Mundo, 20 junio 2025 (ATB Digital).— Si alguna vez imaginamos colonias marcianas como visiones propias de la ciencia ficción, hoy la Agencia Espacial Europea (ESA) lo plantea como un horizonte alcanzable. Para el año 2040, afirman, podríamos ver los primeros oasis espaciales humanos en Marte: hábitats autónomos, resilientes y autosustentables que no solo permitirán la supervivencia, sino también la vida floreciente en el entorno más inhóspito jamás habitado.
La predicción forma parte del ambicioso documento “Technology Vision 2040” de la ESA, una hoja de ruta que describe las tecnologías necesarias para establecer presencia humana continua fuera de la Tierra.
Estos “espacios de vida” marcianos no dependerán de constantes suministros terrestres. En cambio, se alimentarán de la autosuficiencia: emplearán sistemas de soporte vital en bucle cerrado, producirán su propia energía y alimentos, y reciclarán sus propios residuos.
Oasis espaciales
El concepto de estos oasis espaciales se aleja de las actuales estaciones espaciales orbitales, que requieren asistencia constante desde la Tierra. Las futuras bases estarán dotadas de escudos inteligentes contra radiación, sistemas de monitoreo medioambiental y tecnologías de manufactura in-situ que permitirán fabricar, reparar y hasta evolucionar sus estructuras sin ayuda externa. Así, la arquitectura de estos hábitats será tan viva y cambiante como las comunidades que los habiten.
Además de proteger físicamente a sus ocupantes, estas instalaciones se diseñarán con principios biológicos y psicológicos en mente. Incorporarán materiales biocompatibles, simulaciones naturales, espacios verdes y elementos de realidad virtual para combatir el aislamiento y mantener el bienestar emocional de los astronautas. La ESA incluso considera el uso de cobots —robots colaborativos— para asistencia médica y diagnóstica en situaciones de emergencia.
Independencia de la Tierra
La energía provendrá de fuentes híbridas, combinando paneles solares de alto rendimiento adaptados a la tenue luz marciana y generadores de combustible obtenidos in situ. Materiales “inteligentes”, capaces de autorrepararse y adaptarse a la radiación, formarán la piel de estas estructuras, mientras que la impresión 3D con regolito local permitirá construir y mantener infraestructuras sin depender de la Tierra.
Inteligencia artificial y robótica colaborativa desempeñarán un rol esencial: gestionarán entornos complejos con mínima intervención humana, asistirán en tareas críticas de mantenimiento, salud y logística, e incluso ofrecerán apoyo emocional a los tripulantes mediante sistemas de realidad extendida.
Por otra parte, sistemas de navegación y comunicación estarán conectados a una red interplanetaria —una suerte de Internet solar— que garantizará el enlace constante con la Tierra y otras misiones, facilitando operaciones remotas, intercambio de datos científicos en tiempo real y coordinación entre colonias futuras.
En palabras de sus diseñadores, el objetivo es lograr “independencia de la Tierra”. Y esa independencia pasa, entre otros factores, por aprovechar los recursos del entorno. En Marte, esto implicaría extraer agua de los polos o del subsuelo, convertir regolito en materiales de construcción mediante impresión 3D, o generar oxígeno a partir del dióxido de carbono atmosférico. Todo ello bajo una lógica de sostenibilidad extrema: cada molécula contará.
Los beneficios de esta empresa monumental no serán exclusivos del espacio. Muchas de las tecnologías desarrolladas para estos entornos extremos —desde fuentes de energía eficientes hasta nuevos materiales o sistemas de reciclaje total— podrían encontrar aplicación inmediata en la Tierra. Especialmente en un contexto de crisis climática y escasez de recursos, lo que se prueba en Marte puede salvarnos aquí.
Por si fuera poco, estas colonias serán nodos en una red mayor: un ecosistema interplanetario conectado por una Internet solar, con comunicaciones entre planetas, naves y estaciones de forma fluida y continua. La exploración humana ya no será episódica: será una nueva forma de existencia. Según la ESA, Marte no será una excepción. Será el comienzo.
Fuente: National Geographic España