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Un karaoke de Abba por la ciencia: el impacto del sueño en tus emociones

Un karaoke de Abba por la ciencia: el impacto del sueño en tus emociones

Mundo, 16 de ene 2025 (ATB Digital).- Ninguno de los participantes del estudio se imaginaba que iba a tener que cantar a pleno pulmón y, sin embargo, allí estaban, micrófono en mano. De los 14 chicos y 15 chicas finlandeses de entre 19 y 36 años nadie sabía entonar, y eso es exactamente lo que necesitaban los investigadores. Tras destrozar todos y cada uno de los acordes de la archiconocida canción del 76, Dancing Queen, los participantes iban a realizar una serie de pruebas. Todos iban a pasar una mala noche, pero la de algunos iba a ser mucho peor que la de otros.

Existen innumerables estudios que relacionan el descanso con una mejora en las funciones fisiológicas del cuerpo, en el estado de ánimo e incluso en las funciones cognitivas. Durante el sueño, el cerebro es capaz de eliminar compuestos químicos nocivos generados por la actividad de las neuronas y de reorganizar las conexiones neuronales para mantener su función. Pero eso sí, no todos los sueños son iguales, una buena higiene de sueño requiere que el cuerpo pase por una serie de fases, y cada una de ellas tiene su efecto en el organismo y su función.

Y eso era precisamente el objetivo del estudio aprobado por el Comité de Ética del Hospital Universitario de Helsinki. Los investigadores querían observar los efectos que tenía privar a los participantes de un sueño reparador y cómo repercutía esto a la hora de regular las emociones asociadas a los recuerdos. Por ello habían obligado a los participantes a cantar Abba totalmente desafinados, para grabarlos y que pasasen vergüenza al volver a escuchar sus grabaciones.

Nuestro cuerpo al dormir

Dormir es un proceso fascinante y que ha llevado de cabeza a los investigadores por su complejidad. Durante el sueño el cerebro no se apaga completamente, si no que va pasando por una serie de estadios en los que ciertos grupos de neuronas se activan o desactivan. Además, ocurren otros cambios en la frecuencia de la respiración, en el pulso, en la temperatura corporal o movimientos involuntarios en los ojos.

Gracias a estos movimientos, tradicionalmente se han distinguido dos fases principales: la fase REM y la noREM. La que ocurre primero, de sueño más ligero, es la noREM, en la cual los ojos de la persona no se mueven rápidamente y la segunda la REM, donde sí que lo hacen.

Durante una noche normal de buen sueño, las personas pasan por entre 4 y 6 ciclos de 90 minutos cada uno que incluyen todas las fases y, como avanzábamos al principio del artículo, cada una tiene su función. Ahora bien, comprender exactamente cuál requiere de experimentos algo más complejos.

Por ello los investigadores del estudio de Helsinki diferenciaron a los participantes en dos grupos: a unos los despertarían durante la fase de sueño profundo N3 (también llamada de ondas lentas) y a otros durante la fase REM. Tras una mala noche de despertares planeados, compararían si el sentimiento de vergüenza de escucharse a sí mismos se mantenía constante o disminuía en el tiempo. De este modo, podrían comprobar el papel tienen las fases del sueño en la regulación afectiva.

Vergüenza debería daros

Tras la científica sesión de karaoke, los participantes siguieron con sus actividades habituales, y volvieron al laboratorio a las 9 de la noche para realizar unos ejercicios de memoria y para escuchar una grabación de lo que habían cantado por la mañana. Mientras se escuchaban a sí mismos berrear durante más de un minuto, un polígrafo les iba midiendo varios parámetros de respuesta al estrés, como la sudoración y la tasa cardíaca. Y finalmente, tras lo que a más de uno les resultaría una eternidad, los investigadores les hicieron dos preguntas: “How ashamed did you feel during the playback?” (¿Cuánta vergüenza has sentido al escuchar la grabación?) y “How stressful was it to listen to the playback?” (¿Cómo de estresante fue volver a escuchar la grabación?). A lo que casi todos comentaron que mucho.

Una vez terminados, llegó el momento de la clave del experimento, el sueño. A los participantes se les ofreció una ventana de sueño de 11 de la noche a 7 de la mañana para que descansaran. Mientras tanto, un investigador monitorizaría sus constantes con la idea de despertarlos o en la fase N3, o en la REM. Una vez llegaban a la fase de sueño deseada, el investigador hacía sonar una alarma, llamaba al participante por su nombre, o les daba instrucciones sencillas para despertarlos. Así, los tenían en un estado de privación parcial del sueño y podían estudiar qué sucedía al privarles de dicha fase del descanso.

Nada más despertarles, repitieron los ejercicios de memoria y volvieron a ponerles la grabación. De nuevo, midieron las constantes y les repitieron las preguntas. Tras analizar los resultados, los investigadores notaron una diferencia entre los grupos. Aquellas personas que habían llegado a la fase REM y, por tanto, habían experimentado la fase de sueño profundo N3 sentían menos vergüenza que los que habían sido despertados antes de que llegasen al sueño profundo.

Es decir, que habían probado que el sueño profundo ayuda a suavizar los sentimientos (en este caso la vergüenza) que asociamos con un recuerdo. De este modo, el estudio cimienta en la ciencia una realidad, que para evitar tomar decisiones viscerales y basarnos en la razón, no solo es importante «consultar las cosas con la almohada», si no que el sueño sea de calidad. Algo que no siempre se cumple.

La importancia de una buena higiene del sueño

Debido al estresante ritmo de vida actual, muchas personas acaban disminuyendo su tiempo de descanso para lograr más tiempo de ocio. Según los expertos, este hecho es un grave problema de salud pública que tiene un impacto en las sociedades de distintos países, incluida la española. Como muestran artículos realizados por diversos centros de investigación, como la Universidad de Murcia, existe una gran prevalencia de una mala calidad de sueño entre adultos que, además va empeorando con la edad. Al separar por géneros, las mujeres parece que se encuentran especialmente afectadas por la falta de sueño reparador.

Para garantizar todos los efectos reparadores del sueño y un envejecimiento más saludable, los centros de salud aconsejan entre 7 y 9 horas de sueño en adultos. Así, el cerebro tiene tiempo de limpiar correctamente todos sus sistemas y de procesar la información que ha recibido durante el día. Con un sueño correcto se guarda la memoria, se asienta el conocimiento y, también, como ha demostrado este experimento, se relativizan y contextualizan los recuerdos para que no nos afecten a largo plazo. Por ello, dormir correctamente es uno de los pilares claves para recuperarse de trastornos mentales como la depresión. Además, dormir bien disminuye el riesgo de sufrir enfermedades como la diabetes, hipertensión y enfermedad cardíaca. Ahora bien, una cosa es proponerse dormir bien y otra cosa muy distinta conseguirlo, por ello, te mostramos 3 consejos basados en literatura científica para lograr conciliar un sueño reparador.

FUENTE: NATIONAL GEOGRAPHIC

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