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El pingüino emperador de la Antártida está desapareciendo más rápido de lo que temíamos

Mundo, 18 junio 2025 (ATB Digital).— En la Antártida, una de las criaturas más emblemáticas de este continente blanco está perdiendo su batalla por la supervivencia. El pingüino emperador (Aptenodytes forsteri) está desapareciendo a un ritmo que ni siquiera los modelos más pesimistas habían anticipado.

Nuevos datos obtenidos por el British Antarctic Survey (BAS) gracias a imágenes satelitales de alta resolución revelan un panorama inquietante: entre 2009 y 2024, la población de estos pingüinos ha caído un 22% en una región clave del continente que abarca la Península Antártica, el Mar de Weddell y el Mar de Bellingshausen.

A diferencia de estudios anteriores, que estimaban un descenso del 9,5% en todo el continente hasta 2018, esta nueva investigación se centra en un área más acotada pero fundamental, donde habita cerca del 30% de la población mundial de pingüinos emperador.

Y lo que se ha encontrado allí no puede calificarse de otra forma que alarmante. La reducción equivale a una pérdida media del 1,6% por año en este sector de 2,8 millones de kilómetros cuadrados, un territorio que duplica en tamaño a varios países europeos juntos.

Posible extinción para el 2100

Peter Fretwell, especialista en observación de fauna desde el espacio, es consciente de la incertidumbre inherente al análisis satelital, pero también advierte que, si esta tendencia se replica en el resto del continente, estaríamos frente a una tragedia ecológica sin precedentes.

“Lo que estamos viendo supera incluso nuestras proyecciones más pesimistas para este siglo”, afirma con gravedad. Si las condiciones actuales de calentamiento global se mantienen, los modelos computarizados ya apuntaban a una posible extinción de la especie hacia el año 2100. Que la realidad se esté adelantando a la ficción científica es un signo inequívoco de que algo va muy mal.

Ecosistema del emperador

El pingüino emperador depende de una estructura efímera pero vital: el hielo marino estacional. Es allí donde se aparean, incuban sus huevos y crían a sus polluelos. Esta plataforma helada necesita mantenerse estable por al menos ocho meses al año, pero en las últimas décadas su presencia ha sido cada vez más errática e inconstante. Las quiebras prematuras del hielo impiden la reproducción exitosa y dejan a los polluelos expuestos a las aguas heladas antes de tiempo. Esta inestabilidad compromete directamente el futuro de cada nueva generación.

Además del derretimiento del hielo, la investigación subraya que los pingüinos están siendo afectados por una confluencia de factores ambientales. Los patrones de tormentas, nieve y lluvias han cambiado, alterando el delicado equilibrio climático que sostiene sus hábitats.

A esto se suma una mayor competencia por el alimento, ya que otras especies migran o cambian sus zonas de caza debido al calentamiento del océano. Asimismo, depredadores como los petreles, las orcas y las focas leopardo están ampliando su presencia gracias a un mar más accesible y menos cubierto por hielo.

Contar pingüinos desde el espacio

Contar pingüinos desde el espacio puede parecer una tarea improbable, pero es actualmente la única forma efectiva de evaluar su número, ya que muchos de sus lugares de cría están tan alejados que sería temerario intentar llegar a ellos por medios tradicionales.

Las imágenes satelitales permiten detectar las grandes agrupaciones que forman en el hielo, lo que ofrece una visión general del estado poblacional sin poner en riesgo a los investigadores. El último censo global hasta 2018 ya alertaba sobre una caída poblacional, aunque con signos de recuperación hacia el final de ese período. Sin embargo, este nuevo análisis, que amplía el recuento hasta 2024 en un sector más específico, indica que la tendencia descendente no solo continúa, sino que se acelera.

Phil Trathan, coautor del estudio y veterano del BAS, lanza una advertencia rotunda: “El hecho de que estemos avanzando hacia ese escenario más rápido de lo previsto sugiere que hay más elementos en juego, no solo la pérdida de hábitat”. En su opinión, la única forma de revertir esta trayectoria de colapso es estabilizar de inmediato las emisiones de gases de efecto invernadero.

Fuente: National Geographic España

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