Mundo, 20 de may 2025 (ATB Digital) .- Brasil confirmó el primer caso del virus de la influenza aviar altamente patógena en una granja de cría de aves de corral comercial en Rio Grande do Sul. ¿Puede esta enfermedad ser transmitida a los humanos? Descubre más a continuación.
Después de que Estados Unidos atravesara una gran crisis por la gripe aviar, denominada científicamente H5N1, el Ministerio de Agricultura y Ganadería de Brasil confirmó un caso de virus de influenza aviar altamente patógena en una granja de cría de aves de corral de uso comercial en el municipio de Montenegro, en Rio Grande do Sul, un estado del sur del país que limita con Argentina y Uruguay, informó el viernes 16 de mayo de 2025 Agencia Brasil, la agencia de noticias del gobierno brasileño.
Luego de la noticia, “China, la Unión Europea y Argentina suspendieron las importaciones de carne de pollo brasileña, inicialmente por un período de 60 días”, informó Agencia Brasil.
El virus apareció por primera vez en las granjas avícolas de Hong Kong en 1997, donde mató a casi el 100% de los pollos, provocando hemorragias internas y destruyendo múltiples órganos de una forma que recuerda escalofriantemente al ébola en humanos. Desde entonces, sucesivas oleadas de infección, propagadas por aves silvestres, han asolado las granjas avícolas de todo el mundo.
Recientemente, sin embargo, el H5N1 dio un inquietante paso evolutivo en dirección a los humanos. En 2022, arrasó una población de elefantes marinos en Argentina, matando a miles de ellos con una tasa de mortalidad del 97%. Fue la primera vez que se sabe que el H5N1 se afianzó en una especie de mamífero. Hasta entonces, las personas y otros mamíferos que habían enfermado habían contraído el virus a través del contacto con aves. Los elefantes marinos se lo transmitían unos a otros.
Cuando los científicos publicaron sus conclusiones en junio de 2024, el virus H5N1 había infectado a otra especie de mamíferos: las vacas lecheras. Desde entonces, el virus se ha propagado a cientos de rebaños lecheros en Estados Unidos, provocando incluso que el Gobernador de California, Gavin Newsome, declarara el estado de emergencia para responder a los brotes.
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El brote de gripe aviar en Estados Unidos
En Estados Unidos, hasta enero de 2025 al menos 66 personas contrajeron el virus, la mayoría por contacto directo con aves o vacas. En diciembre, un niño del condado de Marin que bebió leche cruda (es decir, sin pasteurizar), tuvo fiebre y vómitos, dio posteriormente positivo en la prueba del H5N1.
En diciembre, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) confirmaron el primer caso “grave” de gripe aviar en Estados Unidos. Ese paciente, que había estado expuesto a aves enfermas en una bandada de traspatio y padecía enfermedades subyacentes, murió a principios de enero, la primera víctima mortal conocida en Estados Unidos.
Cada vez que un ser humano enferma, el virus tiene otra oportunidad de adquirir la capacidad de propagarse de persona a persona. Una vez superado ese umbral, podría iniciar una pandemia.
No hay pruebas de que el H5N1 haya superado ese sombrío punto de inflexión. Puede que nunca llegue a dar ese salto. Pero “sabiendo lo que sabemos de estos virus, la tendencia no es buena”, considera Matthew Binnicker, microbiólogo especializado en enfermedades respiratorias de la Clínica Mayo de Rochester (Estados Unidos), quien añade que es necesario “tomar medidas serias”.
A los expertos les preocupan dos vías principales por las que el virus podría empezar a propagarse más fácilmente entre las personas. Y subrayan: no es demasiado pronto, ni descabellado, prepararse para lo peor.
- Los cerdos podrían ser la clave de una pandemia de gripe aviar
La presencia del virus H5N1 en cientos de rebaños de vacas no es un buen dato, pero no es el animal de corral que más preocupa a los científicos.
Si el H5N1 empezara a circular entre los cerdos, las posibilidades de que surgiera una versión humana aumentarían drásticamente. Esto se debe a que los cerdos pueden infectarse al mismo tiempo con virus aviares y humanos. Esto crea un caldo de cultivo para los virus.
Los virus de la gripe son extremadamente cambiantes en parte porque están hechos de ARN, una molécula genética similar al ADN pero con una diferencia importante: los virus de ARN no tienen ningún mecanismo de corrección durante la replicación. Por lo tanto, cuando un virus de la gripe se reproduce dentro de una célula huésped, es propenso a cometer errores de copia, lo que aumenta la tasa de mutaciones. Eso significa que un virus de ARN como el H5N1 es especialmente bueno evolucionando para infectar nuevas especies.
Pero los virus de la gripe tienen otra herramienta que los hace aún más peligrosos: la capacidad de intercambiar material genético con otros virus. Este proceso, conocido como reordenación, es un poco como barajar dos mazos de cartas diferentes: acabas con un poco de ambas. Si un cerdo contrae el H5N1 de un ave y contrae, por ejemplo, el virus de la gripe estacional que esté circulando entre las personas, los dos virus entrarán en contacto y, por reagrupación, adquirirán al azar los rasgos del otro.
Lo que ocurra después dependerá del azar. Muchos de estos virus recombinados morirán sin que nadie se dé cuenta. Pero en ocasiones, la recombinación crea un virus cuyo código genético le proporciona ventajas que le permiten prosperar. Si esas ventajas incluyen la capacidad de reproducirse y propagarse entre los humanos, y tiene la oportunidad de empezar a propagarse en una población, podría convertirse en otro nuevo patógeno humano. Se cree que el virus pandémico H1N1 de 2009 comenzó en cerdos domésticos del centro de México.
El 30 de octubre de 2024, el Servicio de Inspección Sanitaria de Animales y Plantas (APHIS, por sus siglas en inglés), dependiente del Departamento de Agricultura de EE.UU., anunció que había detectado H5N1 en una pequeña granja del condado de Crook (Oregón). Dos cerdos dieron positivo a una cepa del H5N1 que hizo estragos entre las aves silvestres, las aves de corral y el ganado, aunque pequeñas diferencias genéticas sugieren que los cerdos adquirieron el virus de aves silvestres.
Aunque no hay pruebas de que el H5N1 se esté propagando actualmente en las explotaciones porcinas comerciales, el caso de Oregón sugiere que las aves, los cerdos, el ganado y otros mamíferos se transmiten el virus entre sí con más frecuencia de la que los expertos creen. “Tenemos que ser muy cautelosos a la hora de subinterpretar hallazgos como este”, afirma Binnicker. “Donde hay humo, hay fuego. No es motivo de alarma ni de pánico, pero no podemos ignorarlo”.
- Un brote incontrolado en el ganado lechero nos pone en peligro
Incluso si evitamos que los cerdos se infecten con el virus H5N1, podría surgir una pandemia viral humana a raíz de la grave epidemia en las vacas lecheras.. Al igual que los cerdos, el ganado bovino también puede infectarse por virus humanos y aviares al mismo tiempo. Los científicos creen que el reagrupamiento es un poco más improbable en el ganado vacuno debido a ciertos aspectos de su fisiología.
En el caso del ganado lechero, a los expertos les preocupa más que los humanos se conviertan en caldo de cultivo.
La presencia del virus en las granjas lecheras expone a muchas personas (trabajadores de las granjas y sus familias, amigos y miembros de sus comunidades) al virus. Y una versión humana de la gripe aviar es perfectamente capaz de surgir, por reagrupación, de una persona infectada tanto con la gripe aviar como con un virus de la gripe estacional.
La próxima temporada de gripe podría aumentar este riesgo. “Es probable que se produzca una amplia transmisión y propagación de los virus de la gripe humana entre la población”, señala Binnicker. “Si un trabajador agrícola se infecta con una cepa humana de la gripe y también trabaja con una vaca lechera infectada que tiene gripe aviar, entonces podría producirse una reagrupación en el ser humano si se infecta con ambos virus al mismo tiempo”.
Las granjas han tenido dificultades para contener los brotes, pero se están logrando algunos avances
Contener el brote entre el ganado es importante para reducir la amenaza potencial para la salud pública. Cuantas menos vacas se infecten, menos oportunidades tendrá el virus de transmitirse a otros animales de granja, como los cerdos, o a los seres humanos.
Pero la industria ganadera y sus reguladores han tenido dificultades para lograrlo. A diferencia de los avicultores, que tienen décadas de experiencia con el H5N1, al sector lácteo lo tomó por sorpresa. “Hacía muchas generaciones que no nos enfrentábamos a un virus de este tipo”, reconoce Jaime Jonker, director científico de la Federación Nacional de Productores de Leche de Estados Unidos. “No tenemos ese mecanismo bien aceitado de saltar a la acción”.
En Estados Unidos, la industria ganadera ha intentado recuperarse desde que comenzó el brote, muy probablemente a finales de 2023 en granjas del panhandle de Texas, después de que un ave silvestre infectada con H5N1 transmitiera de alguna manera el virus a la glándula mamaria de una vaca. “Todos se sorprendieron, porque nunca se había visto en la leche de ninguna especie, que yo sepa”, dice Jim Roth, director del Centro de Seguridad Alimentaria y Salud Pública de la Universidad Estatal de Iowa. “Fue una situación muy inusual”.
El virus parece propagarse entre las vacas principalmente a través del contacto con el equipo de ordeño. Luego se acumula en concentraciones tan altas en la leche de las vacas infectadas que es extremadamente difícil evitar que se propague. Los ganaderos han probado a utilizar desinfectantes en el equipo de ordeño e incluso directamente en las ubres de las vacas, sin resultado. “Se produce tanto virus en la leche que es difícil detenerlo”, afirma Roth.
Las grandes explotaciones estadounidenses emplean a un pequeño ejército de trabajadores para ordeñar miles de vacas dos o tres veces al día, siete días a la semana. Es difícil evitar que la leche cargada de virus manche la ropa y las botas.
El uso adecuado de gafas, protectores faciales, mascarillas, guantes, cubrebotas, monos y otros equipos de protección individual (EPI) puede, en teoría, proporcionar una excelente protección a los trabajadores, según comentaron expertos de los CDC, pero solo si se llevan de forma sistemática y siguiendo estrictamente los protocolos.
Esto puede resultar difícil en las condiciones a menudo húmedas y mojadas de las típicas granjas lecheras. Muchas de las infecciones entre los trabajadores agrícolas se presentan como conjuntivitis, tal vez porque los trabajadores se frotan los ojos por debajo de las gafas protectoras.
A pesar de las dificultades de contención, se están haciendo algunos progresos en Estados Unidos.
En julio, Colorado empezó a exigir que se analizara la leche almacenada en “tanques a granel” antes de su envío desde las granjas. También emitió una orden de cuarentena para el ganado infectado y exigió medidas de bioseguridad más estrictas, como la esterilización rutinaria de los neumáticos de los vehículos, la restricción de las visitas y el establecimiento de estrictos protocolos de bioseguridad para los trabajadores.
Las medidas más estrictas llegaron tarde a California, donde el brote se extendió por las granjas del Valle Central. El gran tamaño de su industria láctea (el estado tiene 1.7 millones de vacas lecheras, frente a las 200 000 de Colorado) y la proximidad de sus granjas entre sí plantean un desafío a los esfuerzos de contención, dicen los expertos.
¿Qué haría saltar las alarmas de la gripe aviar? ¿Y qué debemos hacer cuando las oigamos?
Hay pruebas de que el H5N1 se está adaptando rápidamente a la fisiología humana. Según un estudio publicado en diciembre de 2024 en la revista Science, basta una sola mutación genética en la cepa de las vacas lecheras para que se adhiera fácilmente a las células de las vías respiratorias humanas.
Esa mutación se encontró en la muestra de virus tomada a un adolescente de Columbia Británica que acudió al médico por conjuntivitis y tos, y puede ser lo que le hizo enfermar. Aun así, los científicos afirman que todavía no hay pruebas de transmisión entre humanos.
En general, el riesgo para la salud pública del virus H5N1 es actualmente “bajo”, según los CDC. Eso podría cambiar en un instante con otro episodio aislado de una cepa capaz de propagarse de persona a persona. Probablemente aparecería primero como un pequeño grupo de enfermedades y se extendería gradualmente, primero despacio y luego con rapidez. Es imposible predecir su gravedad: podría causar una enfermedad leve, como la pandemia de gripe de 2009, o una enfermedad grave, como la gripe de 1918, que mató a más de 50 millones de personas, o algo intermedio.
Independientemente de la gravedad, la detección y la respuesta rápidas son fundamentales para contener un brote de este tipo. Estados Unidos dispone actualmente de dos vacunas candidatas contra el H5N1.
Si se produjera la transmisión entre humanos, esas dosis podrían vacunar a un grupo de personas en torno a un grupo de casos. Esta estrategia podría contener un brote, si las autoridades responden rápidamente antes de que el virus infecte a demasiadas personas.
Mientras tanto, lo mejor que puede hacer la mayoría de la gente es vacunarse contra la gripe estacional, lo que ayudaría a reducir el nivel de virus estacional en circulación y la posibilidad de contagio. Los expertos en salud pública también desaconsejan beber leche cruda (la leche de las tiendas de comestibles es segura, ya que pasa por un proceso de pasteurización).
En la actualidad, los CDC centran su “vigilancia activa” en las personas con más probabilidades de estar expuestas, como los trabajadores agrícolas. Por ejemplo, en una encuesta realizada a 115 trabajadores agrícolas, ocho dieron positivo en las pruebas de anticuerpos contra el H5N1, lo que significa que en algún momento habían contraído el virus, y cuatro habían desarrollado síntomas.
En la población general, en cambio, la prevalencia es “insignificante”, destaca Eduardo Azziz-Baumgartner, epidemiólogo médico de los CDC. Por este motivo, dice, ampliar las pruebas sería ineficaz, costoso y daría lugar a demasiados falsos positivos. Hasta enero de 2025, los CDC habían realizado más de 60 000 pruebas de detección del H5N1 y solo 66 dieron positivo. (Todos menos dos se contagiaron de animales. Y aunque los expertos no saben de dónde lo contrajeron los otros dos, no hay pruebas de transmisión entre humanos).
Maggie Bartlett, directora del programa de la Red Mundial de Virus y profesora de virología de la Escuela de Salud Pública Johns Hopkins, cree que las consecuencias de un virus H5N1 humano son potencialmente tan graves que se impone una mayor vigilancia. Aboga por generalizar las pruebas rápidas de detección del H5N1 y por un seguimiento más sistemático del virus entre animales y personas. Le preocupa que el número real de personas que han contraído el virus H5N1 sea muy superior a los que conocemos. “No estamos vigilando suficientemente a la población humana para conocer el número total de casos humanos”, afirma. “Es algo que los científicos llevan meses lamentando”.
No faltan motivos de preocupación. Cuándo y dónde se producirá el contagio (o si llegará a producirse) es difícil de predecir. Lo que sí sabemos es que la probabilidad de que aparezca un virus H5N1 humano es mayor que nunca.
Fuente: National Geographic