Mundo, 10 de oct 2025 (ATB Digital).– Un grupo de científicos del BARKS Lab, de la Universidad Eötvös Loránd en Hungría, está desarrollando una investigación pionera con un objetivo tan fascinante como controvertido: determinar si los perros podrían llegar a hablar. El proyecto busca conocer qué capacidades cognitivas y anatómicas poseen los canes para producir sonidos similares al habla humana y cuáles son sus límites.
El equipo, liderado por el doctor Tamás Faragó, considera que estudiar la comunicación canina puede ofrecer nuevas pistas sobre la evolución del lenguaje humano. Según el investigador, “puesto que no podemos recrear las condiciones en las que surgió el lenguaje humano, los modelos comparativos son esenciales. Estudiar cómo la domesticación influyó en las habilidades comunicativas de los perros puede ayudarnos a entender los primeros pasos hacia el habla en nuestra especie”.
Los científicos del BARKS Lab explican que su trabajo no busca convertir a los animales en mascotas parlantes, sino desentrañar los mecanismos cognitivos y neurológicos implicados en la comunicación. Para ellos, los perros representan un modelo ideal por su cercanía al ser humano y su capacidad para interpretar gestos, tonos y órdenes verbales con notable precisión.
Los perros comprenden más de lo que se cree
Según las observaciones del laboratorio, los canes muestran una comprensión auditiva compleja: reconocen su nombre, reaccionan a determinadas palabras y diferencian tonos de voz. Incluso pueden distinguir idiomas o identificar a su dueño solo por su timbre. Estas habilidades sugieren que los perros asocian sonidos con significados y poseen una memoria verbal más desarrollada de lo que se pensaba.
Sin embargo, el principal obstáculo no reside en su entendimiento, sino en su anatomía. Los investigadores han comprobado que los perros pueden controlar los movimientos de la laringe y generar distintos sonidos, pero su aparato vocal carece de la estructura necesaria para articular palabras. Aun así, esa flexibilidad laríngea indica que podrían emitir vocalizaciones parecidas al habla.
Falta de “motivación evolutiva”
Una de las hipótesis más destacadas del estudio es que el lenguaje humano surgió como herramienta para la cooperación social compleja. Los perros, en cambio, ya dominan la coordinación en grupo sin necesidad de palabras. Su comunicación mediante gestos, miradas o sonidos les permite integrarse y colaborar con eficacia dentro de una manada o con humanos.
Por esta razón, los expertos creen que los perros no han desarrollado el lenguaje articulado porque su evolución no lo requirió. Poseen el “hardware” y parte del “software” necesarios, pero no la motivación evolutiva. Su conexión con las personas se basa en la interpretación mutua, y esa forma de comunicación no verbal les resulta suficiente.
El estudio, publicado en la revista Biología Futura, también plantea consideraciones éticas. Los científicos advierten de que intentar hacer hablar a un perro podría alterar su comportamiento natural y generar una reacción de rechazo en las personas, un fenómeno similar al llamado “valle inquietante”, que se produce cuando un robot o un ser no humano imita demasiado a los humanos.
Fuente: El confidencial