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Deuda interna se dispara por falta de créditos externos

La Paz, 23 de feb 2025 (ATB Digital).- Se acelera el financiamiento otorgado por el Banco Central de Bolivia (BCB) al sector público, llegando incluso a cifras históricas en 2024, reflejando un crecimiento constante en la última década. Según datos oficiales del BCB, hasta junio del año pasado, el monto de financiamiento concedido llegó Bs 137.942 millones ($us 19.819 millones), superando el total del 2023. Analistas advierten que este incremento deja en evidencia la creciente dependencia del Estado en estos recursos.

Lo más preocupante es que no se han hecho públicas de las cifras totales de 2024, lo que genera mayor susceptibilidad entre los especialistas, quienes anticipan que el endeudamiento interno podría ser aún mayor.

Los entendidos en la materia coinciden en que si un Estado — en este caso Bolivia— se endeuda internamente a través de su Banco Central, generalmente lo hace emitiendo dinero o comprando bonos del gobierno. Aunque esto puede ser una solución rápida para financiar déficits, conlleva varios riesgos económicos como la emisión de dinero sin respaldo productivo puede provocar inflación, pérdida de poder adquisitivo y desconfianza en la moneda.

Además, al absorber recursos financieros, el Gobierno puede limitar el crédito disponible para el sector privado, afectando la inversión y el crecimiento. Si esta práctica se vuelve recurrente, puede derivar en déficits fiscales crónicos y en la pérdida de autonomía del Banco Central, sometiéndolo a decisiones políticas en lugar de criterios técnicos. En casos extremos, la crisis de confianza puede desembocar en fuga de capitales y colapso económico.

En el caso de Bolivia, según Fernando Romero, presidente del Colegio de Economista de Tarija, “el Banco Central se ha convertido en el corazón financiador de la deuda interna, funcionando como el ‘papá’ que presta dinero para sostener el gasto público”.

Deuda acelerada

Los expresado por Romero se sustenta en los datos que se pueden encontrar en los reportes mensuales del propio BCB. Si bien estas cifras solo presentan un diagnóstico hasta el primer semestre del 2024, estos números dejan en evidencia un crecimiento exponencial en la última década del endeudamiento interno.

En 2014, — año pico de la bonanza económica del país— el monto otorgado por el ente emisor al propio estado fue de Bs 26.354 millones, pero a partir de 2019 se intensificó la tendencia alcista, alcanzando Bs 60.469 millones en ese año.

Durante la pandemia en 2020, el financiamiento superó los Bs 84.888 millones, un aumento vinculado a las necesidades fiscales para mitigar los efectos económicos de la crisis sanitaria.

La tendencia siguió en 2021, con Bs 98.665 millones y llegó a 102.607 millones en 2022, seguido de un salto considerable en 2023, alcanzando Bs 132.844 millones.

La tendencia alcista se mantiene en 2024, ya que solo hasta junio la cifra superó los Bs 137.942 millones, reflejando una expansión constante cuyo impacto en la economía aún está por evaluarse.

Con estos datos, lo ideal es que, en el corto plazo, Bolivia debería explorar alternativas para reducir su déficit fiscal sin recurrir excesivamente al financiamiento del BCB. Entre las estrategias posibles se encuentran la diversificación de la economía, la atracción de inversión extranjera y la mejora de la eficiencia en el gasto público.

Fuente: ED

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