La Paz, 22 de sep 2024 (ATB Digital).- Hace aproximadamente un año, un equipo de arqueólogos que estaba realizando unas labores de prospección en un yacimiento cercano a la ciudad checa de Budyně nad Ohří, a unos 40 kilómetros de Praga, la capital del país, se topó con una serie de objetos metálicos ocultos bajo tierra.
Tras el hallazgo, los especialistas del Museo Podřipské, en la ciudad checa de Roudnice nad Labem, se hicieron cargo de inmediato del sorprendente descubrimiento, que resultó ser de una enorme importancia.
Y es que, según Martin Trefný, arqueólogo y director del museo, aquellos ocho brazaletes, ocho cabezas de hacha, dos alfileres y una punta de lanza de la Edad del Bronce formaban parte de un un tesoro, una colección de objetos enterrados de manera deliberada y que “nunca sabremos con certeza por qué se ocultaron”.
¿Por qué se ocultaron estos objetos?
“La primera teoría es que estos tesoros podrían utilizarse como obsequios votivos o regalos a las deidades. La segunda teoría es que el tesoro es el resultado de algún incidente violento. Por ejemplo, el pueblo podría haber sido atacado por enemigos y, como los objetos eran realmente valiosos, la gente querría ocultar sus propiedades para evitar que fueran robadas. La tercera hipótesis es que podría tratarse de un pozo de almacenamiento propiedad de algún productor o comerciante”, ha explicado Trefný.
En cuanto a su datación, durante el último año, expertos del Instituto de Arqueología y Museología de la Universidad Masaryk, de Brno, han examinado minuciosamente todos estos objetos, y a pesar de que aún no se conocen con detalle los resultados del análisis, Trefný afirma que están prácticamente seguros de su antigüedad.
“Si nos preguntamos por la cronología de los objetos individuales, es algo que ya sabemos. Estos objetos, que formaban parte del tesoro, son típicos de la Edad del Bronce Medio, aunque un hacha es incluso más antigua; es de la Edad del Bronce Temprano. Por lo tanto, la antigüedad total de los hallazgos es de unos 3.500 años”, afirma el investigador.
En la actualidad, los arqueólogos están llevando a cabo pruebas de fluorescencia con rayos X para determinar la composición del metal, y también han realizado fotografías microscópicas de las hojas de las hachas para comprender mucho mejor en qué consistían las antiguas técnicas de herrería utilizadas para su fabricación.
Fuente: Historia.nationalgeographic