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VIH: cada día se reportan entre 1 y 2 casos nuevos; demandan atención en salud emocional

Cochabamba, 06 de may 2025 (ATB Digital) .- La Redbol y el IpDH ven el tema en la población de jóvenes. Reflexionan sobre las enfermedades oportunistas y la importancia del tratamiento.

En estas historias se habla de enfermedad, de las afecciones físicas, pero también del aspecto emocional, que puede repercutir de manera positiva o negativa en las personas.

María Fernanda Quipildor Paz, de 25 años, murió hace pocos días, el 19 de abril. Vivía en Santa Cruz. Ella tenía VIH. No se buscan culpables; su entorno reflexiona sobre la importancia de la salud emocional y los servicios adecuados para esta población.

Solo en Cochabamba, cada día se reportan entre uno y dos casos nuevos de VIH, según el Programa Departamental ITS VIH/SIDA del Servicio Departamental de Salud (SEDES)

El secretario nacional de la Redbol y facilitador del Instituto para el Desarrollo Humano (IpDH), Willan Montaño, expresa que les llama la atención que las muertes recientes de personas con VIH se estén dando entre la gente joven.

María Fernanda fue una de las primeras niñas que nació con VIH; hubo transmisión vertical, de madre a hija.

“(Entonces) no teníamos medicamentos para adultos y menos para los niños. Ella ha sido un rostro visible, porque era nuestra bandera de lucha para todos los niños con VIH de Bolivia”.

El caso impulsó a su padre a asumir acciones con pedidos de apoyo.

María Fernanda se convirtió en madre. Logró evitar la transmisión del virus a su hijo. Sin embargo, su camino estuvo lleno de obstáculos: no solo enfrentó el VIH, sino también otras enfermedades complejas, cuyos tratamientos eran costosos y no estaban cubiertos completamente por el Sistema Único de Salud (SUS).

Antes de su muerte, su familia debía costear medicamentos como albúmina humana (450 bolivianos), Dexamino 50 (dos dosis al día), y recetas médicas con precios que oscilaban entre 100 y 400 bolivianos diarios. A ello se sumaba la falta de especialistas en infectología en varios hospitales.

Para Montaño, también se debe considerar el aspecto emocional.

“Ella (María Fernanda) necesitaba otro tipo de atenciones también. Nosotros no solamente necesitamos tomar el medicamento antirretroviral con el que estamos bien (…). Hay que analizar estos problemas que se están suscitando. Para nosotros es muy doloroso”, lamenta en referencia a un patrón que les inquieta, las muertes recientes de personas con VIH están ocurriendo entre jóvenes.

JÓVENES Y LA SALUD EMOCIONAL 

Montaño afirma que uno de los aspectos más descuidados en la atención a personas que viven con VIH es la salud emocional. Dice que si bien los pacientes son derivados a psicólogos, la mayoría de las consultas se centra en temas puntuales, como la adherencia al tratamiento.

“Pero, ¿qué pasa con la salud mental? (…). Además, el estigma y la discriminación todavía son muy fuertes (…). Por eso, la gente no dice su diagnóstico y no les dice incluso a sus empleadores que tiene VIH y que tiene que ir a recoger su tratamiento”.

Montaño explica que en Bolivia no existen estudios específicos sobre la salud mental de las personas con VIH. El tema cobró relevancia durante la pandemia de la COVID-19, pero los avances fueron mínimos.

“Se trabajó un poquito, muy limitadamente. Nosotros hemos reforzado también a las autoridades, expresando que se tiene que trabajar mucho más fuerte la salud mental; todavía no hay un programa específico”.

En las últimas semanas, Montaño menciona al menos tres muertes de personas jóvenes con VIH. Una de ellas fue Fernanda, en Santa Cruz; otra ocurrió en La Paz, y un tercer caso está relacionado con las fallas en las referencias del sistema de salud entre niveles de atención.

“Esta persona necesitaba también (recursos) para su tomografía, necesitaba medicamentos, porque él ya estaba con una de las enfermedades que es el citomegalovirus, y para eso los medicamentos son caros (…). Hasta encontrar específicamente el problema y darle el medicamento, ya la persona falleció”.

Ante este panorama, Montaño considera fundamental no solo fortalecer la atención médica, sino también trabajar con las familias, que muchas veces enfrentan la situación sin apoyo psicológico ni orientación profesional.

Agrega que en Cochabamba también conocieron casos de personas que mueren en estas situaciones.

Fuente: Opinión

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