La Paz, 23 de septiembre 2024(ATB Digital).- Steven Adler, el exbaterista de Guns N’ Roses, ha revelado que fueron dos de sus compañeros de banda quienes lo introdujeron en el mundo de la heroína. “Quería ser parte de lo que ellos hacían”, confesó en el tercer episodio de la nueva docuserie de Paramount+ titulada Nöthin’ But a Good Time. En esta producción, Adler rememora oscuros secretos de los años 80, las devastadoras consecuencias de su adicción y el enfrentamiento final con Axl Rose que culminó en su expulsión del grupo.
Durante años, Adler ha luchado por dejar atrás su pasado. En este episodio, el músico de 59 años aborda con amargura el inicio de su dependencia en la heroína, señalando a Slash e Izzy Stradlin como sus introducciones. “¿Con quién crees que estaba consumiendo?” pregunta, antes de responder con la amarga realidad de que quería pertenecer al estilo de vida que llevaban.
El año era 1985 cuando Adler, cuyo nombre real es Michael Coletti, se unió a Guns N’ Roses. Su sueño era simple pero visceral: crear música y formar parte de una banda que reflejara el espíritu rebelde de Los Ángeles, la ciudad donde creció. “Siempre me encantó el trabajo en equipo”, dice, enfatizando la importancia de tener una banda.
Sin embargo, esa lealtad implicaba también compartir excesos. Recuerda el día en que probó la heroína por primera vez; aunque vomitó y se sintió mal, decidió intentarlo nuevamente. “Era un idiota”, admite, y a la tercera vez quedó atrapado.
La vida en Guns N’ Roses se tornó caótica rápidamente. Solo cuatro años después de unirse, en 1989, Adler ingresó a rehabilitación por primera vez, pero los efectos de su adicción ya estaban devastando su vida. Durante esos turbulentos años, sufrió un ataque cardíaco y dos derrames cerebrales, episodios que, lejos de redimirlo, profundizaron su desesperación. Axl Rose se refirió a su despido con frialdad: “Steven no dejó la banda. Lo despedimos”, afirmó en una entrevista con Kurt Loder para MTV en 1990. A pesar de las oportunidades brindadas y un contrato que estipulaba su salida si recaía en las drogas, Adler no pudo superar su adicción.
“No podíamos esperar más”, expresó Axl, reflejando la determinación que lo caracterizaba. “Tuvimos que seguir sin él”. Su reemplazo, Matt Sorum, llegó rápidamente, y Adler se encontró perdido. En 1993, después de una demanda, logró un acuerdo que le proporcionó 2,25 millones de dólares y un 15% de las regalías, pero eso no fue suficiente para sanar sus heridas. “Cuando mi equipo me echó, no sabía qué hacer”, confiesa, y la pérdida lo llevó a buscar refugio en las drogas.
Entre 1995 y 1998, su vida estuvo marcada por una larga lista de cargos: posesión de heroína, alteración del orden público y agresión. Participó en programas de rehabilitación televisados, intentando dejar atrás su adicción a múltiples sustancias, pero su última estancia en un centro de desintoxicación fue en 2013.
A pesar de los desafíos, el tiempo ha comenzado a curar algunas heridas. En 2012, Adler se reunió brevemente con sus excompañeros en la ceremonia de inducción de Guns N’ Roses al Salón de la Fama del Rock and Roll. Cuatro años después, fue invitado a participar en la exitosa gira Not in This Lifetime… Tour, donde volvió a compartir escenario con Axl, Slash y Duff McKagan, reviviendo destellos de su vida anterior.
En cada entrevista, Adler regresa a su amor por la banda, repitiendo que solo quería ser parte de un equipo. “Los cinco formábamos un gran equipo”, dice con melancolía, pero reconoce que los equipos no siempre logran sobrevivir.
Hoy, Guns N’ Roses continúa cosechando éxitos, con más de 100 millones de discos vendidos y 30 millones de oyentes mensuales en Spotify. Su último sencillo, The General, se lanzó en enero.
Mientras tanto, la vida avanza tanto para los rockeros como para los héroes caídos de su generación. Jeff Tremaine, director del documental, ha reunido a voces icónicas del hard rock en una serie que se estrenó esta semana, con figuras como Bret Michaels, Nuno Bettencourt y Corey Taylor compartiendo sus recuerdos de una era inolvidable. Sin embargo, para Steven Adler, esos días son un constante recordatorio de lo que ha perdido.
Fuente: Infobae