Mundo, 28 de abr 2025 (ATB Digital) .- Un hallazgo sorprendente revela a una criatura diminuta, maestra del camuflaje mortal, que habita en los rincones más olvidados de Oahu.
Una oruga recién descubierta teje los restos de presas de insectos sobre una funda protectora (se muestran varias) que usa como camuflaje, según sugiere un nuevo estudio.
En una de las islas de Hawái, se ha desvelado uno de los secretos más inquietantes de la naturaleza. Una nueva especie de oruga, endémica de las montañas de Oahu, ha desarrollado una estrategia de supervivencia tan singular que ha dejado atónitos a los científicos: camuflarse con los restos de sus víctimas para evitar a sus propios depredadores.
Esta diminuta criatura, apodada la “coleccionista de huesos”, no solo se alimenta en telarañas, sino que también convierte a sus presas en su macabro atuendo.
Según detalla Michael San Jose, coautor del estudio de la Universidad de Hawái en Mānoa, no se conoce ninguna otra especie en el mundo que exhiba un comportamiento tan escalofriante.
La combinación de su dieta carnívora y su capacidad para recolectar restos de cadáveres ha dado lugar a una criatura única, adaptada a uno de los ecosistemas más aislados del planeta.
Una criatura única
El paisaje montañoso de Oahu, modelado por siglos de aislamiento geográfico, ha sido cuna de criaturas igualmente extraordinarias. La misma región alberga otras orugas depredadoras como Eupithecia orichloris, E. staurophragma y E. scoriodes, todas ejemplos fascinantes de cómo la evolución toma caminos insospechados en las islas hawaianas.
Sin embargo, la oruga recolectora de huesos va un paso más allá: mientras que la inmensa mayoría de los lepidópteros se conforman con hojas y néctar, esta especie se sumerge en un mundo de carroña y emboscadas. La excepcionalidad de este hallazgo radica en que apenas el 0,1 % de las especies de mariposas y polillas conocidas tienen hábitos depredadores, subrayando así la rareza de este comportamiento.
Lo que la hace aún más intrigante es su elección de hábitat: telarañas ubicadas en grietas de roca y troncos podridos, lugares donde la penumbra es eterna y la supervivencia, una cuestión de astucia.
Su estrategia de camuflaje
La estrategia de camuflaje de esta oruga no deja nada al azar. Según describe San Jose, las recolectoras de huesos “decoran meticulosamente su cobertura portátil”, seleccionando partes de insectos muertos con una precisión asombrosa para construir una segunda piel que les permite confundirse con los detritos de la telaraña.
Lo que la hace aún más intrigante es su elección de hábitat: telarañas ubicadas en grietas de roca y troncos podridos, lugares donde la penumbra es eterna y la supervivencia, una cuestión de astucia.
Su estrategia de camuflaje
La estrategia de camuflaje de esta oruga no deja nada al azar. Según describe San Jose, las recolectoras de huesos “decoran meticulosamente su cobertura portátil”, seleccionando partes de insectos muertos con una precisión asombrosa para construir una segunda piel que les permite confundirse con los detritos de la telaraña.
Así, engañan a las arañas, que utilizan vibraciones y olores más que la vista para cazar, haciéndolas pasar por simples desechos olvidados.
Estas criaturas pertenecen al antiguo y diverso género Hyposmocoma, una línea evolutiva exclusivamente hawaiana, conocida por sus extravagantes adaptaciones. Son carroñeras y predadoras oportunistas de un mundo olvidado entre sombras, donde incluso la luz del sol parece temer adentrarse.

La oruga recolectora de huesos (izquierda) usa su espeluznante disfraz para vivir a salvo con una araña (derecha)
Sin embargo, la misma singularidad que hace especial a esta oruga podría también firmar su sentencia de muerte. Solo 62 ejemplares han sido encontrados en más de dos décadas de búsqueda exhaustiva, restringidos a un área de apenas 15 kilómetros cuadrados de bosque montañoso.
Los estudios filogenómicos revelan que esta criatura lleva existiendo mucho antes de que surgieran las islas de Hawái actuales, con un linaje que se remonta a más de seis millones de años.

Las polillas adultas “recolectoras de huesos” ponen sus huevos en telarañas
En un entorno cada vez más asediado por especies invasoras como la guayaba fresa, la albizia y los cerdos asilvestrados, la supervivencia de la coleccionista de huesos pende de un hilo. Hay dos pasos esenciales para protegerla: mitigar los estragos del cambio climático y combatir la proliferación de especies invasoras que arrasan los hábitats autóctonos.
Hawái, considerada tristemente la “capital mundial de las especies invasoras”, ya ha visto desvanecerse incontables especies nativas. Sin acciones inmediatas, este testimonio viviente de una evolución remota podría perderse también.
Prevenir la extinción de la coleccionista de huesos no es solo salvar a una oruga: es preservar una parte irrepetible del patrimonio natural del planeta.
Fuente: National Geograpic