La Paz, 25 may 2018 (ATB Digital).- Son las siete de la mañana y María del Carmen retoma sus estudios en la Universidad Mayor de San Andrés, UMSA. Aunque lleva el mismo rostro emocionado de los estudiantes de primer año, el suyo tiene una característica especial: está retomando los estudios que hace cinco años abandonó cuando debió acudir a una sala de maternidad para tener su primer hijo, sin embargo, no es el único caso.
La estadística de la UMSA revela que una de cada tres estudiantes deja su carrera por embarazos en plena etapa universitaria.
Jaime Grájeda, ejecutivo de la Federación Universitaria Local, (FUL) calcula que en la actualidad puede haber 3.500 jóvenes en esa condición.
Testimonios recogidos entre los alumnos indican que son pocos los que no han tenido alguna vez una compañera de universidad embarazada o que haya sido mamá.
De la noche a la mañana, mientras se preparaban para un examen final o hacían alguna disertación, estas estudiantes se enteraron de que tenían a un hijo en su vientre, y tuvieron que alistarse para un nuevo rol.
Es probable que, como María del Carmen, no hayan abandonado su proyecto de ser profesionales.
Como respuesta a esta problemática la UMSA creó tres centros infantiles, con el propósito de ayudar a madres universitarias con hijos menores de cinco años.
En los centros atienden diariamente a 260 niños, mientras las madres van a las aulas.
María del Carmen no los usa porque tiene familiares quienes cuidan de los niños (el mayor de cinco años que tuvo mientras estudiaba y un hijo de un año que nació después), pero sí lo hacen otras compañeras de Universidad que intentan sobreponerse a la circunstancia de ser madre sin haberlo planeado.
Alicia, por ejemplo, llega todas las semanas con su pequeña hija de tres años. Ambas con mochila en la espalda, pasean el campus universitario antes de llegar al jardín de la Facultad de Humanidades, el centro infantil MÁ WAWAKI (un solo niño). Tras confiarla a las niñeras, corre a las clases de su carrera de lingüística. Mientras el profesor le habla de Chomsky y Saussure, su niña recibe una atención personalizada e integral del programa estudiantil de la UMSA.
En la gestión pasada, la UMSA otorgo 4.187 nuevos títulos académicos, el 56% de ellos, a mujeres. Sin embargo, al sexo femenino corresponde las cifras más elevadas de abandono en esta casa superior de estudios.
En otras instituciones de América Latina la preocupación de las autoridades universitarias es la deserción por rendimiento académico o problemas financieros. En la UMSA es por los embarazos inesperados.
Trabajo Social es una de las carreras donde postula la mayoría de estudiantes mujeres. De las 40 inscritas, solo 23 pasan clases. El resto se nota en el ausentismo de las sillas vacías.
Pero insisten en su sueño. María del Carmen, por ejemplo, tomó una sola materia este año y pasa clases de 7 a 9 de la mañana en la carrera de Trabajo Social. Cuando sale se dirige a su hogar a cocinar y limpiar. Aprovecha la noche para repasar y realizar los trabajos de la universidad.
No todas las estudiantes que se ven en la necesidad de dejar sus carreras para atender a sus hijos, persisten en la idea de retomar sus estudios más adelante. Algunas abandonaron esa posibilidad; otras retornaron cuando la edad de sus niños se los permitió.
Pero quienes transitan por el campus universitario pueden observar a madres docentes y estudiantes pasando clases, en una demostración de que ser madres no es impedimento sino más bien un incentivo para culminar una carrera universitaria.
María del Carmen y Alicia coinciden en que, hoy por hoy, el rol más importante de una mujer no solo es madre, sino una profesional universitaria.
Centros Infantiles Universitarios
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Ricardo Pereyra / ATB La Paz