La Paz, 5 de oct 2025 (ATB Digital) .- Teatro Feroz estrena su propuesta ganadora del Focuart en la Cinemateca Boliviana y prepara el viaje de ‘Mestizaje Salvaje’ a Portugal.
Teatro Feroz se prepara para estrenar «La Paz – Performática», una propuesta escénica que rompe con las convenciones tradicionales del teatro para sumergir al público en un viaje sensorial por la identidad paceña. La obra, creada y dirigida por Samadi Valcarcel, ganadora del Fondo de Fomento a las Artes y la Cultura (Focuart) otorgado por la Secretaría de Culturas de La Paz, se presentará el miércoles 8 y jueves 9 de octubre a las 19:30 en la Cinemateca Boliviana.
«Es un viaje escénico, sensorial y colectivo por los distintos latidos de la ciudad maravilla, de la ciudad de La Paz. La idea era generar un viaje sensitivo más que una dramaturgia tradicional. Queríamos una dramaturgia más de estados, de sentidos, un espacio de acontecimiento más que una representación», explica Valcarcel sobre esta obra que comenzó a gestarse en agosto de este año.
Un recorrido inmersivo por La Paz
Lo que distingue a «La Paz – Performática» de otras propuestas teatrales es su formato inmersivo. El público no permanece en butacas contemplando una escena lejana; por el contrario, se convierte en parte activa del acontecimiento escénico. «Esta obra es un recorrido donde la gente no está sentada, la obra sucede entre el público. Ahí aparecen los personajes principales que van caminando por entre la gente mientras al mismo tiempo vamos viendo audiovisuales de La Paz», detalla la directora.
La obra se estructura en cinco cuadros que transitan por diferentes épocas y aspectos de la ciudad. El primer cuadro presenta La Paz actual, pero desde una mirada mágica y onírica. «Estamos generando un cuento de introducción a La Paz, un cuento onírico donde representamos la urbe desde un pensamiento más mágico y nos preguntamos cómo es posible que los paceños tengamos pulmones para volar pero no así alas. Ese es el puntapié para darnos cuenta de dónde están las alas de los paceños en estas subidas, en estas bajadas», reflexiona Valcarcel.
El lenguaje cotidiano paceño también forma parte fundamental de la dramaturgia. «Usamos muchos dichos que tenemos como el ‘ahorita’, que van apareciendo en este cuento», añade.
Memoria, deporte y resistencia
El segundo cuadro se adentra en el corazón de la ciudad: sus habitantes. Los personajes típicos paceños cobran vida mientras el público es rodeado por proyecciones audiovisuales de la ciuddad. La obra también dedica un espacio al fútbol, ese deporte que une pasiones y genera identidad colectiva. «Estamos recordando lo que fue en 1994, cuando Bolivia gana y se va al Mundial. Estamos un poco reviviendo ese gol de Ramallo, escenificado también y jugamos con la gente un partido de fútbol tratando de revivir lo que fue el gol», cuenta Valcarcel con entusiasmo.
Pero el viaje no se queda en la celebración deportiva. La obra también aborda episodios oscuros de la historia boliviana. «Pasamos a otra época más pensada en la época de la dictadura, donde hablamos un poco de lo que fue la época de los desaparecidos. Principalmente nos enfocamos en Marcelo Quiroga Santa Cruz y sus discursos, los últimos dos discursos que dio, tratando de entender qué nos quería decir con ellos», explica la directora, subrayando la importancia de la memoria histórica.
El cierre de la obra propone una experiencia única. «Terminamos la obra con una cueca con ojos cerrados. La gente va a poder aprender los tres pasos básicos de la cueca, la idea es que todos podamos bailar la cueca con ojos cerrados y esa es nuestra forma de entender que cuando bailamos volamos los paceños», describe Valcarcel sobre este momento final que busca conectar el baile tradicional con la identidad colectiva.
Un equipo multidisciplinario
«La Paz – Performática» reúne a diez actores en escena y cuenta con un equipo técnico especializado. La composición musical original es de Nebai M. Rios Miranda, mientras que el trabajo de mapping, proyecciones y audiovisual está a cargo de Israel Alberto. «Tenemos como tres meses de ensayos más o menos, donde estamos queriendo ahora sí presentar y estrenar esta obra», señala Valcarcel.
El proceso de creación no estuvo exento de desafíos. «Siempre cuando uno plantea hacer una obra donde lo que prima es generar un acontecimiento y donde se entrelaza la memoria, la música y el cuerpo, y la dramaturgia no pesa, es complejo porque hay que sostener», reconoce la directora. Y añade: «La gente, estamos acostumbrados, por lo menos nosotros de teatro paceño, a que sea la palabra la que nos envuelve, nos lleve de un lado al otro y nos haga pensar. Pero cuando hacemos una obra pensada en los sentidos, en lo espacial, en el movimiento y en la dramaturgia de la música, la dramaturgia del audiovisual y de los cuerpos, ahí el trabajo es principalmente en el espacio con las personas y con estas técnicas tan específicas».
Otro desafío importante fue integrar a un elenco diverso. «Con los actores con los que estamos trabajando vienen de distintas escuelas. Algunos son muy jóvenes que han empezado o están empezando en el teatro, otros ya vienen de otra escuela un poco más elaborada donde ya han trabajado texto y demás, y también tenemos bailarines dentro de la obra», explica Valcarcel. «Ha sido ese trabajo de fusionar cuerpos, lenguajes y generar un solo lenguaje que ha sido lo más complejo, creo, en el momento de la creación de esta obra».
Un espacio no convencional
La elección de la Cinemateca Boliviana como sede tampoco fue casual. «Esta obra no está pensada en un espacio escénico propiamente, porque la idea es que la gente esté caminando. No queríamos butacas ni nada, y los teatros en general nos ofrecen butacas y no nos ofrecen un espacio donde la gente pueda transitar», explica Valcarcel sobre la búsqueda de un espacio alternativo.
El segundo piso de la Cinemateca resultó ser el lugar ideal. «Conocía ese espacio que había presentado alguna vez alguna obra de teatro, que es en el segundo piso de la Cinemateca. Fuimos a hablar con la persona encargada de la Cinemateca y nos dijo que sí, que no había problema, que no tenía fechas», relata la directora sobre cómo se concretó esta alianza.
‘Mestizaje Salvaje’ viaja a Portugal
Pero las buenas noticias para Teatro Feroz no terminan con el estreno de «La Paz – Performática». El sábado 11 y domingo 12 de octubre a las 20:00 horas en Casa Grito, el grupo repondrá «Mestizaje Salvaje», la obra que llevará a Bolivia al III Festival Eufémia: Género, Memoria y Resistencia en Escena, que se realizará en noviembre en Lisboa, Portugal.
«Recientemente nos enteramos que fuimos seleccionados para ‘Mestizaje Salvaje’, para participar del Tercer Festival Eufemia, Género Memoria y Resistencia. De 400 personas que se postularon a nivel mundial, fuimos elegidos para participar en este festival», celebra Valcarcel. «Antes de viajar a Lisboa, representando a Bolivia, estamos reponiendo esta obra, por eso la Escuela de Espectadores nos dijo que sería bueno que la volvamos a presentar».
«Mestizaje Salvaje» es una obra profundamente personal que nació durante la estancia de Valcarcel en Buenos Aires, donde estudió teatro e hizo una especialización en teatro de objetos, nuevos medios e interactividad en el IUNA (Universidad Nacional de Arte). «Viviendo ya siete años allá en Buenos Aires, estaba cuestionándome mi situación de migrante y mi identidad como boliviana. A partir de este cuestionamiento es que empecé a darme cuenta que había una ruptura en mí», confiesa la artista.
La obra fusiona lo andino con lo punk, explorando el concepto de mestizaje desde una perspectiva crítica y visceral. «Tenía por un lado esa parte andina de mis abuelos, de mis viajes. Mis abuelos vienen de Pelechuco, por ejemplo, y por otro lado tenía ese lado más punk, más contemporáneo y más rupturista», explica Valcarcel sobre las dos fuerzas que conviven en la propuesta.
El marco teórico de «Mestizaje Salvaje» se sustenta en el trabajo de Silvia Rivera Cusicanqui. «Empecé a investigar sobre Silvia Rivera Cusicanqui, que nos habla del cuerpo ch’ixi, y que habla sobre qué significa el mestizaje como ni blanco ni negro, sino como esta unión entre estas identidades. Hay una palabra que es pa’ chuyma, que es doble entraña. Dentro de la obra hablamos de esta doble entraña, de estas dos identidades que conviven, son una en un mismo cuerpo», detalla la directora.
La obra, que dura aproximadamente 55 minutos, es altamente interactiva y combina biodrama, música punk, proyecciones y danza. «Es una obra muy personal, diría yo, de las más personales, porque yo nunca muestro las fotos de mi familia ni nada por el estilo. En este caso sí tiene ese lado», admite Valcarcel sobre la intimidad que caracteriza esta propuesta que ya se presentó en Buenos Aires en 2019 y posteriormente en La Paz.
Con estos dos montajes, Teatro Feroz confirma su apuesta por un teatro experimental, político y profundamente arraigado en la reflexión sobre la identidad boliviana y paceña, demostrando que es posible crear propuestas escénicas contemporáneas que dialoguen con la memoria colectiva y las urgencias del presente.
Fuente: La Razón