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“Pata de Guanaco”: la flor que vence la sequía del desierto

"Pata de Guanaco": la flor que vence la sequía del desierto

Mundo, 12 de oct 2025 (ATB Digital) .- En el corazón del desierto de Atacama (Chile), en uno de los lugares más áridos del planeta, florece una pequeña planta colorida que podría contener pistas genéticas clave para ayudar a otras a resistir la sequía y el cambio climático.

Se trata de la Cistanthe longiscapa, conocida localmente como “pata de guanaco”, que tiñe de fucsia la árida zona durante los inusuales episodios de lluvia, que dan vida al fenómeno conocido como el desierto florido.

Estas precipitaciones, que este año alcanzaron niveles inusualmente altos de hasta 60 milímetros, reactivaron miles de semillas que yacían latentes bajo la superficie, creando un tapiz floral único que transforma el paisaje.

Una especie que sobrevive en condiciones extremas

La “pata de guanaco” no solo deslumbra por su belleza. También es capaz de sobrevivir donde casi nada más puede hacerlo: bajo radiación solar intensa, con grandes cambios de temperatura y casi nada de agua.

Por eso, investigadores de la Universidad Andrés Bello (UNAB) analizaron su material genético para descubrir los mecanismos que permiten a esta flor adaptarse a condiciones extremas.

La idea es estudiar las posibilidades de transferir esas características resilientes a otros cultivos agrícolas.

“Con el cambio climático, las sequías se están convirtiendo en un problema serio para la agricultura, para el mundo y para nuestro país. Necesitamos plantas que sean capaces de tolerar esa sequía”, explicó Ariel Orellana, director del Centro de Biotecnología Vegetal de la universidad.

La flor tiene dos tipos de fotosíntesis

Lo que hace única a C. longiscapa es su capacidad para alternar entre dos tipos de fotosíntesis, una habilidad poco común en el reino vegetal.

En condiciones extremas, activa la fotosíntesis CAM, que permite absorber dióxido de carbono por la noche y minimizar la pérdida de agua durante el día. Cuando el clima mejora, vuelve a la fotosíntesis C3, más eficiente en ambientes templados.

“Esa flexibilidad la convierte en un excelente modelo para estudiar cómo los genes controlan estos cambios”, añadió Orellana, que junto a su equipo publica sus hallazgos en la revista Plant Physiology.

Fuente: DW

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