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Cuando el cielo ardió: la teoría cósmica que podría explicar la extinción de los neandertales

Mundo, 4 junio 2025 (ATB Digital).— Durante una noche sin luna, hace unos 41.000 años, los cielos de Europa podrían haber estado encendidos con luces danzantes, un espectáculo de auroras que hoy solo asociamos con las regiones polares.

Pero detrás de esa belleza espectral se escondía una amenaza invisible: la Tierra, despojada en gran medida de su campo magnético protector, permitía el paso de radiación solar y cósmica en dosis letales. En ese contexto, los neandertales desaparecieron. Y una nueva teoría sugiere que no fue casualidad.

Esta idea, liderada por el físico espacial Agnit Mukhopadhyay de la Universidad de Michigan, propone que la excursión geomagnética de Laschamps —un fenómeno geológico que debilitó el campo magnético terrestre hasta un 10% de su fuerza actual y desplazó los polos magnéticos— pudo haber tenido consecuencias devastadoras para los neandertales.

Mientras tanto, los Homo sapiens, con una incipiente tecnología cultural —ropa ceñida, uso de pigmentos protectores y vida en cuevas—, habrían encontrado una ventaja evolutiva crucial.

El evento de Laschamps

El evento de Laschamps duró unos dos milenios, pero su impacto fue vertiginoso. En tan solo 300 años, la Tierra pasó de tener un campo magnético estable a uno caótico y débil, similar al de planetas exteriores como Júpiter o Saturno.

Durante este lapso, las líneas del campo magnético se expandieron y vagaron hacia latitudes más bajas, haciendo que auroras espectaculares fueran visibles en casi cualquier parte del globo. Pero este fenómeno visual era solo un síntoma: lo verdaderamente preocupante era la intensa radiación que conseguía atravesar la atmósfera debilitada, alterando su composición y potencialmente dañando la salud humana.

En ese contexto, el Homo sapiens parece haber comenzado a intensificar ciertos comportamientos de protección solar: fabricación de ropa ajustada, incremento en el uso de cuevas como refugio y aplicación más frecuente de ocre en la piel, un pigmento que ha demostrado tener propiedades similares al protector solar moderno.

Los neandertales, por otro lado, carecían de estas adaptaciones. Sus restos no muestran evidencia clara de una cultura textil compleja ni del uso sistemático de ocre con fines protectores. La vulnerabilidad a la radiación podría haber exacerbado ya de por sí una situación ecológica complicada.

Modelo tridimensional

Agnit Mukhopadhyay y su equipo utilizaron el Space Weather Modeling Framework para construir un modelo tridimensional del sistema espacial terrestre durante el evento de Laschamps.

Al combinar simulaciones del campo magnético debilitado, el entorno de plasma alrededor de la Tierra y la actividad auroral esperada, lograron visualizar cómo las partículas cargadas penetraban en regiones antes protegidas. Sus resultados fueron reveladores: muchas de esas zonas coinciden con los patrones de expansión del Homo sapiens en Europa, mientras que otras cubrían áreas de ocupación neandertal.

La investigación sugiere una correlación notable entre el debilitamiento geomagnético y los cambios en la actividad humana: mayor uso de cuevas, incremento en las aplicaciones de ocre y la expansión de grupos humanos anatómicamente modernos en un momento en que la población neandertal comenzaba a declinar. Aunque los científicos son cautos y reconocen que la relación es correlacional, el enfoque plantea una conexión inesperada entre la física del espacio y la evolución humana.

Gran exposición al sol

Los efectos de una exposición prolongada a la radiación solar sin protección son conocidos: daño ocular, mutaciones genéticas, y deficiencia de folato, un nutriente esencial cuya carencia puede derivar en malformaciones y mayor mortalidad infantil.

Para los Homo sapiens, cualquier tecnología que redujera esta exposición habría ofrecido una ventaja significativa.

La ropa ajustada, hallada en yacimientos asociados exclusivamente a Homo sapiens, también proporcionaba protección adicional. Su confección, que requería agujas y punzones —herramientas ausentes en los sitios neandertales—, suponía un avance tecnológico notable. Más allá del abrigo térmico, ofrecía una defensa no intencionada contra el sol, aumentando las probabilidades de supervivencia en un mundo expuesto a niveles inusitados de radiación.

Este debilitamiento del campo magnético no es un evento único. En la historia geológica de la Tierra, se han documentado al menos 180 inversiones de los polos. Sin embargo, pocas han sido tan intensas ni han coincidido con cambios tan drásticos en la evolución humana. Mukhopadhyay afirma que comprender estos episodios pasados es clave para prepararnos frente a posibles eventos futuros. Una nueva excursión geomagnética afectaría no solo la biología, sino también nuestra infraestructura tecnológica: desde satélites hasta redes eléctricas.

Por último, su estudio plantea implicaciones fascinantes para la astrobiología. “Durante mucho tiempo se ha creído que un planeta necesita un campo magnético fuerte para ser habitable”, explica. “Pero si miramos a la Tierra durante Laschamps, vemos que la vida persistió, incluso prosperó, en condiciones extremas. Eso abre nuevas posibilidades para cómo y dónde podría surgir la vida en el universo”.

Fuente: National Geographic España

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