Mundo, 14 de ago 2025 (ATB Digital) .- Los asfaltos autoreparables son mezclas de pavimentación diseñadas para repararse por sí mismas cuando aparecen microgrietas, lo que ayuda a prolongar su vida útil sin necesidad de intervención humana inmediata. Este tipo de tecnología surge como respuesta al desgaste natural que sufren las carreteras por el tráfico, la lluvia, los cambios de temperatura y otros factores ambientales.
Dos caminos hacia la autoreparación: bacterias y calor
Hoy existen dos grandes enfoques en el desarrollo de asfaltos que se curan solos, cada uno con mecanismos y aplicaciones distintas.
Método bacteriano: cuando la lluvia activa el proceso
Este enfoque utiliza bacterias especiales que se incorporan directamente en la mezcla asfáltica. Algunas especies como Bacillus pseudofirmus o Sporosarcina pasteurii tienen la capacidad de producir carbonato de calcio cuando entran en contacto con agua, como la lluvia.
Imaginemos que la carretera es como una piel que se agrieta. Cuando llueve, estas bacterias despiertan y «cosen» esas grietas desde adentro, depositando material que las sella.
El agua es el desencadenante principal, ya que es lo que activa a las bacterias. El calor ambiental, en climas templados o cálidos, no inicia el proceso por sí mismo, pero acelera la actividad biológica, haciendo que la reparación sea más rápida.
Este sistema ha sido probado en laboratorios y también en campo. Por ejemplo, investigadores de la Universidad Tecnológica de Delft, en los Países Bajos, han liderado varios estudios donde se observa una mejora significativa en la durabilidad del pavimento.
Calentamiento por inducción: curar con tecnología y acero
En este segundo enfoque, el asfalto se refuerza con fibras de acero u otros materiales conductores. Cuando aparecen fisuras, se aplica un campo electromagnético desde un dispositivo externo, generando calor por inducción. Este calor funde ligeramente el aglutinante del asfalto, que vuelve a fluir y sella las grietas.
Es como si pasáramos una plancha caliente sobre una prenda arrugada: el material vuelve a unirse, eliminando los daños.
En este caso, el calor es el elemento clave, mientras que la lluvia no participa directamente en la reparación. Sin embargo, la humedad ambiental podría influir en la eficiencia del proceso, por lo que sigue siendo una variable a considerar.
Dónde se están utilizando estos asfaltos
En los Países Bajos, pioneros en esta tecnología, se han implementado carreteras con asfalto autoreparable desde el año 2010. Proyectos liderados por Erik Schlangen han demostrado que, aunque el costo inicial del material es aproximadamente un 25% más alto, su vida útil se duplica. Esto implica importantes ahorros en mantenimiento, con estimaciones de hasta 90 millones de euros anuales.
Por otro lado, las pruebas con bacterias están en fases más experimentales, pero muestran gran potencial en países asiáticos como China, Japón y Corea, donde las condiciones climáticas y la necesidad de infraestructura duradera impulsan la investigación aplicada.
El papel de la lluvia y el calor en estos procesos
Lluvia
La lluvia es un aliado natural del método bacteriano. El agua que penetra en las grietas permite que las bacterias hagan su trabajo. Pero también puede ser un obstáculo para otros sistemas: si el agua no se gestiona adecuadamente, puede impedir el sellado eficiente en métodos como el de inducción.
Calor
El calor funciona como acelerador universal. En el método bacteriano, mejora la velocidad de reacción de las bacterias; en el de inducción, es directamente la herramienta de reparación. Investigaciones indican que temperaturas de entre 30 y 70 °C favorecen la reparación, especialmente en climas cálidos y húmedos.
Investigación y desarrollo en curso
El camino hacia la adopción masiva de estos asfaltos no está exento de desafíos. Se está trabajando en protocolos de estandarización, evaluación de impactos medioambientales y compatibilidad con vehículos eléctricos y sensores inteligentes.
Una de las líneas más interesantes es el desarrollo de tecnologías híbridas, que combinen ambos métodos para adaptarse mejor a climas variables. Imaginemos una carretera que, cuando llueve, activa bacterias para sellar grietas, y cuando el sol calienta, refuerza esa reparación con microinducción automática.
Estudios recientes publicados en MDPI y Springer también exploran el uso de microondas y nanopartículas para mejorar la eficiencia del calor aplicado, lo que podría reducir aún más los costos operativos.
Beneficios a largo plazo
El uso de asfaltos autoreparables apunta a un modelo de infraestructura más sostenible, no solo por la reducción de costos de mantenimiento, sino también por la disminución de emisiones de CO2, al evitar obras frecuentes y el uso de maquinaria pesada.
Con estos materiales, se podría lograr una red vial que funcione como un organismo vivo: se adapta, se repara y resiste mejor al paso del tiempo.
Fuente: WWWHATSNEW