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Bolivia registra 945 casos de violación infantil en cinco meses y medio; Cochabamba es el segundo departamento con más denuncias

Cochabamba, 20 junio 2025 (ATB Digital).— En cinco meses y medio, la Fiscalía registró 945 casos de violación a infantes, niñas, niños y adolescentes en Bolivia; Santa Cruz con 31.6%, Cochabamba 20% y La Paz 14% del total.

Maya —nombre ficticio para proteger su identidad— tiene 17 años y una herida que arrastra desde los ocho. Durante casi una década fue víctima de violencia sexual por parte de su padrastro. Cuando finalmente se atrevió a contarlo, su madre no reaccionó como esperaba. Hoy, tras un largo proceso, su agresor está en prisión preventiva.

El caso de Maya refleja una realidad que viven muchas otras víctimas. Algunas logran romper el silencio y acudir a la justicia; otras historias quedan ocultas, forman parte de la llamada “cifra negra” y nunca llegan a ser investigadas. En Cochabamba, en promedio, se reporta una denuncia por violación a infante, niña, niño o adolescente cada tres días. A nivel nacional, la cifra alcanza casi seis denuncias diarias.

Maya pidió ayuda. Fue la Defensoría de la Niñez y Adolescencia (DNA) la que formalizó la denuncia, luego de que su madre ignorara lo que ella le había contado sobre las agresiones. Por esta omisión, la Fiscalía prevé ampliar la investigación, según informó el director de la Fuerza Especial de Lucha Contra la Violencia (FELCV), Freddy Vargas, quien también confirmó que el lunes 16 de junio la Policía aprehendió al agresor, Freddy B.F., de 35 años, en una vivienda de la zona de Pairumani, en el municipio de Vinto. Al día siguiente, el martes 17, fue puesto ante un juez cautelar, que ordenó su detención preventiva en el penal de San Pablo de Quillacollo por tiempo indefinido, mientras continúan las investigaciones.

Un caso similar en Chuquisaca terminó con la máxima condena para Eulogio V.S., quien violó a su hijastra, una niña de siete años con discapacidad. La menor de edad sufrió una infección como resultado de las agresiones.

Cuando la madre intentó llevarla al médico, el autor se lo prohibió, amenazando con irse de la casa para evitar que se descubrieran los abusos. Finalmente, una cuñada detectó la situación y llevó a la niña a un centro de salud, donde se confirmó la violación.

La denuncia en este caso fue presentada en marzo de 2024 por la cuñada de la víctima. Hace pocos días, un Tribunal dictó la sentencia, que deberá cumplirse en el penal de San Roque. Durante el juicio oral, se comprobó que Eulogio V.S., de 67 años, cometió el delito de violación de infante, niña, niño o adolescente con agravantes. Por ello, se le impuso la pena máxima: 30 años de prisión.

Cifras y una realidad

La violencia sexual persiste como una grave problemática en Bolivia. En los primeros cinco meses y medio de este año, la Fiscalía recibió un total de 19.444 denuncias por distintos delitos contemplados en la Ley 348. De ellas, la mayoría —14.706 casos, equivalentes al 75.6%— corresponden a violencia familiar y doméstica. Aunque en menor proporción, las denuncias por violencia sexual también son significativas, con 4.368 reportes, que representan el 23% del total.

Estas denuncias abarcan diversos delitos: 1.232 por violación, 1.310 por abuso sexual, 945 por violación de infante, niña, niño o adolescente, 743 por estupro, 136 por acoso sexual y dos por actos sexuales abusivos.

En cuanto al delito del que fue víctima Maya —violación de infante, niña, niño o adolescente— la mayoría de los casos se concentran en el eje central del país. Según las estadísticas de la Fiscalía, hasta el 15 de junio de este año se registraron 299 denuncias en Santa Cruz, 189 en Cochabamba, 132 en La Paz, 82 en Beni, 64 en Tarija, 61 en Chuquisaca, 57 en Potosí, 33 en Oruro y 28 en Pando.

En Bolivia, la violación de infante, niña, niño o adolescente está tipificada en el Código Penal, en el artículo 308 bis. Establece que quien tenga acceso carnal mediante penetración anal o vaginal, o introduzca objetos con fines sexuales a una persona menor de 14 años, será sancionado con una pena privativa de libertad de 15 a 20 años, sin derecho a indulto. Además, el Código prevé que esta pena puede aumentar hasta 30 años en caso de agravantes, como la relación de parentesco, el uso de violencia extrema o la reiteración del delito. La ley específica que la sanción se aplica incluso cuando no existe uso de fuerza o intimidación, ni si se alega consentimiento de la víctima.

Señales

¿Cuáles son algunas señales de que una niña, niño o adolescente podría haber sido víctima de violencia sexual?

La Fundación Una Brisa de Esperanza (FUBE) compartió a través de sus redes sociales una lista de señales que pueden alertar sobre posibles casos de violencia sexual en niñas, niños y adolescentes. Pueden manifestarse en diferentes ámbitos: emocional, físico, sexual y conductual.

Señales emocionales: agresividad, pesadillas, sentimientos de culpa y vergüenza, aislamiento social, ansiedad o depresión, baja autoestima, rechazo hacia el propio cuerpo, miedos excesivos o fobias y temor a dormir solos (miedos nocturnos).

Señales físicas: lesiones en la zona genital, fisuras o laceraciones rectales, dolor abdominal, rectal o al orinar, anorexia o trastornos alimentarios, enuresis (orinarse mientras duerme), encopresis (incontinencia fecal), secreciones anormales en el pene o flujo vaginal, enfermedades de transmisión sexual y embarazo.

Señales sexuales: masturbación compulsiva, conocimiento sexual inapropiado para la edad, juegos sexuales repetitivos o explícitos, exhibicionismo, curiosidad sexual exagerada, confusión o problemas de identidad sexual, juegos sexualizados con muñecos y conductas hipersexualizadas.

Señales conductuales: autolesiones, pensamientos o intentos suicidas, huir de casa, hiperactividad o retraimiento repentino, bajo rendimiento escolar inesperado, negativa a asistir a clases, miedo a quedarse a solas con ciertas personas o en determinados lugares e incomodidad ante muestras físicas de afecto, como los abrazos.

¿Dónde acudir?

La denuncia es fundamental. Para FUBE, representa una herramienta clave para erradicar la “cultura de silencio”, apoyar el proceso de recuperación de las víctimas, garantizar que los delitos no queden impunes y prevenir que la persona agresora continúe cometiendo actos de violencia, ya sea contra la misma víctima u otras niñas, niños o adolescentes.

Si has sido víctima de violencia sexual o conoces un caso, puedes acudir a la Defensoría de la Niñez y Adolescencia (DNA), a la Fuerza Especial de Lucha Contra la Violencia (FELCV), a la Fuerza Especial de Lucha Contra el Crimen (FELCC) o a la Fiscalía. También puedes buscar apoyo en instituciones que brindan acompañamiento legal y emocional a las víctimas, como FUBE, la Fundación Voces Libres, entre otras.

Fuente: Opinión

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