La Paz, 24 de ago 2025 (ATB Digital).- En cada manuscrito o video, los adultos mayores plasman la memoria de sus pueblos, la receta de una comida ancestral, la narración de una costumbre comunitaria o la enseñanza sobre el cuidado de la tierra. Así, la Olimpiada del Saber del Adulto Mayor se consolidó como un espacio donde la sabiduría no envejece, sino que se multiplica y transmite de generación en generación.
“Queremos que estas experiencias no se pierdan. En sus textos los adultos mayores hablan de la alimentación tradicional, las costumbres, la historia de los pueblos y la producción. Son saberes que deben transmitirse de generación en generación”, explicó la directora del Programa Nacional de Post Alfabetización, Maribel Velasquez Aramayo, en entrevista con la Agencia Boliviana de Información (ABI).
Este año, 398 adultos mayores se inscribieron. Tras un proceso de selección en sus municipios y en las fases departamentales, 24 llegaron a la instancia nacional, celebrada en julio en Cochabamba. Los ganadores fueron Santos Macoño Masai (Santa Cruz), Víctor Cortez Yuamona (Pando) y Gervacio Quispe Salas (La Paz), quienes recibieron medallas, certificados y un canastón entregado por el Ministerio de Educación.
Desde la primera edición, 6.751 personas mayores participaron en estas olimpiadas que se desarrollan en tres categorías: Salud y Alimentación, Costumbres e Historias de los Pueblos y Producción y cuidado de la Madre Tierra. Los trabajos presentados son sistematizados y convertidos en materiales educativos que llegan a los sistemas regular y alternativo, asegurando que los conocimientos de los sabios y sabias se preserven de generación en generación.
“Con este trabajo buscamos rescatar, valorar y difundir los conocimientos y experiencias de vida de las personas adultas mayores. Nuestros sabios y sabias son la base de estas Olimpiadas”, añadió Velásquez.
Más que un concurso, la olimpiada promueve un diálogo intergeneracional. Los adultos mayores, al volver a sus comunidades y municipios, comparten lo aprendido en colegios y espacios comunales, convirtiéndose en maestros de vida.
La Constitución Política del Estado reconoce en sus artículos 67 y 68 el derecho de las personas adultas mayores a una vejez digna, con atención, recreación y participación social. El Estado promueve políticas públicas y espacios educativos, como la post-alfabetización, para fortalecer sus capacidades.
En este marco, desde 2014 se desarrolla la Olimpiada del Saber del Adulto Mayor, donde los participantes transmiten sus conocimientos y experiencias, los cuales fueron sistematizados en revistas como material de apoyo educativo.
Cada 26 de agosto, Bolivia celebra el Día del Adulto Mayor, instituido en 1948 y reconocido en 2013 como el Día de la Dignidad del Adulto Mayor. En este marco, las Olimpiadas del Saber se presentan como un homenaje a quienes, con su memoria y palabra, sostienen la identidad cultural del país.
Las historias recogidas en esta experiencia —que incluyen consejos sobre salud, costumbres, historia y producción— se plasman en textos y videos que fortalecen la lectura y escritura de los participantes, pero también revalorizan el papel de los mayores como guardianes de la cultura.
En cada relato, los adultos mayores demuestran que la sabiduría no envejece, se renueva, se comparte y se convierte en legado para el futuro.
El artesano de la totora
Entre los participantes de las Olimpiadas del Saber 2025, uno de los ganadores fue Gerbacio Quispe Salas. Lleva en sus manos el oficio heredado de su comunidad, desde la localidad paceña continúa transformando la totora, esa planta que crece en lagunas y riberas, en piezas únicas: paneros, lapiceros, joyeros, canastas y hasta balsas.
“Con la totora se puede hacer de todo. Se empieza con un hilo armado, en forma circular, y poco a poco se va subiendo, apretando bien cada amarre con la mano para que no se suelte. Así, paso a paso, se logra la forma deseada”, explica, mientras sus dedos dan vida al tejido.
Su trabajo es más que artesanía, es el testimonio de un conocimiento ancestral que se transmite de generación en generación, donde cada fibra de totora guarda la memoria de un pueblo y la dignidad de sus sabios.
El arte de transformar la madera en memoria viva
Entre los participantes también está Benedicto Mollinedo Obaldo, de 69 años, originario de Potosí. Su historia es la de un hombre que, tras dejar la minería en tiempos de la relocalización, encontró en la carpintería un nuevo camino para expresar su creatividad.
En su pequeño taller, Benedicto fabrica piezas únicas: portacelulares, joyeros, cajitas y hasta un curioso muñeco, con cuerpo y cabeza de madera, y brazos y piernas de tela.
“Me gusta aprovechar lo que otros desechan. De la madera, del vidrio, de lo que sobra, yo hago trabajitos pequeños, pero al detalle”, cuenta con orgullo.
Su testimonio refleja no solo la constancia de un oficio, sino también el espíritu de resiliencia de los adultos mayores que, con ingenio, crean y aportan al país.
“Todavía tengo las ganas de seguir trabajando. Sería lindo encontrar un mercado para que estas piezas lleguen a más personas”, expresa, con la ilusión de que su arte cruce fronteras.
Fuente: ABI