La Paz, 27 de jul 2025 (ATB Digital) .- En medio de las aguas que se rigen entre árboles y montañas, una pequeña “mariposa” se abre paso. Es la balsa de totora Pipilintu, que con la fuerza del remo y su vela al viento se ha dispuesto a recorrer 1.200 kilómetros de los ríos que atraviesan el país.
No es una aventura típica. La balsa marca una proeza “sin precedentes” y realiza un viaje en el tiempo, pues atraviesa una antigua ruta fluvial, muy usada antes de la construcción de carreteras, para conectar al oriente y occidente.
La balsa se abre paso entre las imponentes vertientes bolivianas, mientras en cuidado y guía constante se encuentra la Armada.
BALSA
“Vivir en este Bicentenario una expedición histórica que muestra, a su vez, el profesionalismo de todo el personal de la Armada Boliviana, la hospitalidad de los bolivianos, la majestuosidad de nuestra flora y fauna, la integración de los Andes, donde se construyó la embarcación, con la Amazonía, entonces la bolivianidad en su conjunto”, expresó el capitán de corbeta Kadir Suárez Ayala, capitán de puerto de la Capitanía de Puerto Mayor “Río Beni” de la Armada Boliviana, en entrevista con La Razón.
Hace unas semanas, el capitán recibió una inesperada noticia. A Bolivia había llegado un grupo de ciudadanos franceses con una inquietud: el recorrer los ríos del país para finalmente poder conectar hacia Brasil.
Fabien Gallier, Erwan Rolland, Thomas Merzlic y Benjamin Vaysse habían pasado por el país y, cautivados, decidieron incluirlo en una arriesgada expedición. Pero no podían realizarlo solos.
La expedición tenía un desafío adicional. El interés de solo atravesar ríos se había transformado en una curiosidad por viajar como hace miles de años los pueblos lo hacían, con una balsa artesanal, de totora y que esté impulsada por remos y velas.
TOTORA
“El bote fue diseñado y construido en mayo y junio de 2025 junto a la familia Esteban — constructores tradicionales de balsas”, detalla al respecto la página web de la expedición: pipilintu.com.
No hay nada extravagante en la embarcación, pero sí mucha historia y dedicación. La componen dos cascos de totora, los cuales forman un catamarán de 6 metros de eslora por 2,5 metros de manga (ancho).
Concluido el minucioso trabajo, llegó el momento del bautizo. El nombre elegido fue Pipilintu, una variación del aymara para designar a una mariposa.
“Le pusieron el nombre de mariposa, ya que la monarca, que es una mariposa que se llama Pipilintu. O sea, es un insecto pequeño que realiza travesías demasiado largas cuando realiza sus vuelos por migración. Entonces, más o menos en homenaje a esta mariposa, ya que la embarcación es pequeña”, explicó Suárez.
Pipilintu es impulsada por el viento y la fuerza de sus tripulantes al remo. Solo cuenta con un motor pequeño de 6,5 HP, que es activado solo en caso de emergencias. Y es que el objetivo es causar el menor impacto de daño ambiental en su paso, el objetivo claro de los cuatro franceses.
VIAJE
“Esta navegación de ahora, su característica principal es de que se trata de ser lo más amigable con el medio ambiente y emplear al mínimo los motores”, indicó.
Como hace miles de años, la totora había sido tejida y formada para dar vida a esta “mariposa” y llegó el momento de zarpar, pero pese a su experiencia, los extranjeros no podían hacerlo solos.
“Ellos quedaron maravillados con las embarcaciones de totora para poder realizar una navegación cuando visitaban el lago Titicaca. A raíz de eso pidieron el apoyo y asesoramiento de la Armada Boliviana para poder realizar la travesía”, afirmó Suárez.
La Armada Boliviana conoció el proyecto y se sumó con apoyo desde el momento mismo de partir en la proeza que tiene como objetivo recorrer al menos 1.200 kilómetros de ríos bolivianos.
“Una vez estuvo construida la embarcación, se realizó el traslado desde Huatajata hasta Guanay en un camión militar de la Armada Boliviana. En Guanay se realizó el acondicionamiento y el armado, ya que es una embarcación tipo catamarán, es decir, que tiene dos cascos. Entonces, ha sido construido y armado nuevamente en Guanay y salió el 14 de julio”, precisó el capitán.
TRAMO
Desde Guanay, municipio del norte de La Paz, partió la embarcación en su primer tramo, en el que recorrió unos 210 kilómetros.
“Para esa navegación, la Armada Boliviana designó una embarcación logística y guía, con personal especializado que conoce la ruta, y a su vez una embarcación inflable, con personal rescatista del Centro de Instrucción de Buceo en Alturas, de buceadores”.
Y es que el paso no fue nada sencillo. El capitán contó que demoró un total de cuatro días este trayecto, atravesando sitios difíciles debido a que por ese sector se encuentra el río Mapiri y luego el río Kaká. “Existe una pendiente bastante pronunciada, ya que estamos básicamente desde la cabecera de los Andes, en la cuenca alta, y por eso la corriente es bastante fuerte”, relató.
Donde se podía se hacía uso del remo y apenas caía la noche, los viajeros acampaban y dormían donde podían. Pero, pese a todos los inconvenientes, se arribó al destino determinado.
“Posterior a ello, se llega al sector entre Rurrenabaque y San Buenaventura, después de haber recorrido 210 kilómetros aproximadamente. Acá se realiza un reacondicionamiento nuevamente de la embarcación, y ajustes de los daños que se sufrieron en la primera travesía”, explicó.
TRAYECTO
Con el primer tramo superado, en esta semana la tripulación se prepara ahora para el segundo. Aún faltan como 1.000 kilómetros de ríos que se atravesarán para llegar a su destino: Cachuela Esperanza, ubicada en el municipio Guayaramerín de Beni.
“En este segundo tramo son cuatro personas de la Armada Boliviana y cuatro ciudadanos franceses. A partir de este tramo ya contamos con un paramédico militar, ya que por más de 800 kilómetros no vamos a tener ninguna población con hospital. En ese sentido vimos esa necesidad dentro de todo el aspecto logístico”.
Una vez llegando a Cachuela Esperanza, la Armada llevará por tierra la embarcación hasta la frontera con Brasil. El viaje no terminará allí, Pipilintu seguirá su rumbo luego por ese país, pero antes las aguas de los ríos bolivianos la reciben, la arropan y la impulsan. En tanto, la gente en cada comunidad, pueblo y ciudad recibe a los tripulantes incluso con celebraciones a su proeza.
Fuente: La Razón