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La ‘memoria’ de las células puede provocar el efecto rebote tras adelgazar y empeorar la disfunción metabólica

Mundo, 11 julio 2025 (ATB Digital).— Desde 1990, la obesidad se ha duplicado y ya en 2022 una de cada ocho personas era obesa, según la Organización Mundial de la Salud. Sus consecuencias pueden ser enfermedades cardiovasculares o respiratorias, diabetes, cáncer y hasta trastornos neurológicos.

Durante mucho tiempo, la problemática se había reducido simplemente a una cuestión estética, pero, en los últimos años, los investigadores han profundizado en las características de esta afección con evidencia científica de que se trata de un tema de salud.

El estudio del “efecto rebote” de la obesidad

Un reciente estudio, liderado por William William Scott, investigador del Imperial College London, y publicado en Nature, se ha detenido en el comportamiento de las células cuando las personas pierden peso. Y sus resultados ofrecen una nueva perspectiva sobre el famoso “efecto rebote”.

Las estimaciones del estudio sugieren que en el mundo existen más de mil millones de personas con obesidad. Las causas varían según cada uno, así como también sus hábitos y comportamientos. A nivel corporal, lo que sucede es una disfunción del tejido adiposo, ese reservorio que acumula grasa.

El tejido adiposo adapta su estructura en base a las demandas energéticas de cada persona. Sin embargo, una expansión excesiva limita su flexibilidad. Cuando no puede absorber más, las grasas se localizan en diferentes partes del cuerpo. El aumento de la masa de este tejido implica numerosos riesgos. Cuando el peso se pierde, se reducen significativamente.

Pero el reciente estudio se ha detenido en todos los fenómenos metabólicos que suceden al perder peso, especialmente enfocado en la remodelación de la grasa corporal. La investigación ha analizado 170.000 células de 70 personas y ha identificado una característica relevante: algunas células tienen “memoria”.

¿Qué significa? En la pérdida de peso se eliminan células dañadas y se metabolizan las grasas nocivas, pero hay otras que pueden permanecer en el sistema inmunitario como si opusieran resistencia. Se trata de los macrófagos. Y eso genera el efecto rebote.

¿Por qué sucede el “efecto rebote”?

“En el compartimento inmune, demostramos que la pérdida de peso reprime la infiltración de macrófagos inducida por la obesidad, pero no revierte completamente su activación, dejando a estas células preparadas para desencadenar una posible recuperación del peso y empeorar la disfunción metabólica”, explica el estudio.

La investigación también explica que, en comparación al envejecimiento o la delgadez metabólicamente no saludable, la obesidad es la que más amplifica la susceptibilidad selectiva al estrés celular.

Para combatirlo, la medicina podría profundizar en terapias que funcionan como un reinicio de la memoria del tejido adiposo, al igual que en el mantenimiento tras la pérdida de peso. Los avances científicos nos permiten acceder al conocimiento y plantean la necesidad de políticas para una intervención temprana que evite la “memoria obesogénica” del organismo, especialmente en adolescentes y niños.

El diagnóstico se puede realizar de diferentes maneras, como el perímetro de la cintura, pero también se efectúa midiendo el peso y la estatura y calculando el índice de masa corporal (IMC): peso (kg)/estatura2 (m2).

En 2024, 35 millones de niños menores de 5 años tenían sobrepeso en todo el mundo, según la Organización Mundial de la Salud.

Fuente: National Geographic España

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