Mundo, 16 de abr 2025 (ATB Digital).- A pesar de ganarse el rechazo de sus coetáneos, Harvey refutó lo establecido desde hacía 1.400 años: no, la sangre no se producía en el hígado y no era consumida por los tejidos.
¿Qué pensarías si alguien te dijera que la sangre no se bombea a través del corazón? Imagina que, en lugar de circular continuamente, te aseguran que debe generarse una y otra vez. Lo cierto es que hoy sabemos que eso no es verdad gracias a William Harvey, el médico que, en pleno siglo XVII, demostró que la sangre circula por un sistema cerrado impulsado por el corazón. De hecho, hasta entonces, ¡se creía que la sangre se producía en el hígado y se consumía en los tejidos!
LA EVOLUCIÓN DE UN GENIO
William Harvey nació el 1 de abril de 1578 en Folkestone, Inglaterra, en una época en la que el conocimiento médico estaba muy limitado y eran las teorías de Galeno las que regían el cuerpo humano. Este médico de la Antigua Roma había afirmado, casi 1.400 años antes, que la sangre se producía en el hígado y que se consumía en los tejidos. Y no, hasta ese momento, nadie se había atrevido a contradecirle. Nadie hasta William Harvey.
Desde bien pequeño, el inglés había demostrado poseer una gran curiosidad por la anatomía y por la ciencia. Por ello, decidió estudiar en la Universidad de Cambridge medicina y, posteriormente, terminar de formarse en la Universidad de Padua, en Italia, uno de los centros médicos más prestigiosos del momento. Allí se formó con algunos de los anatomistas más famosos de la historia, como Fabrizio d’Acquapendente, quien había descubierto las válvulas en las venas sin llegar a comprender su función.
Fue justo en ese ambiente de intelectualidad y conocimiento cuando Harvey comenzó a preguntarse sobre el verdadero movimiento de la sangre en el cuerpo: las teorías de Galeno no acaban de asentarse en él y sentía la necesidad de buscar la verdad. Por ello, regresó a Inglaterra, donde comenzó a investigar y a ganar gran fama, llegando a convertirse en el médico personal del rey Jacobo I y, posteriormente, de su hijo Carlos I.

Retrato de William Harvey
LA REVOLUCIÓN DE LA CIRCULACIÓN
Compaginando su investigación con su trabajo en la corte, Harvey dedicó años a la experimentación. No obstante, en un tiempo en el que las disecciones humanas todavía eran vistas con recelo, sus proyectos, los cuales consistían en el estudio meticuloso del flujo sanguíneo en cadáveres y animales vivos, eran a menudo desarrollados en secreto. con una gran habilidad, William realizaba cortes en arterias y venas, analizando la presión de la sangre y registrando meticulosamente cada uno de sus hallazgos.
En 1628, publicó una de sus obras maestras: Exercitato Anatomica de Motu Cordis et Sanguinis in Animalibus (Ensayo anatómico sobre el movimiento del corazón y la sangre en los animales). A través de este tratado, Harvey demostraba con pruebas irrefutables que la sangre no era generada y consumida de forma repetitiva, sino que circulaba en un sistema cerrado impulsado por el corazón.
De hecho, uno de sus experimentos más importantes consistió en atar y desatar venas y arterias en diferentes partes del cuerpo, observando cómo la sangre se detenía o fluía según la presión aplicada. Así, con cálculos sorprendentemente precisos para la época, concluyó que el volumen de sangre bombeado por el corazón era mucho mayor de lo que el cuerpo podría producir y consumir en poco tiempo. ¿La única explicación lógica? La sangre recirculaba constantemente.

Una de las ilustraciones de William Harvey en Exercitato Anatomica de Motu Cordis et Sanguinis in Animalibus.
DEL RECHAZO A LA REVOLUCIÓN
Lamentablemente, a pesar de la solidez de sus pruebas, la teoría de Harvey fue recibida con mucho escepticismo. Al final, la medicina de la época estaba enormemente influenciada por Galeno y muchos médicos se negaban a aceptar un cambio tan radical en una concepción que había estado vigente más de 1.000 años.
Como resultado, William Harvey fue objeto de críticas e incluso burlas. Perdió pacientes y fue ridiculizado por muchos de sus colegas, quienes veían en la investigación de Harvey una amenaza a los fundamentos de la medicina tradicional. Sin embargo, el tiempo pone a todo en su lugar: la evidencia terminó por ponerse de su lado y, con el paso de los años, su descubrimiento fue gradualmente aceptado por la comunidad médica, sentando al mismo tiempo las bases para la fisiología moderna.
Pero, a pesar de las dificultades, Harvey nunca dejó de investigar ni de perfeccionar sus teorías. Falleció en 1657, a los 79 años y sin haber visto completamente el impacto de su descubrimiento. No obstante, la medicina de hoy en día no sería la misma sin él: su trabajo fue imprescindible para la comprensión del cuerpo humano y para sentar las bases de la anatomía moderna.
Fuente: National Geograpic España