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¿Por qué el helio nos pone la voz más aguda? Así funciona este gas

Mundo, 15 de julio 2025 (ATB Digital).- Decimos la palabra helio y, seguro, lo primero que se te viene a la cabeza es una voz aguda y estridente. ¿Quién no ha jugado en alguna ocasión a inhalar el aire de algún globo solo para oír su voz con una tonalidad completamente diferente? Y es que, incluso, se hace difícil reconocer entre unas u otras personas: ¡todos suenan igual! ¿Será que el helio transforma tu garganta, modifica tus cuerdas vocales o las hace vibrar más rápido? No, nada de eso. La realidad es, de hecho, muy diferente: el truco está en cómo viaja el sonido por tu cuerpo.

“HABLAR” CON HELIO

Pero para entender exactamente qué ocurre cuando inhalas helio y hablas…  Primero hay que recordar cómo se produce la voz. Cuando hablamos, nuestras cuerdas vocales – los dos pliegues musculares ubicados en la laringe – se cierran parcialmente y vibran al pasar el aire desde los pulmones. Se trata de una vibración que produce un sonido básico, como una especie de zumbido grave. Pero eso, el sonido todavía no es el que finalmente escuchamos como voz.

Ese zumbido viaja por las cavidades de nuestra garganta, boca y nariz, las cuales actúan como una especie de caja de resonancia. Es en ese recorrido donde el sonido se moldea, se afina y se enriquece con lo que se llama armónicos, que son frecuencias adicionales que acompañan a la fundamental. Justamente, son esos armónicos los que dan a tu voz un timbre único, consiguiendo que tú no suenes igual que nadie más, incluso si dices la misma palabra con la misma entonación.

Así, cuando inhalas el helio, no estás cambiando ni la vibración de tus cuerdas vocales ni tu forma de hablar. Lo que cambia es el gas que llena tus vías respiratorias. Y eso tiene un efecto muy directo sobre cómo se propaga el sonido: de repente, el sonido que normalmente viajaría por el aire, empieza a hacerlo a través del helio, un gas mucho más liviano, y menos denso.

LA VELOCIDAD DEL SONIDO

El sonido es, al fin y al cabo, una vibración que necesita un medio para propagarse: puede ser sólido, líquido o gaseoso. En el aire – que es una mezcla principalmente de nitrógeno y oxígeno – el sonido se desplaza a unos 343 metros por segundo a temperatura ambiente. Pero en el helio, esa velocidad casi se triplica, llegando a superar los 970 metros por segundo. ¿Por qué? Pues porque este gas es mucho menos denso y, en consecuencia, ofrece mucha menos resistencia al paso de las ondas sonoras.

Y a tu voz esto le afecta muchísimo. Lo primero que debes saber es que la frecuencia fundamental no cambia: si tus cuerdas vibraban a 130 Hz, lo seguirán haciendo igual. Pero lo que sí cambia son los armónicos, esas capas superiores que se suman a la frecuencia principal y le dan forma a tu voz. Al propagarse más rápido, esas frecuencias se amplifican y suben, generan un timbre mucho más agudo.

Y el resultado lo conocemos perfectamente: una voz estridente. No es más “alta” en sentido musical, pero sí más aguda, más fina y más chillona. Es como si, de repente, el instrumento que usas para resonar (tu garganta y tu boca, en este caso) estuviera hecho de otro material. El mismo golpe, pero en una campana de cristal en lugar de en una de metal.

LA SEGURIDAD ANTE TODO

Aunque inhalar helio de forma breve, como el contenido de un globo pequeño, generalmente no causa daño, hay que tener cuidado. El helio no es tóxico, pero desplaza el oxígeno de tus pulmones. Es decir, que si llenas tus vías respiratorias con helio, no estás recibiendo el oxígeno necesario para permitir que tus células funcionen con normalidad.

Así, una inhalación puede causar mareo, desorientación o incluso desmayo, especialmente si se hace de forma repetida en cortos periodos de tiempo. Y no es ninguna tontería: en casos extremos y mal controlados – como aspirarlo directamente de un tanque a presión o en un espacio cerrado – puede llegar a provocar pérdida de conocimiento o la muerte por asfixia. Y, lamentablemente, sí se han documentado casos así.

Por ello, aunque el efecto sea divertido, hay que tomarlo con cautela y responsabilidad. Un poco para la risa en una fiesta, está perfecto. Pero ten cuidado, no conviertas el truco en una rutina o en un reto.

Fuente: National Geographic

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