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Por primera vez hemos podido ver el polo sur solar y esto cambia lo que sabíamos sobre el Sol

Mundo, 12 junio 2025 (ATB Digital).— Durante milenios, el Sol ha sido un símbolo de constancia y poder, una presencia inmutable sobre nuestras cabezas. Pero bajo esa calma aparente se esconde un sistema dinámico y turbulento que apenas empezamos a comprender.

Ahora, por primera vez en la historia, una sonda humana ha logrado mirar directamente hacia uno de los rincones más esquivos del astro rey: su polo sur.

El logro es cortesía de Solar Orbiter, una misión conjunta de la Agencia Espacial Europea (ESA) y la NASA, que ha logrado salir del plano de la eclíptica —la “plataforma plana” donde orbitan todos los planetas— y elevar su mirada hacia las regiones polares solares.

La imagen que acompaña este avance, tomada desde un ángulo de 17° por debajo del ecuador solar el 23 de marzo de 2025, representa un hito sin precedentes. Hasta ahora, todas las imágenes del Sol que conocíamos provenían de observaciones ecuatoriales. Con esta inclinación, el Solar Orbiter ha roto ese límite, mostrando un rostro solar jamás visto.

El equipo científico liderado por la profesora Carole Mundell, directora de ciencia de la ESA, lo resume con una mezcla de asombro y responsabilidad: “Hoy revelamos las primeras vistas humanas del polo solar. El Sol es nuestro astro vital, pero también puede ser fuente de interrupciones catastróficas en nuestras redes tecnológicas, por eso es crucial anticipar su comportamiento”. Este nuevo punto de vista inaugura una era de conocimiento solar más profunda y detallada.

Mirando al sol con diferentes longitudes de onda

A lo largo del mes de marzo de 2025, Solar Orbiter captó una secuencia de imágenes del polo sur con tres de sus más sofisticados instrumentos: PHI (Polarimetric and Helioseismic Imager), EUI (Extreme Ultraviolet Imager) y SPICE (Spectral Imaging of the Coronal Environment). Cada uno de ellos mira al Sol desde una “longitud de onda” distinta, permitiendo observar tanto su luz visible como las emisiones ultravioleta y las capas de gas ionizado que forman su atmósfera externa, la corona.

Las primeras observaciones revelaron una serie de estructuras sorprendentes, entre ellas posibles vórtices polares —corrientes circulares de gas— similares a los que se observan en Venus y Saturno.

Pero quizá el descubrimiento más intrigante hasta ahora es la confusión magnética en el polo sur solar: según los datos del instrumento PHI, los campos magnéticos de polaridad norte y sur coexisten actualmente en la misma región, algo que solo ocurre brevemente en cada ciclo solar de 11 años, cuando el campo magnético solar invierte su polaridad.

Mapa del campo magnético

PHI también proporcionó un mapa completo del campo magnético solar, donde se observa que las zonas ecuatoriales son las más activas, con concentraciones de manchas solares visibles en rojo y azul intensos. Sin embargo, tanto el polo norte como el sur aparecen cubiertos de parches magnéticos dispersos y variables, una clara señal de que las estructuras polares están lejos de ser homogéneas.

Por su parte, el instrumento SPICE ha logrado una proeza técnica: medir el movimiento del plasma solar a través del efecto Doppler. Al seguir la luz emitida por iones de carbono, oxígeno o magnesio, SPICE puede determinar no solo dónde está el material solar, sino también hacia dónde y a qué velocidad se desplaza. Estas mediciones, imposibles desde la perspectiva plana de la Tierra, revelan cómo se origina el viento solar, ese flujo continuo de partículas que llena el sistema solar y puede afectar desde satélites hasta redes eléctricas.

Este tipo de datos son esenciales para desentrañar los mecanismos que gobiernan el comportamiento solar, y sobre todo, para prever cuándo ocurrirán sus máximos de actividad —eventos que aún hoy sorprenden a la ciencia con su imprevisibilidad.

Pero esto no es más que el principio. La sonda Solar Orbiter continuará su inclinación progresiva: alcanzará los 24° en 2026 y llegará a los 33° en 2029. Cada nueva órbita nos acercará aún más al conocimiento profundo de los polos solares, permitiendo el estudio de los cambios en el campo magnético, la actividad de manchas y las emisiones de partículas en tiempo real.

Fuente: National Geographic España

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