Cochabamba, 14 de ago 2024 (ATB Digital).- Recientemente, se han dado a conocer dos casos de violencia sexual que involucran a pastores de iglesias en Tarija y Cochabamba. En uno de los casos, el implicado ha sido enviado preventivamente a prisión, mientras que, en el otro, el autor ha recibido una condena tras años de proceso judicial.
Según un informe publicado por El País de Tarija, un pastor evangélico, Miguel Z.C., fue ingresado el fin de semana en el Centro de Readaptación de El Palmar en Yacuiba, bajo detención preventiva, por el presunto delito de abuso sexual. La víctima es una niña de nueve años, a quien el pastor, de 45, habría agredido en dos ocasiones, aprovechando la presencia de su familia en la iglesia.
El caso salió a la luz cuando la madre de la niña notó cambios en el comportamiento de su hija. Tras insistir, la menor de edad finalmente reveló que había sido víctima de abuso sexual. La denuncia fue presentada, lo que llevó a la aprehensión del pastor y a su comparecencia ante un juez cautelar, quien determinó su reclusión preventiva por cuatro meses, mientras continúan las investigaciones.
EN COCHABAMBA
El pastor cristiano Douglas F.C.V., de 62 años, ha sido declarado culpable del delito de violación con agravantes contra una adolescente, de 14 años, en Sipe Sipe, Valle Bajo, Cochabamba.
El fiscal departamental de Cochabamba, Osvaldo Tejerina, informó que el hombre ha sido sentenciado a 27 años y seis meses de prisión en el penal de El Abra. La condena se basó en varias pruebas, incluyendo un certificado médico forense que confirmó la violación, la declaración de la víctima que identificó plenamente a su agresor, y un informe psicológico que respaldó el testimonio de la adolescente.
Según el fiscal litigante Yesith Marín, el abuso ocurrió en enero de 2020, cuando la adolescente trabajaba en la casa del pastor realizando tareas de limpieza. Durante una noche en la que se quedó a dormir, el hombre la agredió sexualmente y luego la amenazó con lastimar a su madre y abuela si ella revelaba lo sucedido.
El abuso continuó en la iglesia donde el pastor predicaba y donde la adolescente asistía. La menor de edad dejó de asistir a la iglesia y cayó en depresión, lo cual fue notado por una amiga. Fue en esa ocasión cuando la víctima confesó el abuso y, juntas, buscaron ayuda en la Defensoría de la Niñez y Adolescencia (DNA), lo que llevó a la denuncia ante el Ministerio Público.
FUENTE: OPINIÓN