La Paz, 09 de nov 2025 (ATB Digital).- En la zona Hoyada Norte Calvario, la Alcaldía de La Paz avanza con la fase de un plan técnico y preventivo iniciado en abril: la demolición controlada de dos viviendas que permitirá reducir la carga del terreno y consolidar la estabilidad de un sector monitoreado durante meses.
Desde el primer movimiento del terreno, la Unidad de Reducción de Riesgos Geodinámicos activó una serie de monitoreos y análisis que, según el jefe interino de la unidad, Óscar Luna “han permitido identificar las zonas con condiciones patológicas severas que requerían una intervención definitiva”.
“Nosotros hemos estado realizando diferentes monitoreos en el sector desde abril, determinamos que era necesaria la demolición controlada de dos predios, ya que representaban un riesgo por su estado estructural. Paralelamente, continuamos con observaciones, recomendaciones y socializaciones con los vecinos para que comprendan el comportamiento geodinámico del área”, detalló Luna en entrevista con la AMUN.
El proceso, involucró a la Subalcaldía Periférica, la Secretaría Municipal de Infraestructura Pública (SMIP) y la propia Secretaría de Resiliencia y Gestión de Vulnerabilidades (SMRGV). “Todo esto ha requerido gestiones administrativas, autorizaciones de los propietarios y coordinación permanente con varias direcciones municipales”, dijo el edil.
Trabajo conjunto
En el punto de intervención —la calle Cuarto Centenario, próxima a la avenida Litoral del macrodistrito de Periférica— los equipos especializados trabajan desde hace semanas. “Estamos continuando con la demolición de manera coordinada entre las tres dependencias de la Alcaldía”, comentó el responsable de la Unidad de Mantenimiento y Respuesta Inmediata de la Subalcaldía Periférica, Charles Arteaga.
El objetivo es claro: reducir la sobrecarga del terreno y mejorar su estabilidad. “Con la demolición estamos reduciendo la carga del sector para minimizar cualquier impacto o amenaza a las viviendas inferiores. Además, ya se ha hecho un peinado del talud y obras paliativas para desviar el agua y evitar que se mantenga en el lugar”, añadió.
El trabajo se realiza junto a los grupos especializados GAEM y GERI, personal de mantenimiento y obreros de la Subalcaldía. Según el cronograma, las labores podrían concluir en menos de 21 días si las condiciones climáticas y el avance técnico lo permiten.
Prevención antes de las lluvias
Con la llegada inminente de la época de lluvias, las tareas se aceleran para garantizar la impermeabilización del terreno. “No solo se trata de demoler”, aclaró Luna.
“Después de este proceso se realizará una impermeabilización del sector para evitar que el agua de lluvia se infiltre, además de evaluaciones aerodinámicas que nos permitirán definir las siguientes acciones preventivas”, detalló.
El trabajo anticipa posibles contingencias y refuerza la planificación municipal. “Estas acciones conjuntas entre secretarías y subalcaldías demuestran que la gestión de riesgos se basa en prevención y no solo en respuesta”, subrayó el especialista.
Terreno en observación permanente
El diagnóstico técnico del área se mantiene bajo observación. “Desde el punto de vista geológico, el sector está catalogado como un relleno, con materiales de bajas características geomecánicas”, dijo Luna. “Por eso, no deberían levantarse construcciones elevadas o precarias. Nosotros vamos a mantener el monitoreo para analizar el comportamiento del suelo y emitir recomendaciones para futuras inversiones de estabilización o rehabilitación”.
Actualmente, tres viviendas han sido intervenidas (una en una gestión pasada y dos en la actual), mientras que cinco predios colindantes permanecen bajo vigilancia técnica.
Un trabajo silencioso, pero esencial
Entre los primeros pasos, se ejecutaron trabajos de drenaje y desvío de aguas subterráneas, una tarea clave para proteger el talud. “Se ha hecho un trabajo para desviar esas aguas y que no afecten al terreno”, precisó el funcionario.
Para Arteaga, la participación de los vecinos ha sido fundamental. “La disposición de las familias a colaborar ayuda a que no se incremente el riesgo y a que toda la zona gane estabilidad”, concluyó.
A simple vista, la demolición parece un cierre. En realidad, es parte de un proceso técnico que consolida un modelo de prevención urbana y resiliencia, donde la ciencia del suelo, la coordinación institucional y la voluntad vecinal se unen para proteger la vida y el territorio paceño.
Fuente: AMUN
