudió El Abra. Una pelea entre dos internos brasileños terminó con la muerte de Emerson D.B., de 25 años. Deiby N.D.T., de 30 años, aceptó su culpabilidad y fue sometido a un juicio abreviado, que resultó en una condena de 30 años de reclusión, pero fue trasladado al penal de Chonchocoro, en La Paz.
Fuente: Opinión