China, 26 de oct 2025 (ATB Digital).- En el corazón de la zona especial de Lin-gang, en Shanghái, se ha inaugurado una estructura que podría redefinir el concepto de centro de datos: el primer centro de datos submarino alimentado casi exclusivamente por energía eólica. Este proyecto pionero, desarrollado con una inversión de 226 millones de dólares, representa una nueva forma de combinar la potencia del viento marino con la eficiencia térmica del océano para resolver dos de los grandes desafíos de la infraestructura digital: el consumo energético y el impacto ambiental.
A diferencia de los centros de datos tradicionales en tierra, esta instalación aprovecha su ubicación bajo el agua para enfriarse de forma natural. Con 198 racks equipados con radiadores y un sistema de enfriamiento por agua de mar, el centro reduce drásticamente la energía requerida para refrigeración, que en estructuras convencionales puede representar hasta el 40 % del total.
Menor consumo y mayor eficiencia
El uso de energía eólica marina permite que el 97 % de la electricidad provenga de fuentes renovables. Al eliminar sistemas de aire acondicionado masivos y usar el mar como disipador térmico, el consumo total de energía se reduce en aproximadamente un 23 %. Este enfoque también evita el uso de agua dulce, un recurso cada vez más escaso, y disminuye la necesidad de grandes extensiones de terreno, reduciendo el uso de suelo en más del 90 % respecto a soluciones tradicionales.
Uno de los datos más destacados del proyecto es su índice de efectividad en la utilización de energía (PUE, por sus siglas en inglés), que ha alcanzado un valor inferior a 1.15. Este indicador mide cuánta energía se dedica realmente al funcionamiento de los equipos de cómputo, frente a la que se destina a refrigeración y soporte. Cuanto más bajo es este número, mayor es la eficiencia energética. En China, el estándar nacional para centros de datos verdes en 2025 es de 1.25, lo que posiciona a este centro como uno de los más eficientes del mundo.
Impacto en el desarrollo tecnológico local
Más allá de la innovación técnica, el proyecto forma parte de una estrategia más amplia para transformar a Shanghái en un polo de computación inteligente y energías limpias. Las autoridades municipales tienen como meta que, para 2025, la industria de la nube inteligente supere los 28.000 millones de dólares y que la capacidad de procesamiento total alcance los 200 exaFLOPS, lo que equivale a un quintillón de operaciones de coma flotante por segundo. Como punto de comparación, en 2021 el superordenador de Tesla alcanzaba 1.8 exaFLOPS.
Este avance no es aislado. Varias empresas como Shanghai Hicloud Technology, Shenergy Group, China Telecom y China Communications Construction Company ya han firmado acuerdos para desarrollar un clúster de centros de datos submarinos con una capacidad conjunta de 500 megavatios, todos impulsados por energía eólica marina.
Desafíos pendientes en la adopción masiva
A pesar de su éxito, el modelo de centro de datos submarino aún enfrenta importantes desafíos para su adopción a gran escala. Según Wang Shifeng, presidente de Third Harbor Engineering, este tipo de infraestructura se encuentra todavía en una etapa experimental. Para pasar de proyectos piloto a una aplicación masiva, será necesario avanzar tanto en madurez tecnológica como en reducción de costes.
Entre los aspectos que requieren mejoras se encuentran el mantenimiento remoto, la gestión de fallos en entornos marinos y la durabilidad de los componentes expuestos a la salinidad y la presión. También es fundamental desarrollar herramientas de monitoreo eficientes que no requieran intervención humana constante, lo que plantea un nuevo campo de innovación en automatización y robótica subacuática.
Un laboratorio del futuro en el presente
Este centro de datos no solo sirve como infraestructura funcional, sino también como un laboratorio a gran escala donde se están probando soluciones sostenibles aplicables a otras regiones del mundo. Con la expansión de la inteligencia artificial, el aprendizaje automático y el análisis de big data, la demanda de capacidad computacional crece sin parar. Pero esa necesidad no puede seguir siendo cubierta a costa del medio ambiente.
Lo que Shanghái está ensayando con este proyecto es una respuesta práctica a esa tensión entre desarrollo tecnológico y sostenibilidad. En lugar de elegir entre rendimiento y ecología, busca equilibrar ambos en un mismo espacio, literalmente sumergido en el mar.
Un modelo que podría inspirar a otros países
Aunque todavía es pronto para saber si los centros de datos submarinos serán una solución ampliamente adoptada, lo que está claro es que el ejemplo chino puede inspirar a otras regiones costeras que cuenten con recursos eólicos marinos y limitaciones de espacio terrestre. Países como Noruega, Países Bajos o Japón, que ya tienen experiencia en energía offshore, podrían encontrar en este modelo una alternativa viable para modernizar sus infraestructuras digitales.
En el futuro, la nube podría estar literalmente bajo el agua, sostenida por el viento y el ingenio humano.
Fuente: WWWhat’s New
