Mundo, 15 de agosto 2025 (ATB Digital).- La cocina de la academia de Gordon Ramsay en Bishopsgate fue el escenario de un encuentro singular entre el chef británico y Tom Holland, donde la comida fue solo el punto de partida para una conversación donde el espíritu de James Bond sobrevoló la mesa.
El encuentro comenzó en clave de humor: “¿Qué sucede cuando Spider-Man y un Iron Man se reúnen? Hacemos sándwiches”, bromeó Ramsay mientras Holland, preparado para evitar nuevas acrobacias accidentadas, recordaba el día en que se rompió la nariz en Colombia tras un backflip.
El trabajo en equipo en la cocina dio pie a anécdotas y una preparación detallada de un sándwich de pollo frito con marinada a base de suero de leche, jalapeños y un toque especial de mostaza, resaltando la importancia de crear combinaciones audaces, casi tanto como un cóctel de James Bond.
El sueño de Bond
El momento más esperado de la charla surgió casi al final, cuando Ramsay abordó el tema directamente: “¿James está en tus planes para el futuro en el cine?”. Holland, entre risas y alusiones a martinis, cambió el tono y admitió: “Toda la especulación la vamos a mantener al mínimo, por ahora. Pero para cualquier joven actor británico, sería lo máximo”.
Sin ocultar la ilusión, reconoció que encarnar a James Bond sería el punto más alto de su carrera: “Ya me considero el chico más afortunado del mundo, pero ser Bond es el sueño de cualquiera en la industria”.
Familia, disciplina y resiliencia
Entre la preparación del sándwich y las confidencias profesionales, Holland recordó sus inicios, muy alejados del glamour propio de Bond o de Hollywood. Compartió que nunca aspiró a ser actor; su vocación inicial era el baile y la interpretación. Su ingreso al musical Billy Elliot fue casual y, tras dos años de audiciones y clases de ballet, obtuvo el papel casi por azar. “Mis padres solo pensaban que era una gran oportunidad para aprender nuevas habilidades”, contó.
La entrevista también exploró la conexión familiar: el rol inspirador de su hermano Sam, chef profesional, y la importancia de las cenas cotidianas sin móviles ni televisores. “Esa hermandad es esencial, discutíamos y nos reíamos en la mesa noche tras noche”, afirmó Holland, recalcando que sus raíces y los valores familiares lo mantienen centrado, incluso cuando la fama se intensifica.
Equilibrio, viralidad inesperada y diversión
Ramsay elogió la capacidad de Holland para encontrar equilibrio entre el trabajo y la vida personal, algo que el actor atribuyó al parón obligado por la pandemia: “El confinamiento me hizo darme cuenta de la importancia de la vida personal”. Reveló además que, lejos del glamour, le encanta experimentar con recetas siguiendo los videos de Ramsay, aunque reconoce, entre risas, que es su hermano quien suele salvar la cena en casa.
La conversación evocó también el fenómeno viral de la Lip Sync Battle, una presentación inesperada por la que muchos lo reconocen más que por sus películas. “De todo en lo que he puesto sangre, sudor y lágrimas, eso es lo que se recuerda. Nunca es Spider-Man… siempre es el Lip Sync”, reconoció sorprendido.
Sabor y complicidad en la mesa
La jornada terminó con la cata del sándwich frito, donde Ramsay y Holland celebraron la textura extra crujiente, el sabor atrevido y el punto justo de frescura. Un momento distendido, lleno de bromas sobre los cócteles de Bond y una invitación para buscar nuevas aventuras culinarias, puso el broche final al encuentro.
Entre sándwiches, anécdotas y aspiraciones, Holland demostró que incluso el potencial nuevo James Bond sabe apreciar el valor de las pequeñas cosas: un buen plato, el respaldo familiar y la capacidad de reinventarse sin perder el sabor auténtico de la vida.