Mundo, 17 de marzo 2025 (ATB Digital).- ¿Sueñas en blanco y negro o en color? Quizás sea algo que nunca has pensado o que ni siquiera sabes con certeza. Pero, si te paras a pensarlo, quizás puedas darte cuenta. De hecho, lo más probable es que termines reflexionando que tiendes a soñar en color la mayoría de las veces.
Y no, no nos lo estamos inventando. Un estudio publicado en la revista Consciusness and Cognition hace algunos años ya anunciaba este hecho, estudiando la relación que existe entre los medios audiovisuales en la infancia y la manera en la que las personas experimentan sus sueños.
Los investigadores descubrieron algo sorprendente: las personas que crecieron viendo la televisión en blanco y negro, aseguraban tener más sueños en escala de grises que aquellas que crecieron con televisión a color. ¿Quién iba a pensar que la manera en que vemos la TV influye en la forma en la que el cerebro construye los sueños?
LA INFLUENCIA EN LOS SUEÑOS
Pero para entender bien esto, hay que recordar que la televisión en color no siempre fue la norma. Antes de su popularización en la década de 1970, la mayoría de los programas y películas se transmitían en blanco y negro.
Quizás, esto no sea ninguna novedad para ti y sea algo que has experimentado de pequeño o en tus años de juventud: durante años, millones de personas solamente tuvieron acceso a un mundo audiovisual monocromático, lo cual marcó profundamente la manera en la que el cerebro procesaba la información visual.
Con esta reflexión en la mente, la pregunta que los investigadores se hicieron entonces fue: ¿Podría esta exposición temprana a imágenes en blanco y negro influir en la percepción del color en los sueños? Pues bien, la respuesta, según este estudio, fue que sí. Los resultados afirmaron que la manera en la que vemos el mundo durante los años de infancia podía llegar a condicionar la forma en la que nuestro cerebro crea imágenes mientras dormimos.
PRESENCIA O AUSENCIA DE COLORES
Para poner a prueba su teoría, los investigadores a cargo del estudio decidieron dividir a todos los participantes en distintos grupos en función de su edad y del tipo de televisión predominante durante su infancia. Una vez separados, se le pidió a cada uno de ellos que describiera sus sueños, prestando especial atención a la presencia o ausencia de colores en ellos.
Y los resultados fueron muy claros: aquellos que crecieron viendo televisión en blanco y negro reportaron una mayor frecuencia de sueños sin color, mientras que las personas que crecieron viendo la televisión a color rara vez describían sueños en escala de grises. Es decir, la exposición a imágenes monocromáticas en la infancia parecía haber dejado una huella indeleble en la manera en la que los participantes experimentaban sus sueños.
PLASITICIDAD Y PERCEPCIÓN DEL COLOR
Fue entonces cuando asaltó la gran pregunta: ¿por qué ocurre esto? Pues bien, todo parece deberse a la capacidad de adaptación del cerebro. Desde el momento en que nacemos, este va moldeando nuestras percepciones en función de todo aquello que experimentamos. Es decir, si durante nuestros años formativos estuvimos expuestos principalmente a imágenes en blanco y negro, nuestro cerebro pudo haber desarrollado un esquema visual basado únicamente esos tonos, llevándonos a recrear los sueños con ese mismo patrón de color.
Se trata de un fenómeno que también se relaciona con la forma en la que la memoria y la imaginación trabajan juntas. Los sueños no son otra cosa que una reinterpretación de lo que vivimos, mezclado con fragmentos de recuerdos y emociones. Así, si nuestra memoria visual temprana estaba dominada por tonos grises, tiene sentido que nuestro cerebro recurra a estos esquemas al momento de construir imágenes oníricas.
¿Y LAS NUEVAS GENERACIONES?
Ahora bien, ¿qué ocurre con las nuevas generaciones? Al final, en la actualidad, el blanco y negro sea ha quedado en las sombras. Vivimos rodeados de pantallas en alta definición, con colores vibrantes y tecnologías que buscan emular la realidad con una precisión asombrosa. De esta forma, las generaciones más jóvenes están completamente expuestas, desde muy temprano, a una saturación de colores que las generaciones anteriores no tuvieron.
Esto plantea una pregunta interesante: ¿podría la sobreexposición a imágenes digitales intensamente coloridas influir en la vividez de los sueños? ¿Será que, en el futuro, las personas podrían reportar sueños con colores más brillantes o incluso sueños más estilizados, similares a los filtros de las redes sociales?
Desde luego, podría ser muy interesante realizar nuevos estudios que determinen el impacto de estas nuevas tecnologías en la percepción onírica. Si el blanco y negro de la televisión pudo influir en los sueños de toda una generación… ¿Qué podrá hacer el mundo hipercolorido en el que vivimos hoy en día?
Fuente: National Geographic