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Hallazgo extraordinario: descubren en Argentina un dinosaurio con restos de su última comida fosilizada

Mundo, 24 de septiembre 2025 (ATB Digital).- Mientras el gran dinosaurio Tyrannosaurus rex acechaba la América prehistórica, un depredador muy diferente merodeaba por la antigua Argentina: el recién descubierto megaraptor Joaquinraptor casali.

Cuando los paleontólogos excavaron el dinosaurio, hicieron un hallazgo tentadorEntre sus enormes mandíbulas se encontraba el hueso del brazo de un cocodrilo del Cretácico. El descubrimiento ofrece una visión de lo que pudo haber sido la última comida del carnívoro hace unos 70 millones de años.

“El comportamiento fosilizado, si es que realmente se trata de eso, es tan poco frecuente que hay que celebrarlo cuando ocurre”, señala Matthew Lamanna, paleontólogo del Museo Carnegie de Historia Natural de Pittsburgh y Explorador de National Geographic.

Además del cráneo del megaraptor, el equipo de Lamanna también desenterró sus brazos, partes de sus piernas, algunas costillas, vértebras y otras piezas petrificadas. 

Estiman que el Joaquinraptor medía más de 7 metros de largo y pesaba más de una tonelada. Probablemente atrapaba a sus presas con su hocico alargado y las arrebataba con sus robustos brazos, provistos de unas impresionantes garras largas y curvas. Lamanna y sus colegas describieron la nueva especie el martes 23 de septiembre de 2025 en la revista Nature Communications.

El Joaquinraptor, a pesar de estar representado solo por un esqueleto parcial, se encuentra entre los megaraptores más completos que se han encontrado hasta ahora. Encontrar uno de estos raros dinosaurios con una posible presa aún entre sus mandíbulas es aún más inesperado. Los fósiles que revelan lo que comían los animales prehistóricos son poco comunes. Cuando aparecen, proporcionan pistas importantes sobre la vida y la ecología de las especies extintas

Los paleontólogos han visto esto algunas veces antes, como en los tiranosaurios con gusto por los muslos y un mosasaurio con trozos de pescado en sus entrañas. Los dientes afilados nos indican que los megaraptores comían carne, pero estos restos conservados nos muestran qué había en el menú.

Cómo eran los dinosaurios del género Megaraptor

En 2019Lucio Ibiricupaleontólogo del Instituto Patagónico de Geología y Paleontología de Argentina, estaba explorando las rocas cretácicas de la provincia de Chubut, en el centro de la Patagonia, en busca de nuevos yacimientos fósiles. Durante la búsqueda, su colega Bruno Álvarez vio un pequeño fragmento de hueso que sobresalía de la roca. El lugar parecía prometedor, por lo que unos meses más tarde los investigadores regresaron para descubrir con cuidado lo que se escondía en su interior.

“En ese momento, nos dimos cuenta de que el descubrimiento era uno de los más importantes para el equipo“, recuerda Ibiricu. Los huesos del cráneo y los brazos no dejaban lugar a dudas de que el fósil pertenecía a un megaraptor, un enigmático grupo de dinosaurios depredadores que vivieron en la Asia, Australia y Sudamérica prehistóricas.

Estos dinosaurios han desconcertado a los paleontólogos desde que se nombró el género Megaraptor en 1998. Como su nombre indica, son más grandes que los llamados “raptores”, como el Velociraptor, del tamaño de un pavo. Estos dinosaurios tenían hocicos largos y bajos y brazos robustos con garras grandes e intimidantes. Los paleontólogos plantean la hipótesis de que eran parientes cercanos de los tiranosaurios, pero prosperaron en hábitats donde estos no estaban presentes. Hasta la fecha, la mayoría de las especies de megaraptores solo se conocen a partir de restos fragmentarios.

“Los megaraptores son un misterio principalmente porque la mayoría de sus fósiles están muy deteriorados”, afirma Lamanna. Los fósiles están “lo suficientemente completos como para mostrarnos que estos extraordinarios dinosaurios depredadores existieron, pero no lo suficientemente completos como para decirnos mucho sobre ellos”.

Si bien los primeros megaraptores datan de hace unos 132 millones de años, el Joaquinraptor fue uno de los últimos. Vivió hace entre 70 y 66 millones de años, al final del Cretácico, antes de la extinción provocada por un asteroide que puso fin al apogeo de los dinosaurios.

“El nuevo descubrimiento ofrece interesantes novedades sobre la supervivencia de los dinosaurios megaraptoridos hasta el final del Mesozoico”, celebra Fernando Novas, paleontólogo del Museo Argentino de Ciencias Naturales Bernardino Rivadavia. Novas descubrió anteriormente el megaraptor Maip macrothorax, también en Argentina, pero no formó parte del equipo que descubrió al Joaquinraptor. La nueva especie, señala, indica que los megaraptores eran numerosos y diversos en América del Sur hasta el final del Cretácico.

¿La última cena de los dinosaurios?

El Joaquinraptor era sin duda un superdepredador que cazaba en los bosques del interior del sur de Argentina. Pero, ¿realmente se estaba comiendo un cocodrilo justo antes de morir?

Es posible que el hueso del cocodrilo acabara entre las mandíbulas del megaraptor por casualidad. Pero si la corriente hubiera mezclado los restos de múltiples criaturas, el yacimiento fósil habría sido un caos. En cambio, los huesos del brazo del Joaquinraptor se encontraron parcialmente articulados, muy juntos y algunos aún conectados. La posición casi natural de estos huesos sugiere que la corriente de agua que enterró el fósil no era particularmente fuerte y, por lo tanto, es menos probable que haya arrastrado otros huesos de los alrededores.

Según el equipo, los estudios siguen en curso, pero la forma en que quedaron los huesos del dinosaurio sugiere que el cocodrilo era su presa y no un hallazgo fortuito. Pero si se trata solo de una coincidencia, “entonces la madre naturaleza nos está gastando una broma cruel a Lucio, a mí y a nuestros coautores, porque hay varias cosas muy extrañas en esta asociación entre el dinosaurio y el cocodrilo”, bromea Lamanna.

Ibiricu añade que no se encontraron otros huesos además del fémur del cocodrilo cerca del Joaquinraptor, lo que aumenta las posibilidades de que el dinosaurio fuera efectivamente enterrado con su última comida.

“Este es un aspecto sensacional del descubrimiento”, agrega Novas, “y me imagino que puede constituir una instantánea fotográfica de la interacción ecológica entre dos grupos depredadores diferentes”.

El mes pasado, Novas y sus colegas describieron un nuevo cocodrilo del Cretácico tardío llamado Kostensuchus atrox, procedente de capas rocosas que datan aproximadamente de la misma época que el Joaquinraptor, lo que lo convierte quizás en el tipo de cocodrilo que se convirtió en un bocado en la boca de este megaraptor.

Fuente: National Geographic

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