Mundo, 02 de jun 2025 (ATB Digital).- Una ballena jorobada permanece junto a otra ballena enredada en una red de pesca. Pasó más de cinco horas a su lado, nadando debajo de ella y elevándola hacia la superficie para que pudiera respirar.
Hace unos años, al acercarse a dos ballenas, Rachel Cartwright y su equipo de investigación observaron algo extraño. Mientras la cría estaba atrapada en un sedal, su madre comenzó a golpear repetidamente la cola contra el agua.
Finalmente, la ballena más pequeña se dio cuenta y también empezó a golpear con la cola. Era como si la adulta le estuviera enseñando a la cría lo que tenía que hacer. Poco a poco, el sedal en el que se había enredado empezó a soltarse. «Los ayudantes de investigación la llamaron Taylor, porque estaba intentando «sacárselo»», explica Cartwright, investigadora principal de The Keiki Kohola Project.
En un nuevo estudio, Cartwright y un equipo de especialistas en varamientos documentaron cómo una «ballena compañera» intenta ayudar a una ballena jorobada que ha quedado enredada en un aparejo de pesca.
Finalmente, la ballena más pequeña se dio cuenta y también empezó a golpear con la cola. Era como si la adulta le estuviera enseñando a la cría lo que tenía que hacer. Poco a poco, el sedal en el que se había enredado empezó a soltarse. «Los ayudantes de investigación la llamaron Taylor, porque estaba intentando «sacárselo»», explica Cartwright, investigadora principal de The Keiki Kohola Project.
En un nuevo estudio, Cartwright y un equipo de especialistas en varamientos documentaron cómo una «ballena compañera» intenta ayudar a una ballena jorobada que ha quedado enredada en un aparejo de pesca.
En otro caso, Cartwright estaba estudiando la reproducción de las ballenas jorobadas cuando su equipo se encontró con una ballena de dos años atrapada. Una ballena adulta nadaba lentamente a su lado, colocando su aleta pectoral suavemente sobre la de ella o acostándose con ella, hocico con hocico, en la superficie. En un momento dado, pareció intentar protegerla de los tiburones tigre. «Nadaba detrás, ahuyentándolos con su cola», cuenta.
La segunda ballena nadó por debajo y levantó a la joven hembra hasta la superficie. «Estaba bastante claro que no estaba intentando aparearse con ella», afirma Cartwright, ya que los machos se colocan encima durante el apareamiento.
«Para mí, lo realmente interesante de esta situación es que se trata de ballenas que no están emparentadas», añade.
Por sugerencia del experto en enredos de la NOAA y coautor Ed Lyman, el equipo se puso en contacto con las redes de varamientos de Hawái y Alaska para averiguar con qué frecuencia ocurre esto. Cuando revisaron los datos, «nos dimos cuenta de que este comportamiento es más común de lo que pensábamos», dice Cartwright.
De los 414 casos de enredos registrados entre 2001 y 2023 —154 en Hawái y 260 en Alaska—, las ballenas «compañeras» respondieron de forma útil en 62 ocasiones.
¿Por qué protegen las ballenas a otras ballenas?
Al examinar los registros históricos, los investigadores se dieron cuenta de que este comportamiento ya se había observado anteriormente, especialmente durante la caza de ballenas, que fue prohibida en la mayoría de los países en 1986. Cuando capturaban a una víctima, «otras ballenas se acercaban y se sentaban a su lado y se quedaban con ella mientras se producía la captura», explica Cartwright.
Esto ponía en peligro a las ballenas que respondían, por lo que es probable que este comportamiento se volviera menos común.
«Si eres el tipo de ballena que ayuda a otras ballenas, te van a capturar», dice, «por lo que este rasgo se habría vuelto bastante raro».
«La conducta puede ser una forma de empatía afectiva», dice Anna Moscrop, directora de política científica de Whale and Dolphin Conservation. «Un individuo reconoce un estado emocional como la angustia, sin experimentar él mismo los estímulos».
Fuente: National Geographic